MI ADICCIÓN.✔

CAPÍTULO 38.

ALANA COLLINS.

1/2.

¡No, no, no, ésto no puede estar pasando! Conozco bastante bien éstos síntomas que experimenté cuando estaba embarazada de Bastian, y hoy están sucediendo de nuevo pero con un poco más de cansancio y síntomas más intensos. Quiero creer que son síntomas relacionados a todo el estrés acumulado por el constante trabajo que he tenido en la empresa. Pero no sé por que tengo un presentimiento de que no es como lo quiero creer; que todo indica a que mi presentimiento es real.

Tomó el celular y abro la app del calendario el cual me indica que mi regla tuvo que haber llegado... hace una semana.

¡Dios, está sucediendo de nuevo, como pasado tan rápido!

— ¡Estoy embarazada!– acarició mi pancita mientras susurro con la mirada perdida y mis ojos se llenan de lágrimas. Lágrimas de felicidad por el nuevo intruso que alberga mi vientre.

Si estás ahí, no eres un error; eres la existencia del amor que tenemos tus padres junto a tú hermano Bastian. Mis dos amores tan inesperados.

Estoy en shock. No puedo asimilarlo, pero el sentimiento de ser madre por segunda vez se aloja en mi corazón. El encuentro que Bruno y yo tuvimos basto para ésto, pero no puedo comprender como es que paso, tomé las pastillas que Bruno me compró en la farmacia, incluso yo revise que fueran éstas las correctas.

Me da terror el como se lo vaya a tomar una vez regrese de Italia y sepa de la existencia de un nuevo bebé que alberga mi vientre. Por un lado quiero imaginar que estará más que feliz, veo como se desvive por Bastian y el amor que le tiene.

¡Mierda! ¿Cómo pudo pasar ésto? Me repito una y otra vez.

Los recuerdos de aquel último día viene a mi mente y se me es inevitable no sonreír, lo amo tanto que me costó no poder decirle que esos sentimientos siguen intactos y que regresar a su lado para escribir nuestro destino sería lo mejor.

FLASHBACK.

— ¿Pasa algo?– pregunta preocupado cuando llega hasta a mi agitado al verme salir de la casa que se encuentra en medio de la nada.

Estar a solas con él me está afectando, me falta el aire cada vez que lo veo, respirar su aroma y sentir su tacto no me llevará a nada bueno que no sea aventarme a sus fuertes brazos y sentirme protegida.

— Sólo quería caminar.– es todo lo que digo para después enfrente de él desnudarme y meterme al lago de un chapuzón. El agua se encuentra cálida, se siente exquisita.

— No deberías provocarme, pelirroja.

— No lo estoy haciendo, Italiano. Tengo calor y sabía que no aceptarías darte la vuelta para no verme desnuda, así que sólo observa.– nado lejos de él y logró escuchar como él también se mete al lago casi de inmediato.

— Te tengo.– me acorrala entre sus brazos y como imanes nuestras bocas se unen en un beso fogoso.

Me carga para que yo pueda enrredar mis piernas en su cintura y pueda introducir su miembro más fácilmente en mi interior.

— ¡Bruno!– gimo contra su boca y el como siempre ríe tan arrogante cuando es su nombre el que sale de mis labios. Aunque no se lo diga jamás habrá otro que me haga sentir ésto.