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—Oh, Wonu.— Jeonghan acurrucó la cara del contrario en sus manos para acariciar sus mejillas. —Mingyu no volverá a irse. ¿Acaso no has visto lo enchochado que está con vosotros dos? Y, si volviese a dejarte solo, sería para cortarle el pi-

—¡Está Chan delante!— Interrumpió Wonwoo. —No quiero malas palabras delante de él.

—Oh, es verdad.— Jeonghan soltó una pequeña risita.

—Mami.— Chan se acercó a su madre para murmurarle al oído. —¿Por qué el señor profesor tiene tanta barriga?

—Porque tiene un bebé.

—¿Lo que me dijo papi de cuidar a una niña pequeña?

—¿Cómo has dicho?— Wonwoo abrió los ojos en demasía. —¿Papi?

—Papi.— Chan señaló a Mingyu, que seguía en la cocina con Seungcheol.

—Corre, ve con él.— Sonrió Wonwoo.

—Papi.— El pequeño caminó hasta el más alto. —Papi, tengo hambe.

—Oh, sí. Toma las galle- ¿C-cómo? ¿Dijiste papi?

—Papi.— Chan sonrió. —Galletas.— El niño levantó los brazos, intentando alcanzar el plato con galletitas.

—Dijiste papi.— Mingyu dejó las galletas a un lado para coger a Chan en brazos y llenarle la cara de besos. —Channie, te quiero mucho.— El más alto pudo notar como algunas lágrimas empezaban a resbalar por sus mejillas. Lágrimas de emoción.

—Galletas.— Chan seguía intentando coger una galletita mientras era estrujado por los brazos de su padre.

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—¡Quiero nuggets!— Dijo Chan dando pequeños saltitos sin soltar la mano de su madre.

Tras despedirse de Jeonghan y Seungcheol, decidieron ir a cenar a un establecimiento de comida rápida, a petición del pequeño Chan.

—¿Qué quieres de postre?

—¡Helado!

Una vez tenían su pedido, fueron a sentarse a la zona infantil que tenía colchonetas, una pequeña piscina de bolas y toboganes.

Nada más poner un pie ahí dentro, Chan salió corriendo para jugar, pero fue detenido por la mano de su madre.

—Espera que te quite los zapatos, Channie.— Sentó al pequeño en el suelo acolchado de la zona de juegos para poder descalzarlo. —Ya está. Pero solo un ratito, que si no se te enfriará la comida. Después de comer seguirás jugando. ¿De acuerdo?

—¡Chí, mami!— El pequeño gateo hasta entrar en un tobogán en forma de tubo.

Wonwoo volvió a la mesa con Mingyu.

—Me dijo papi...— Mingyu apoyó su cabeza en el hombro del menor. —Won, me dijo papi.— Otro sollozo se escapó de sus labios.

Wonwoo le dio pequeñas palmaditas en la mejilla.

—Te dije que solo necesitaba tiempo.

Pasaron varios minutos en silencio, solo viendo a Chan jugar. No tocaron nada de la comida, pues querían esperar para comer junto a su pequeño.

—Oye, Mingyu.

—¿Sí, mi ser de luz?

—Tengo... algo que decirte.

—Te escucho, mi rayo de sol.— Sonrió el más alto.

Wonwoo estuvo a punto de hablar, pero un pequeño llamado Chan le interrumpió.

—Mami, hambe.

Sentaron a Chan en una silla en medio de los dos y empezaron a comer.

—Won, ¿jé jibas a dejirme?— Preguntó Mingyu con un trozo de hamburguesa en la boca.

—¿Hum? Se me olvidó...

De nada le sirvió mentir, puesto que, al llegar a casa y dormir a Chan, decidió volver a intentar contárselo.

—MinMin...— Habló Wonwoo mientras el mencionado se ponía el pijama.

—¿Sí, mi amor?

—Tengo algo que decirte.

—Oh, ¿ya te acordaste de lo que me querías decir antes?— Recibió un gesto con la cabeza como respuesta por parte del contrario. —Bien, dime.

—Yo...

—Tú...— Mingyu entró en la cama también.

—B-bueno...— Wonwoo estaba intentando hablar con todas sus fuerzas, pero estaba nervioso.

—Won, ¿ha pasado algo?— Mingyu empezaba a preocuparse.

—Bueno, sí... o no, no lo sé aún.

—¿Cómo?

—E-es que...— Wonwoo empezó a llorar sin quererlo. —Hyung... creo que estoy embarazado.

—¿Eh?— Se quedó boquiabierto. —¿C-cómo que embarazado? ¿U-un bebé? ¿A-ahí?— Señaló el vientre plano del más joven.

—Bueno, no lo sé aún. Compré un test esta mañana en la farmacia... por eso tardé más en llegar al coche.

—¿¡Y qué dio el resultado?!— Mingyu ya estaba empezando a emocionarse.

—No lo hice aún.

—¡Pues hagámoslo ahora!— Se levantó rápidamente de la cama y arrastró a Wonwoo con él.

—Shhhhhh.— Wonwoo intentaba callar, inútilmente, a un ruidoso Mingyu. —Shhhh, vas a despertar a Chan con tanto ruido.

—¿Dónde tienes el test?— Le ignoró por completo.

—En la mochila.

Mingyu volvió a agarrar la mano de Wonwoo para arrastrarle hasta la sala de estar y buscar el test en su mochila. Una vez lo tenía en su mano, volvieron al baño.

—Corre, pis.

Wonwoo le arrebató la cajita de las manos y entró al baño, pero el más alto quería entrar también.

—¿Dónde te crees que vas?— Frunció levemente el ceño.

—Quiero entrar contigo.

—Ni se te ocurra, Mingyu.

—¿Por qué no?— Hizo un pequeño puchero.

—¿Quieres verme hacer pis? Eso es asqueroso.

—Ts, está bien. Te esperaré aquí...— Contestó Mingyu, resignado.

Unos minutos después, Wonwoo salió del baño.

—¿Cuánto hay que esperar ahora?

—Cinco minutos.

Ambos esperaron por el resultado sentados en el sofá.

—¿¡CUÁNTO FALTA?!— Mingyu se puso de pie bruscamente.

—¡MINGYU! ¡QUÉ SUSTO!

—¿¡Cuánto tiempo ha pasado?!

Wonwoo le echó un vistazo al cronómetro de su reloj.

—Un minuto y medio...

—¿¡UN MINUTO Y MEDIO?!

—Bueno... ahora casi dos.— Wonwoo sonrió levemente.

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Hagan sus apuestas, damas y caballeros

Bittersweet • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora