44. Aprender

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Veronica

—Ronnie...Ronnie.— a la lejanía logro escuchar una profunda voz. Es un tanto demandante, fuerte y poderosa, pero con leves tonos de angustia, de duda, de curiosidad. Es como si las palabras de la persona salieran demandantes, exigiendo una pronta respuesta, pero en el fondo esconden un sentimiento de temor, de duda, de un desconocimiento del cual no tienen idea y no lo dejan estar tranquilo.

Tranquilidad...

¿Quién puede sestar tranquilo después de lo que acaba de ocurrir?, y todo en menos de veinticuatro horas.

El día inició conmigo llamando a mi padre para pedirle el favor de que a completara el dinero para el rescate de Chad. El día siguió conmigo junto a la familia Gekko intentando trazar un plan para lograr recuperar a Chad sano y salvo. Después, el día comenzó a ponerse agitado cuando encontré a Archie al otro lado de la puerta de la mansión Gekko, él había viajado desde Riverdale para verme, para poder estar conmigo, para hacerme sentir que no estaba sola, y lo logró, sin embargo, el día no mejoró. El día continuó con el padre, el hermano y el primo de Chad yéndose para rescatar al susodicho, mientras que Archie y yo nos quedamos para cuidar a la mamá y a la hermana de Chad. Ni siquiera preguntaron por la presencia de Archie, fue como si les diera igual, como si supieran que en cualquier momento iba a aparecer un extraño.

Y  a partir de ahí, el día sólo se complicó. El cielo se tornó de un extraño color. Pareció ser que la lluvia había terminado, una fuerte tormenta finalmente había acabado, el sol comenzaba a asomarse para iluminarnos a todos y hacernos sentir seguros, sin embargo, en un momento en el que no nos dimos cuenta, los truenos volvieron a escucharse, y ahora ese lindo cielo azul radiante, estaba siendo contrastado por unos fuertes truenos, recordándonos que la pesadilla no había terminado, no aún.

La lluvia terminó, cuando la familia de Chad entró con él a la estancia principal de la mansión. El solo comenzó a asomarse cuando los rostros de la familia Gekko dejaron de demostrar aflicción, angustia o miedo, y una leves sonrisas acompañadas de un brillo esperanzador en sus miradas se hizo presente. Y lamentablemente, los truenos que aún iluminaban ese cielo azul para la familia Gekko, sólo iban dirigidos a mí, sólo buscaban impactar contra mi cuerpo, así que no, la calma aún no llegaba a mí, al contrario, la verdadera pesadilla estaba comenzando.

—Veronica....Veronica– una vez más escucho esa voz, sin embargo, suena tan lejana que me cuesta trabajo aclarar mi mente y agudizar mis oídos para reconocer quien es– ¡Veronica!— esta vez la demanda por saber de mí se siente tan cerca que logro reaccionar, logro volver a la realidad, incluso tomo una fuerte bocanada de aire como si esa persona hubiera estado intentando revivirme y apenas lo logro.

Parpadeo un par de veces intentando acostumbrarme a la luz, aferro mis manos a los reposabrazos del sofá en el que me encuentro sentada, incluso intento respirar más profundo y luego saco con calma todo el aire. Intento concentrarme en mi respiración y en todo a mi alrededor, como si estuviera haciendo un reconocimiento del lugar en el que me encuentro, como si no lo supiera.

—¿Si?— escucho como mi voz suena débil y por acto reflejo llevo mi mano a mi garganta, como si con eso pudiera comprobar si me duele al hablar y por eso hablo tan suave.

—Por favor, de verdad, por favor dime que no estás pensando en lo que te dijo Chad– logro ver con claridad y logro detallar a la persona frente a mí cuando esta se pone de cuclillas frente a mí– él no sabe lo que dice, no tienes que hacerle caso, sólo te quiere asustar.— él toma mi mano y comienza a dar leves caricias sobre la palma de mi mano mientras sus ojos curiosos, con leves toques de miedo y a la vez esperanza, me miran fijamente, me estudian a detalle, como si pudieran encontrar la respuesta que quieren con sólo leer mi rostro, lo malo es que ni yo sé que siento justo ahora.

Hogar. [Varchie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora