Capítulo 2

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Me encuentro sentada en mi cama, han pasado cuatro días y solo quedamos Aris y yo del Grupo B, de nuestro Laberinto. Llevo días dándole vueltas a la cabeza intentando recordar algo de antes del Laberinto, aunque sea algo muy pequeño, pero me resulta imposible.

Y se me ha quedado grabada en la cabeza la voz que dijo mi nombre, un recuerdo lejano de antes del Laberinto que sigue sin querer salir a la luz.

-Hola. ¿Cómo estás?- Janson entra en la habitación, dos guardias se quedan en la puerta.

-Hola- le saludo poniéndome de pie- Bien, aunque a veces pierdo el apetito

-Si quieres comer algo en especial, dímelo y se lo diré a mis cocineros- dice con una sonrisa.

-¿Harías eso por mí?

-Claro, haría cualquier cosa por ti, pequeña- me acaricia el pelo y me abraza.

-¿A dónde os habéis llevado a las de mi grupo? ¿Podré ir yo también?- pregunto.

-Irás, te lo prometo, pero por razones privadas nombramos antes a unas personas que a otras. No te preocupes, aquí también estás a salvo. Tengo que irme, nos vemos mañana, descansa- me da un beso en la frente y se va, me tumbo en la cama para ver si cojo algo de sueño, pero no lo consigo.

Entonces, casi por arte de magia, algunos recuerdos vienen a mi mente. Son pequeños flashbacks, y en todos ellos aparece Janson.

-No soy su padre verdadero, pero como si lo fuera- grita Janson, me encuentro en una sala azul, sola, Janson habla fuera con una mujer rubia, al menos eso es lo que puedo ver desde mi posición.

-¿No me digas que le has cogido cariño, Janson?- pregunta la señora -Sabes que la necesitamos, puede ser nuestra salida de todo esto. La volverás a ver, te lo aseguro, Jessica es muy inteligente

-No la tengo cariño, eso te lo aseguro. Pero si puedo aprovecharme de su sangre para una cura, prefiero ser yo quien lo haga y no tú y el resto de la humanidad- sus palabras me dejan asombrada, escucho la risa de la señora.

-Qué pocos sentimientos tienes, Janson, ella lleva desde que la separaron de su hermano creyendo que eres su padre y queriéndote como uno, me sorprende que la des la espalda tan rápido

-Haz lo que tengas que hacer, pero llévatela ya antes de que cambie de opinión- dos hombres entran en la sala y me sacan de ahí.

-¿Papá?- pregunto mirándole, las lágrimas salen de mis ojos como gotas de agua, esa fue la última vez que le vi.

Me siento en la cama respirando muy deprisa, lo que acabo de ver ha sido muy real, como si estuviera pasando ahora. Pero entiendo que ha sido un recuerdo, no recuerdo a dónde me llevaron, ni la cara de la señora rubia.

No puede ser, Janson me vendió a esos hombres apenas sin pestañear, no le importó, además me iba a utilizar para encontrar una cura que se quedaría él solo. Me levanto de la cama y salgo de la habitación corriendo, por el pasillo me encuentro a dos guardias y utilizo mis dotes peleando, los cuales he aprendido en el Claro, para pelear contra ellos. Les dejo en el suelo y les robo una pistola eléctrica y una de balas normal.

Salgo corriendo, huyo de todo lo que tenga que ver con mi padre y este lugar. La gente me persigue por detrás y han dado una alarma que suena por todas las instalaciones, todos vienen a por mí. Consigo sacarme de encima a varias personas, voy directa a las puertas de metal que nos separan con el exterior, están cerradas.

-Jessica, alto- dice Janson llegando con varios guardias, me quedo parada y les apunto con la pistola de balas, ya que la eléctrica me la he dejado por el camino cuando ya no funcionaba más.

-No eres mi padre verdadero- digo dolorida, la voz se me rompe al final y evito soltar las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

No llores Jessica.

-¿Has recordado algo?- pregunta asustado.

-Me diste a unos hombres para encontrar una cura, me abandonaste. Y si no me llevaban con ellos, ibas a ser tú el que me iba a utilizar para la cura. ¿Por qué me mantuviste mientras tenías la oportunidad de deshacerte de mí desde el principio?

-Cariño, no fue así, de verdad, yo quería que te quedaras conmigo pero...

-No pienso escucharte más- me doy la vuelta y bajo una palanca roja, las puertas enormes de metal se abren y el aire del desierto entra con algo de arena- Nunca más te voy a escuchar

Disparo a un par de guardias que están más cerca de mí y salgo corriendo hacia lo lejos.

-¡Jessica!

Es lo último que escucho, después escucho los motores de unas motos que vienen en mi busca. Subo una gran montaña de arena y sigo corriendo hasta perderlos de vista.

A lo lejos veo un edificio que sobresale de la arena, pero que en su mayor parte está cubierto por esta. No veo manera de entrar, hasta que veo unas ventanas. Me quito mi camiseta y me la pongo en el codo, rompo una ventana y entro por ahí. Doy gracias a dios de que la luna de fuera ilumine un poco el lugar.

Recuerdo a las personas infectadas que nombró Ava Paige en el vídeo, estoy segura de que aquí habrá alguna, así que camino con la pistola en alto, se llaman Raros. Encuentro una tienda cerrada y subo la verja que la mantiene cerrada, entro y examino todo el lugar. Tiene pinta de que antes había gente viviendo aquí, y no puedo evitar preguntarme dónde estarán ahora.

Decido quedarme ahí, además encuentro comida y ropa. Me cambio a unos pantalones militares y una camiseta de tirantes negra, además cojo una chaqueta que tiene estampado militar también. Me hago una coleta por el calor que siento ahora, aunque no puedo hacer nada con mi flequillo, maldigo el día en el que me lo hice.

Como algo antes de descansar, lo bueno es que la verja me ayuda a estar segura dentro de la tienda, pero no pierdo de vista mi pistola.

Survivors (Minho & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora