CAPÍTULO 22.

20.9K 1.3K 127
                                    

BRUNO D'ANGELO.

UNA SEMANA DESPUÉS.

— ¿Hay algo que gustes hacer el día de hoy?– le cuestionó a Alana mientras nos levantamos de la cama para bajar a tomar el desayuno.

— Pasar todo el día contigo. Has estado ausente toda la semana que te extraño demasiado cuando no estás a mi lado.– sonríe pícara mientras levanta mi camisa que lleva puesta.

Se le ve genial y luce sensual con ella.

Camino hacía ella pero me detiene el paso.

— Me encantaría ir al mar.– me dice, y yo me quedo pasmado pensando si sería lo correcto salir fuera de casa —. Mamá y yo solíamos ir juntas cuando esa maligna enfermedad no se apoderaba de su cuerpo aún.– interrumpe mis pensamientos al decir aquello último. Acongojada y un poco triste camina hacía la ventana y se queda mirando por un largo rato un lugar en específico. Silencioso me acerco a su lado y la abrazo por detrás, beso su cabeza y puedo sentir por los espamos de su cuerpo y los suspiros que ha comenzado a llorar.

— Pronto estarás junto a ella y disfrutarán de un hermoso día soleado en el mar, cerezita.– trato de tranquilizarla, sin embargo me disgustan mis palabras. No sé si podré separarme de su lado para que esté de vuelta junto a su madre si mi.

No quiero ser egoísta, pero quiero a Alana conmigo aún más de tiempo.

Se da la vuelta para estar frente a frente, me observa y luego su apetecible boca habla:

  — Ahora estás tú a mi lado, te has vuelto lo mejor que ha llegado a mi vida. Prométeme que no te irás y me dejarás sola.– solloza mientras se abraza a mi cuerpo fuertemente.

— Jamás. Aunque todos estén en nuestra contra, mi hermosa musa de cabellos rojos.– acaricio su rostro mientras mi mente se llena de imágenes que son poco probables. Tal vez lo mejor sería dejarla ir, no es lo mejor para ella estar a mi lado, y más si su anhelo es formar una familia. Por lo tanto la disfrutaré antes de tomar esa devastadora decisión por ambos —. Ahora desvístete que quiero poseer tú cuerpo hasta saciar mi sed de ti.

— Lo haré sin replicar, mi diablo favorito.

Y eso fue más que suficiente para tomarla sin que ella se lo esperará. La aviento al colchón; mis ganas de poseerla siempre están al flote. Me he vuelto adicto a todo de ella. Su sonrisa ne hace elevarme al limbo sin retorno a la tierra.

— ¡BRUNO!–gime fuerte cuando me encajo en su sexo de manera brusca y salvaje. su cuerpo se adapto tan rápido al mio que es tan sorprendente; es como si los dos estuvieran hechos a la medida para querernos pasional y mentalmente.

— Que me llames así me vuelve loco, Alana. A la próxima que uses esas palabras, serán peor las embestidas; no lograré controlarme y lo sabes a la perfección, mi musa perfecta.

No sé por que su inexperiencia me vuelve completamente loco, me hace incluso delirar del placer que siento cuando hago el amor con Alana, todo de ella me vuelve tan eufórico. Ser amantes en la cama y fuera de ella me complace y no quiero que nadie más entre a mi vida, quiero que ella sea quien me erize la piel con cada gemido, cada caricia otorgada de sus lindas manos, y que sea también quien me haga explotar de coraje cuando no estemos de acuerdo en algo. Eso me exita más y me hace querer estar siempre con ella, es una adicción bastante peligrosa, provocativa y viciosa que no toleraría dejar por nada del otro mundo.

MI ADICCIÓN.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora