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—G-Gracias...— Es lo único que dijo Wonwoo al chico que se encargó de llevar a Chan con él. Cogió a su hijo en brazos y se alejó de allí tan rápido como pudo, de vuelta a la compra que aún tenía pendiente hacer.

—Wonwoo...— Es lo único que dijo el chico, aunque más bien parecía un susurro para sí mismo.

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—¡Era él!— Hablaba el chico por teléfono con su mejor amigo.

—¡Seguro que te lo has imaginado!— Respondió Minghao.

—¡No estoy loco, HaoHao!

—Cuestionable eso.

—No te andes con juegos ahora. Te estoy diciendo que era él y...

—¿Y?— Insistió Minghao.

—T-Tiene un hijo...

Lo siguiente que el chico escuchó por el teléfono fue la tos de Minghao.

—¡Casi me ahogo con el zumo! Eso no ha tenido gracia, Mingyu.— Dijo Minghao.

—No es ninguna broma, Minghao. Yo mismo llevé al niño hasta él.

—¿Qué?

Mingyu suspiró.

—Se perdió. El niño se perdió. Yo le llevé de vuelta a Wonwoo.

—Hao...— Mingyu habló de nuevo tras unos segundos de silencio.

—¿Hum?

—¿Y si ese niño es mi hijo?

Ahora Minghao sí se puso serio.

—¿Tú crees?

—Puede ser... en verdad... ese niño me recordaba a mí de pequeño...— Mingyu empezó a ponerse nervioso.

Minghao volvió a quedarse en silencio.

—HaoHao... ¿soy padre?

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Por fin había llegado el día de la excursión al parque de bomberos.

—¡Vamos, mami! ¡Vamos!— Chan corría de la mano de su madre a la puerta del colegio. No quería llegar tarde y perderse la excursión.

—Ya voy, ya voy.— Wonwoo reía por las prisas que llevaba su hijo.

—Buenos días, Channie.— Jeonghan se puso de cuclillas para chocar los cinco con el niño.

—¡Buenos días, señor profesor!— Chan respondió con entusiasmo.

—¿Estás emocionado por la excursión de hoy?— Jeonghan sonrió.

—¡Mucho, señor profesor!— Chan dio pequeños saltos de felicidad.

—Channie, pórtate bien, ¿de acuerdo? No te alejes de Jeonghan y no toques nada.— Dijo Wonwoo mientras peinaba los pelos de Chan con su mano.

Chan asintió.

—Ya lo sé, mami. Ya soy un niño mayor.— Dijo el pequeño con orgullo.

Wonwoo besó las mejillas redonditas de su hijo varias veces.

—Iré a recogerte.

Chan agarró la mano de Jeonghan antes de subir al autobús. Cuando ya estaba sentado en su sitio, se despidió de su madre con la mano.

Quince minutos después, llegaron a la estación de bomberos.

Jeonghan y Seokmin, otro de los profesores de infantil, se encargaban de no perder de vista a todos los pequeños que estaban a su cargo.

—¡Hola a todos!— Dijo el jefe de bomberos, Joshua, alegremente.

La estación se llenó de pequeños gritos diciendo hola como respuesta por parte de todos los niños.

—¡Es el señor gigante!— Chan señaló con su mano al chico del supermercado.

Mingyu ni siquiera se había dando cuenta de que el niño, su posible hijo, estaba ahí.

—Hola de nuevo, pequeño.— Sonrió.

La excursión se hizo muy entretenida. Los niños vieron los trajes que usaban los bomberos, los cascos, los zapatos... ¡todo eso era enorme!

A la hora de salida, les dieron una bolsita con gominolas a cada niño.

Wonwoo volvía a llegar tarde. No tenía coche, no podía permitirse tener uno, y hoy tenía que recoger a Chan en el parque de bomberos, no en el colegio. Y ese lugar, por desgracia, estaba muy lejos de su trabajo.

Mientras tanto, Mingyu pensó que sería un buen momento para acercarse al niño.

—Hola.— Mingyu sonrió y se sentó al lado del pequeño.

—¡Eres el gigante!— Chan sonrió.

—Me llamo Mingyu.— El más mayor sonrió también.—¿Y tú cómo te llamas?

—¡Chan!— Dijo el niño con entusiasmo.

—Tienes un nombre muy bonito. ¿Y cómo se llama tu mamá?

—Nonu.— Chan sonrió ampliamente.

—¿Y tu papá?

Chan se quedó confundido.

—¿...Nonu?

Mingyu prefirió no hurgar más en el tema para no confundir más al niño.

En ese momento, Wonwoo caminaba hacia ellos.

—¡Mami!— Chan corrió hacia su madre.

Wonwoo le cogió en brazos y le llenó la cara de besos, como hacía cada vez que le veía.

—¿Qué tal te lo has pasado hoy?

—¡Ha sido guay, mami! ¡Nos dieron chuches!

—Vaya.— Wonwoo sonrió.

—Wonwoo.— Mingyu se levantó y caminó hacia él.

Wonwoo solo le miró en silencio.

—Channie, ¿nos vamos a casa?— Wonwoo miró a su hijo.

—Sí, mami. Tengo hambe.

Wonwoo dejó a Chan en el suelo y le dio la mano.

—Un momento.— Mingyu le agarró del brazo antes de que se pusieran en marcha. Agarre del que Wonwoo se soltó nada más sentir el tacto de Mingyu en su piel.

—Piérdete, Kim. Tengo prisa.

—Tenemos que hablar, Wonwoo.— Mingyu se puso enfrente de él, obligándole a parar.

—No hay nada que hablar.

—Quedemos el viernes para aclarar las cosas.

Wonwoo frunció el ceño.

—No quiero.

—Ten mi número de todas formas.— Mingyu le pasó un papel con su número de teléfono escrito en él.

Wonwoo le echó hacia un lado para seguir su camino, aún dándole la mano a Chan.

—¡Llámame, Wonwoo!

Bittersweet • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora