2. Deseo

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Archie

—¿Quieres café?— tomo la cafetera al igual que una taza cuando veo a Veronica entrar a la cocina.

Ella asiente con un movimiento de cabeza, así que le regalo una pequeña sonrisa y mientras sirvo un poco de café en la taza, me tomo sólo unos cuantos segundos para observarla.

Veronica lleva puesta únicamente una camisa mía, que para mi suerte es un tanto transparente, por lo que bajo la luz del foco de la cocina, logro ver sus pechos y sin poder evitarlo suelto un pequeño suspiro un tanto de frustración y un tanto de deseo.

Sigo observándola, pero esta vez bajo mi mirada y me encuentro con sus piernas totalmente desnudas, debido a que no soy un hombre muy grande, mi camisa no le queda tan enorme, por lo que sólo alcanza a cubrirle hasta por debajo de sus glúteos, y si Ronnie se diera la vuelta podría confirmar que apenas se ve un poco de sus hermosos glúteos.

—¡Archie!– la voz de Veronica me saca de mis pensamientos, suena algo alarmada, así que sacudo mi cabeza y alzo mi vista hasta encontrarme con sus ojos, los cuales me dedican una mirada horrorizada– estás tirando el café, ¡te puedes quemar!— señala la cafetera que llevo en mi mano y luego señala mi otra mano la cual sostiene la taza y la cual ahora empieza a sentir un ligero ardor, por acto reflejo, suelto la taza inmediatamente al sentir como el líquido comienza a quemar mi piel, así que la taza termina estrellándose contra el piso de la cocina y el líquido termina derramándose igual por todo el piso.

Maldigo en voz baja y agito mi mano un poco desesperado y un poco esperanzado de que con eso pueda lograr dejar de sentir este dolor.

—¿En qué tanto pensabas?– Ronnie se acerca a mí rápido, con agilidad esquiva los pedazo rotos de la taza e intenta no pisar ni una sola gota del café caliente ya que está descalza, y una cosa es que me queme yo la mano, pero que Ronnie se queme un pie por mi culpa, es algo que me hará sentir más idiota de lo que ya me siento justo ahora– ¿estás bien?— pregunta una vez que llega hasta donde estoy yo, con cuidado nos alejamos del desastre que acabo de provocar y nos dirigimos hacia el lavabo. Veronica toma mi mano, abre el agua fría del lavabo y rápido mete mi mano en el agua que cae de la llave. En un inicio hago una mueca de dolor pero después siento alivio al sentir algo frío que aminora el ardor que me provocó ese estúpido café.

—Sí, ya estoy mejor– hago una pequeña mueca– sólo me cayó un poco de café, no es para tanto.— intento aminorar los daños, al aminorar lo que acaba de pasar, si Veronica cree que lo que ocurrió no fue algo tan grave, creerá que mi herida no es tan grave, lo cual realmente es, sólo es una pequeña quemadura, y tomando en cuenta que  estuve siete años en el ejército, esta quemadura es como un pequeño pellizco.

—¿Cómo que no es para tanto?– Veronica pregunta algo alarmada mientras sigue mojando mi mano– claro que lo es, toda tu mano está roja, estoy segura de que te quedarán cicatrices.— ella cierra el grifo del lavadero, toma mi mano y la observa de cerca como si estuviera comprobando que no tenga una marca que me pueda causar la muerte.

En mis adentros río, Veronica es una persona muy práctica e intenta no alarmarse tan fácilmente, siempre guarda la calma y la compostura en momentos difíciles, pero con los años me he dado cuenta de que cuando se trata de mí o de algún ser querido, ella deja de lado toda su practicidad y en ocasiones entra en pánico, lo cual está pasando justo ahora. Ella sabe que lo que me pasó no es algo que me pueda matar, pero el hecho de verme sufrir, el hecho de ver una zona de mi cuerpo herida, hacen que ella entre en pánico y empiece a actuar desesperada por encontrar la forma en la que podría hacerme sentir mejor, y la conozco tan bien que sé que sí ve el dolor en mis ojos, es capaz de llevarme al hospital en donde sólo nos dirán que es una quemadura de primer grado, cuando mucho de segundo, y después Ronnie comprara una cantidad innumerable de medicamentos y ungüentos para hacerme sentir mejor.

Hogar. [Varchie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora