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Después de la partida aquel chico que había encontrado en medio del bosque, la bella dama se mostraba  triste y desolada, no podía estar con el hombre que amaba y tampoco con su bebé.

Pero todo cambiaba cada vez que le llegaban cartas, cartas traídas por cuervos, enviadas por su amado.
Y todas esas cartas venían acompañadas de una rosa negra.

Mi querida Sinéad, no existe un solo día en el que mi mente no me permita  pensarte. He tenido que regresar a mi hogar para poder terminar de fortalecerme, quiero estar lo suficientemente bien para ir por ti y escaparnos juntos, no existirá nada ni nadie que nos separe...
Cuando estás triste y nadie lo sepa, te enviaré rosas negras. Cuando tu corazón este oscuro y congelado te enviaré rosas negras

Muy lejos nos esperamos el uno al otro, todavía estoy en ese camino a ninguna parte.
Bésame por mí en el espejo y ata una rosa negra en tu cabello.

Cada rosa es una promesa de que nos volveremos a encontrar.

Atte: Jk.

Cada vez que Sinéad miraba esas cartas no podía parar de sonreír y llorar de felicidad, ¿Había encontrado al amor de su vida?, aquellos enredos que habia tenido con aquel chico llamado Taehyung le parecían poco importantes, pero le daban miedo.

¿Cómo pudo dejarse embarazar por él? Es que era joven y virgen, su vida era solitaria a partir de que tuvo que dejar su hogar para ser protegida de algo que ni siquiera conocía.

O eso pensaba ella.

Cuando más pensaba su tiempo más pasaba y escuchó un caballo andar, rápidamente se dio cuenta que Kim Taehyung llegaba y ella tenía las cartas en mano.
Todo su cuerpo entero repeluznó, tenía pánico de ser atrapada, por el momento aquel caballero rubio de armadura plateada no podía saber que ella amaba a otro.
Escondió rápidamente las cartas en un jarrón viejo que nunca usaba, estaba lleno de polvo y de suciedad, las metió en la repisa de la cocina y cerró sus puertas.

Taehyung tocó la puerta y está inmediatamente la abrió, si, tal vez no lo amaba, pero era el padre de su hijo y un ser que se había encargado de protegerlos a ambos, un ser que parecía un ángel, era hermoso sin duda alguna y su corazón lo era aún más, por eso tenía miedo de lastimarlo y eso le partía el corazón.

—Sinéad, he llegado.—Dijo aquel hombre angélical quien extendió ambos brazos a sus costados simulando necesitar un abrazo.

Sinéad lo abrazó con todas las fuerzas de su alma. Hace mucho que no lo veía y la última vez que lo vio lo miró triste y preocupado, pero ahora reflejaba tranquilidad y rotunda felicidad.

—Abrázame más Sinéad, no me sueltes, necesito de tu cercanía.—Dijo él.

—Me quedaré un poco más así entonces.—Contestó ella recargando su perfil en el pecho de éste.

La respiración de Taehyung estaba levemente alterada, también podía escuchar los latidos de su corazón latiendo con rapidez, como si  estuviese muy cansado.
Pero poco a poco los signos de Taehyung comenzaban a normalizarse y ahora se sentía mucho mejor.

Después del abrazo, Sinéad preparó la cena y compartieron juntos una velada tranquila.

—Sinéad, ya no me iré nunca de tu lado.—Habló de repente Taehyung.

—¿Eh?...

—Hace mucho te dije que tendría que irme, pero ahora no...

—¿Y eso porque?.

—Digamos que ya no soy bienvenido en casa.

Sinéad agachó la mirada, no sabía que responder, ni tampoco si sé sentía feliz por ello.

𝑯𝑶𝑹𝑵𝑺- Jungkook. (+18) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora