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Veronica

Miro sorprendida a mi amiga, intento esbozar una sonrisa pero no me sale, al menos no natural, me cuesta trabajo agarrar mi actitud de que nada me desestabiliza, que nada me modifica, cuando lo único que podría quitar mi escudo, mi actitud con la que enfrento hasta la peor situación, es justo esto, hablar del peor error que cometí en mi vida.

Casarme con alguien que no amaba.

Porque creí que lo amaba, sin embargo, uno no puede sentir lo mismo por dos personas.

Y lo irónico es que justo el día de mi boda, me di cuenta que de quien seguía enamorada, quien seguía ocupando mis pensamientos, mis sueños, mis deseos, a quien seguía amando.

¿Quién es?

 Archie.

Y ese día en vez de decir "no" frente al altar, en vez de no haber dicho esos votos, en vez de haber salido corriendo de ahí, me quedé estática, fingiendo una sonrisa mientras mi corazón sufría, porque justo en ese momento me di cuenta de que al haber dicho "sí, acepto", renunciaba por completo a Archie.

Fueron los segundos más difíciles de mi vida, porque tuve que tomar una decisión y por primera vez sabía que me equivocaba al tomarla.

Debía elegir entre ser feliz con alguien que me hacía bien, alguien que me daba lo que quería, lo que necesitaba, pero no amaba, o elegir, ser feliz con la persona que más he amado en el mundo, sin embargo es alguien que me falló, me lastimó y me rompió el corazón.

¿Qué fue lo que elegí?

Bueno, claro está que la respuesta es muy obvia.

Preferí la comodidad, la seguridad, la tranquilidad, que el amor.

¿Me arrepiento?

Sí, porque por una vez en mi vida no fui quien realmente soy.

Veronica Lodge hace lo que quiere, lo que desea, lo que su corazón le diga, lo que su cerebro le dice que está bien, y aunque a veces estos dos entran en conflicto, Veronica Lodge siempre sabe cuál es la respuesta. No titubea, no duda, no piensa las cosas miles de veces, todas sus decisiones las toma segura, sin miedo a lo que pueda ocurrir, pero ese día, el día de mi boda, contesté "sí, acepto", mientras las palabras salían con inseguridad, con miedo, con duda de mi boca, mientras mis manos temblaban, mientras mi respiración se aceleraba, mientras mis ojos se hacían pequeños por el ardor de querer llorar, mientras mi estómago sentía un fuerte nudo, al igual que mientras mi garganta se cerraba por un nudo que me impedía hablar, mientras mi corazón se apretaba y sufría.

—¿Y bien?– Betty me mira– ¿no vas a contestar?

Dejo de lado mis pensamientos y la miro. Finjo una sonrisa.

—Sí, amiga– recalco está última palabra y la sigo mirando– ese día no sólo pensé una vez en Archie, sino miles de veces– formo una sonrisa triste– justo cuando caminaba hacia el altar, por un momento creí que él era el que me esperaba y no Chad– de reojo veo a Archie y veo como forma una mueca– cuando mi padre me entrego, también, cuando Chad tomó mi mano, también, cuando tuve que decir mis votos, también, cuando tuve que ponerle el anillo a Chad y él a mí, también pensé en Archie, pero sobre todo pensé en él cuando tuve que decir "sí, acepto"– siento como una lágrima escapa rápido de mi mejilla, no hago nada por limpiarla, la dejo en su lugar, mostrar mis sentimientos no tiene nada de malo, quiero que sepan lo sincera que estoy siendo justo ahora– pero sobre todo cuando el padre dijo "los declaro marido y mujer"– vuelvo a formar una sonrisa triste y en esta ocasión sólo miro a mi amiga– porque irónicamente muchas veces antes había creído que el día de mi boda sería así de perfecto, sin embargo– dejo de hablar unos segundos y por primera vez desde que Betty me hizo esa pregunta, miro a Archie– el chico que amaba no estaba ahí, así que cuando Chad me besó, me hizo sentir la novia más triste del mundo, porque fue el momento en que me di cuenta que me había unido a alguien que no amaba, alguien que no era el amor de mi vida.— y sin decir más, limpio rápido la lagrima de mi mejilla y me pongo de pie.

Hogar. [Varchie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora