MI ADICCIÓN.✔

CAPÍTULO 26.

ALANA COLLINS.

—...Estoy embarazada.– su rostro serio y sin ningún gesto en el que caracterice alguna emoción, pasa a estar atónito de inmediato.

La noticia le ha caído de sorpresa.

— Tienes exactamente el mes. Justo el  mes en el que te encontré junto a Stefan demasiado feliz. Es casi probable que él sea tú amante y el futuro padre de ese bebé, ¿no es así?– lo desconozco por completo, su mirada esta cargada de furia, la misma que una vez me miraba con... Ni siquiera sé que es lo que él siente por mi.

Probablemente nada.

— ¡No Bruno! Tengo poco más del mes de gestación, seguramente dos meses ya. Por que te es tan difícil creerme, estás negando a tú propio hijo con un ¡carajo!– grito más del dolor por su indiferencia que por impotencia.

— El día que los vi juntos me lo dice todo, sus manos estaban entrelazadas como si se conocieran de siempre. Eso es suficiente para mi para no creerles a ambos. Ustedes dos me han estado viendo la cara y no se atrevan a negarlo, Alana.– dice como si nada.

Guardo silencio ante esas crueles y duras palabras. No paro de llorar pero tengo que confesarle mis sentimientos antes de que cualquier otra cosa pase.

— Te amo Bruno, el sentimiento ha crecido y no hay como revertirlo, tal vez pienses que soy tan estúpida pero... ya ha sucedido.– digo de tajo hecha un mar de lágrimas y él ante eso se muestra serio sin un ápice de empatía o sentimiento que lo llegue a ablandar.

— Ese sentimiento sólo es tuyo, el cual de parte mía no puede ser correspondido. Y agradezco enormemente que no lo haya hecho, por que de haberlo hecho ahora mismo estaría totalmente destrozado mi corazón y alma. Te irás y jamás volveré a verte en mi vida, haré como si nada de ésto hubiera pasado, como si tú nunca hubieras vivido junto a mi, como si nunca hubieras dormido junto a mi. Borraré cada recuerdo tuyo de mi mente. Será fácil, ¿te digo por qué? Por que lo hice por placer y simple cariño,  sin entregar mucho de lo que tenía para darte.– dice como si nada. Sin embargo esas últimas palabras se clavaron en mi corazón como dos enorme espadas de doble filo.

Sólo se acostaba conmigo para su placer, debí suponerlo. ¡Que ingenua fuiste Alana! Me reprendo.

— Sé que tú confianza hacia mi está rota, pero por última vez confía en mi Bruno.– mis lágrimas comienzan a ser torrentes en mis mejillas por que ya todo está perdido.

Él no me quiere más a su lado. Ahora en adelante mi bebé crecerá sin una figura paterna que lo ame. Bruno nos ha rechazado a ambos sin ninguna justificación que lo convenza o hecho que demuestre lo contrario a lo que supone de mi.

— Ya no más Alana. Fui demasiado estúpido al hacerlo en un principio y eso tuvo sus consecuencias. Ahora lárgate para siempre de mi vida. Haz sido el error más grande de mi vida.

— Vas a abandonar a tú hijo como tú padre lo hizo contigo. Repetirás la misma historia.– le grito sumamente dolida. Mi pecho arde de dolor y de rabia por pensar que Bruno sería diferente; incluso que piense que el bebé que crece en mi vientre no es suyo. Él es único que ha hecho de mi cuerpo lo que le plazca, sólo él y únicamente él me ha tocado y llevado al paraíso.

Ahora todo es diferente.

— No es lo mismo Alana.– dice después de un rato de silencio  —. ¡SOY ESTÉRIL!– grita con rabia. Y eso es todo para que mi cabeza quede aturdida y envuelta en pensamientos confusos. Es como si me hubiera caído un enorme peso encima en cuanto esas palabras abandonaron su boca.