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Chan jugaba felizmente en el arenero del parque. Le encanta sentarse sobre la arena y marcharse toda la ropa y las manos.

—Oye, Won.— Dijo Mingyu. Tanto él como Wonwoo estaban sentados en un banco, pendiente de Chan.

—¿Hum?— Es la respuesta que dio Wonwoo, sin quitar la vista de su pequeño.

—Tengo... algo que decirte.

—Te escucho.

—Verás... he estado hablando con mi padre y... dice que quiere conocer a Chan.

Wonwoo giró a mirarle.

—¿Es en serio?

—Sí. Me dijo que podríamos ir el viernes a comer a su casa y pasar la tarde con él. Además, tiene piscina. Podríamos bañarnos todos juntos...

—Ni hablar.— Dijo Wonwoo tajantemente.

—Wonwoo...

—No pienso dejar que ese hombre se acerque a mi hijo. ¿Te ha quedado claro?

—Pero, es su abuelo-

—Como si es el rey del mundo. He dicho que no.

—Wonwoo, en parte tiene derecho a verle.

—¿Vas en serio, Mingyu?— Wonwoo estaba empezando a ponerse de mal humor. —¡Ese tipo ni siquiera quería que lo tuviera! ¡Te dijo que te fueras y me dejaras solo y le hiciste caso! ¿¡Por qué demonios iba a querer verle ahora?!

—Ha estado reflexionando.

—Tiempo ha tenido, ts.— Wonwoo se cruzó de brazos.

—Vamos, Won... solo será una tarde. Si no estás cómodo solo tienes que decírmelo y nos iremos.

Wonwoo no dijo nada. Solo se quedó en silencio con el ceño fruncido.

—Piénsatelo.— Dijo Mingyu antes de levantarse del banco para ir con Chan. Se sentó a un lado del arenero para darle un yogur de fresa al pequeño.

🍭🍭🍭🍭🍭🍭🍭🍭

Llegó la hora de dormir.

Wonwoo cogió a Chan en brazos y fue hasta la habitación del niño. Se metieron ambos en la cama y esperó a que su hijo estuviera profundamente dormido para ir a dormir con Mingyu. Ahora dormía con él desde aquella primera noche que pasaron juntos.

Mingyu ya estaba metido en la cama. Tenía sueño, pero quería esperar a Wonwoo para poder dormir abrazado a él. Media hora después, el de pelos rizados ya estaba a su lado. Ahora estaban tumbados en cucharita, acurrucados.

—Oye, hyung.

—¿Sí, mi ser más bello y hermoso?

—He estado pensando en lo de tu padre.

—¿Y bien?

—Podríamos probar...

Mingyu sonrió.

—Pero a la mínima que me moleste, nos vamos.— Wonwoo frunció el ceño.

—Por supuesto.— Mingyu dejó un rápido beso en los labios ajenos. —Lo que tú quieras.

🍭🍭🍭🍭🍭🍭🍭🍭

—Mami, ¿dónde vamos?— Preguntó Chan, sentadito en su sillín para el coche.

—A casa del padre de Mingyu.

—¿Por qué?

—Vamos a comer con él.

—Tiene piscina, Channie.— Intervino Mingyu.

Diez minutos después, estaban bajando del coche.

—Pórtate bien, Channie.— Dijo Wonwoo sin soltar la manita del niño.

—Chi, mami.

Mingyu pulsó el timbre y, segundos después, la puerta se abrió. Un hombre de pelo oscuro y piel morena se postró ante ellos.

—Bienvenidos.— Sonrió el hombre.

Wonwoo no contestó. Solo se aseguró de apegar a Chan a su cuerpo.

—Por favor, pasad.— El señor Kim se echó a un lado para dejarles pasar.

Chan no se soltaba del agarre de su madre. Iba dando pequeños pasitos, mirando curioso a todos lados.

—Papá, él es Chan.— Mingyu miró al pequeño.

El padre de Mingyu se agachó un poco para poder estar a la altura del niño.

—Muy buenas, pequeño. Yo soy el papá de Mingyu.— El hombre tendió la mano hacía el niño y Chan le agarró un dedo, en forma de saludo. —Espero que nos llevemos bien.— Sonrió.

Chan miró hacia arriba para mirar a su madre. Éste le dedicó una sonrisa tranquilizadora, sin soltar su mano.

El más mayor de todos se incorporó y miró al de pelos rizados.

—Wonwoo.

—Señor Kim.— Wonwoo le miró con semblante serio.

—¿Queréis ir a la piscina?— El hombre sonrió.

Wonwoo le quitó la ropa a Chan para poder ponerle el bañador.

—Won, ¿tú no vas a meterte al agua?— Preguntó Mingyu cuando vio que el otro no llevaba bañador puesto.

—No. No me gustan las piscinas.— Wonwoo se quedó en las escaleras de la piscina, mojándose los pies, para ir metiendo a Chan al agua.

El pequeño, en cuanto notó el frío agua tocando su piel, se puso a llorar.

—Está muy fría, Mingyu.— Wonwoo cogió a Chan en brazos.

—A lo mejor cuando se acostumbre a la temperatura del agua ya se queda mejor...— Sugirió Mingyu.

Pero, en cuanto Chan notó el agua fría de nuevo, volvió a llorar.

—Siempre podemos meterle en la bañera.— Sugirió Mingyu.

Bittersweet • {Meanie}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora