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La noche era fría, pues era amante de la nevada que estaba cayendo.

Sinéad despertó con un trapo  húmedo en su frente, se sentía algo exhausta pero aún así se sento en aquella cama, observó a su alrededor, parecía estar en un castillo, juzgaba los alrededores y el tipo de piso junto con la pared, todo se veía lujoso a comparación de su pequeña cabaña en el bosque.

Y después se dio cuenta que él estaba ahí, Jeon Jungkook se encontraba parado frente a la ventana observando el mal tiempo, le daba la espalda a Sinéad pero ella sabía que era él, especialmente porque su altura, su musculatura y su cuerpo era un panorama totalmente reconocible para ella.

—Ya despertaste.—Comentó Jeon sin siquiera mirarla.

—¿Qué pasó?, ¿Dónde estamos?.

—En mi hogar.—Dijo él.—Nuestro hogar.

Sinéad sonrió al escucharlo, no le importaba vivir en este castillo lujoso, sino vivir con Jungkook, con el amor de su vida.

—Pero Sinéad.—Pronunció él tornándose serio y aún sin mirarla.

—¿Pasa algo?.—Cuestionó ella.

—Tal vez el padre de tu hijo piense que estas muerta.—Dijo él.

Sinéad se apenó, por un momento olvido que había estado a punto de morir en un incendio y que Jeon la salvó, pero así como rápidamente recordó aquel suceso desafortunado, llegó a su mente aquella imagen que miró por última vez, justo antes de perder la conciencia.

Alas negras, enormes alas negras.

—Jungkook.—Pronunció su nombre temerosa.—¿Qué eres?.

Aquella pregunta logró que Jeon tan sólo posara su cabeza de perfil, se veía algo oscuro, la habitación lo estaba, pues alumbraba más aquella ventana en la que estaba Jeon.
Él no dijo nada, solo trago saliva y se escuchó un suspiro.

—¿Jungkook?...

—Sinéad, si te digo lo que soy, vas a asustarte.—Dijo él.

Sinéad se levantó de aquella cama y camino hacia él, hasta llegar a aquel enorme ventanal y quedar frente a frente con su amado.
Estando frente a frente los dos, se miraron a los ojos, Sinéad acercó la palma de su mano a Jungkook y acarició con suavidad su mejilla, los ojos del chico brillaban al verla, su corazón palpitaba, sentían tanta atracción, tanto amor, que era inexplicable, que incluso no necesitaban palabras.

—Sinéad, te amo demasiado, tanto que estoy dispuesto a dejar el mismo infierno de donde vengo.

Sinéad lo miro con sus ojos llorosos, no entendía ese comentario pero lo tomó como una metáfora, solo sabía que Jeon la amaba y ella lo amaba con la misma fuerza.

—Yo también te amo Jungkook.

—Pero para que yo pueda dejar ese infierno, debes saber quien soy en realidad.

Sinéad asintió, entonces Jeon se acercó con cautela, la tomó de la cintura y la apegó a él suavemente, cuando sus rostros estuvieron a escasos centímetros, en los cuales Sinéad tuvo que pararse de puntitas y Jungkook encorbarse para alcanzarla, en ese mismo momento se unieron en un beso, en un cálido y suave beso.
Jungkook cerró sus ojos sintiendo sus labios, y los sentía tanto que sus lágrimas resvalaron por sus mejillas.

No me odies Sinéad, no me tengas miedo, soy yo, siempre he sido yo.

Decía en su mente, rogaba por qué Sinéad no lo dejara.
Sacó sus alas de repente mientras seguian besándose, al momento de extenderlas se sintió una brizna de aire fuerte y el sonido de las mismas hizo que Sinéad abriera sus ojos y se despegara lentamente de Jungkook, entonces ahí estaban de nuevo, las enormes alas negras que había visto antes, Sinéad retrocedió unos pasos para ver por completo a Jungkook, con sus enormes alas, de él comenzaron brotar dos enormes cuernos en su frente y sus ojos ahora eran rojos.
Se sorprendió, era él, era Jungkook, solo que tenía enormes alas, cuernos y sus ojos habían cambiado de color. Sabía lo que era, no habían dudas dentro de su cabeza.

𝑯𝑶𝑹𝑵𝑺- Jungkook. (+18) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora