CAPÍTULO 16.

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BRUNO D'ANGELO.

— ¿Haz dormido a mi lado?– le cuestiono por que no lo dudo, su aroma a quedado impregnado por toda mi habitación.

— No quise invadir tu espacio, dormi en el sofá.– dice señalando el pequeño sofá que hay en mi habitación.

— No se ve muy cómodo, y para nada me hubiera molestado el que durmieras a mi lado.– le digo y solo me da una sonrisa de lado con sus mejillas vueltas fuego por la timidez que le causan mis palabras.

Me acercó hasta donde está y le digo al oído:

— Hubiera tenido a alguien a quien abrazar.

— Que disfrutes tú desayuno.– se levanta de mi cama para irse pero de un rápido movimiento logro tomarla de la mano para impedir su huida.

— Hazlo conmigo, hay suficiente para ambos. ¿Qué dices?

— Está bien.– toma asiento de nuevo y yo pongo la charola del desayuno en medio de los dos.

En silencio desayunamos. La veo comer despacio con la vista baja.

Mis palabras le han causado algo que les incomoda mirarme de nuevo.

Tomo mi café hasta terminarlo para hablarle. Sé que lo que le voy a decir le pondrá de ánimos.

— Alana.– le llamo y enseguida levanta su vista hacía mi. Sus ojos azules hacen contacto con los míos y se me es imposible apartar mi vista de ellos.

Una vez toda su atención comienzo a hablar.

— El doctor que está atendiendo a tú madre me acaba de informar sobre su estado de progreso. Lograron extriparle el tumor, aunque para ello tuvieron que cortar uno de sus senos y...– hago una pausa y continuó.   — Están a la espera de que despierte pronto.

Dicha información la tengo desde el día anterior, pero no quise decírselo para poder tener un día agradable con ella lejos de cualquier tristeza.

Rápidamente sus mejillas se llenan de lágrimas, pero luego sonríe e inesperadamente se abalanza a mi en un fuerte abrazo que logra sorprenderme pero que me agrada a la vez. Debo admitir que odio este tipo de afectos pero viniendo de ella todo lo encuentro agradable y de alguna manera me gusta y me siento en paz.

— Gracias Bruno, eres como un ángel para mi madre y para mi. Al principio te odié por separarme de su lado pero después comprendí que hiciste lo correcto. No sabría que hacer si fuera lo contrario, no hallaría la manera de salir de esta y mi madre no tendría la atención que se merece.– se sujeta más a mi y cuando al fin reaccionó la aprieto más y hundo mi cara en su cuello aspirando su rico olor.

¿Dónde ha quedado el antiguo Bruno?. No lo sé, con ella soy sólo Bruno y fuera de los que no son parte de mi, soy Él Diablo o el simple dueño de una casa de modas que aparenta otra identidad.

— Alana yo...– intentó decirle algo pero las palabras mueren en mi boca cuando la puerta es abierta por Stefan.

Nos separamos enseguida y por la cara de Stefan sé que se ha impresionado por la escena que acaba de ver. Alana en cuanto lo ve se gira apenada, es claro que no se esperaba esto.

MI ADICCIÓN.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora