MI ADICCIÓN.✔

CAPÍTULO 36.

BRUNO D'ANGELO.

Hasta ahora puedo darme cuenta que las pesadillas han desaparecido a pesar de no tener a la mujer que amo durmiendo a mi lado, de sentir que no estoy más sólo por que la tengo a ella. Creo que estar más enfocado en la familia y tratar de recuperarla es lo que ayuda a que estás desaparezcan. Todo por lo que estoy pasando sirve de algún modo para ahuyentarlas para que no me sigan haciéndome mal durante mis noches de sueño, donde puedo descansar y seguir siendo yo, donde me mentalizo en seguir intentando una vez más sin rendirme; sólo por ellos. Es tan nuevo como sorprendente todo ésto, y lo amo.

— No puedo creer que tú seas mi hijo; eres tan dulce y especial, mi dulce y tierno Bastian. No quiero que tú te encuentres en peligro por mi culpa, esa sería mi condena de por vida si algo les pasa a ti y a la linda mujer que te dio la vida. La que nos dio la vida a ambos.– tener a mi hijo entre mis brazos es lo más hermoso que me pudo pasar, he estado con él más de lo que acordamos Alana y yo; pero es que no lo puedo evitar, lo amo así como también es la excusa perfecta para verla a ella. Logró ver su rostro cuando me ve junto a nuestro hijo, sus sentimientos hacía mi los reprime de tal manera que me hiere por su indiferencia que cree que nos hace bien a ambos. Pero sin embargo respeto su decisión, la amo y no creo ésto sea fácil aunque tampoco imposible.

Colocó a Bastian en su cuna cuando sus preciosos ojos azul celeste se han cerrado en un profundo sueño. Me siento cerca de ésta y mis pensamientos vienen al instante, todo ésto me agobia y es por ello que trato de pensar en la solución para terminar mis problemas y estar junto a mi familia.

Tambien puedo afirmar que Alana ha cumplido con todo lo que hemos acordado en la fiesta de cumpleaños de Bastian, la cercanía con el bastardo de Alfred ha cesado, o eso es lo que he presenciado.

Espero que no sé enteré que la veo de lejos, eso sería otra de las cosas que afectaría lo poco que llevamos en avance. La comunicación nula que tenemos es lo mejor que puede atreverse a darme, y aunque no me agrada del todo me tengo que abstener para no secuestrarla de nuevo y hacerle saber que es mía aunque se resista. Eso ya no se podría hacer más, Bastian está en nuestras vidas ahora para hacerlas mejor. He cambiado pero sin dejar de ser él mismo Bruno controlador y posesivo; muy propio de él aunque esos sentimientos los ocultaba antes.

Alana para no ser italiana tiene carácter, y eso me encanta. Me hace desearla más y estar jodidamente atado a ella. Hoy más que nada me pone más loco por ella, me ha demostrado ser una mujer fuerte que salió adelante cuando un italiano idiota la rechazó y no quiso escucharla aún sabiendo que le daría un hijo.

— Eres tan idiota Bruno.– digo para mis adentros recordando todo de aquel día.

Me he puesto a pensar y cuestionarme duramente en que momento quede tan perdido por esa ardiente pelirroja, ese día en la cafetería donde fue nuestro primer encuentro; quiero creer que sólo fue atraccion sin llevar más a nada, pero no fue así. Conforme más la fui conociendo una vez la lleve junto a mi a Italia; fue mas fuerte ese sentimiento hasta que se convirtio en amor puro, aquel día fue amor a primera vista disfrazándolo de impresión por su belleza y atracción. Pero yo por muchas de las cosas que mi conciencia, alma y cuerpo cargaban termine por arruinar aquello que había iniciado con una mujer, la primer mujer que dejaba que me tratara como se le diera en gana, que me entendía en mis días de mierda; que con sólo una mirada lograba su cometido. Desde el primer encuentro sabía a la perfección que había encontrado a mi musa, a mi diosa para reinar en el olimpo.

Y hoy aquí estoy como idiota rogando su perdón por sobre todas las cosas para que vuelva a mi lado sin importarme proteger mi vida antes. Esa misma musa ardiente como el fuego me ha dado otra de las razones por las que luchar, un hijo que jamás creí posible en mi vida por todas las mentiras de aquella mujer por querer someterme a su lado.