Capítulo III: Encuentros.

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—¿Realmente quieres que lo conozca?— refunfuñé, siguiendo al dragón al supuesto punto de encuentro.

—Podrías disimular un poco más que estás celosa de que alguien más me adore como tú.— puse los ojos en blanco, demasiado acostumbrada a sus comentarios tontos. —Fuera de eso, creo que sería bueno que hables con él. No eres una humana, pero viviste como una. Es una buena oportunidad para que sepas que ha pasado en tu mundo.— tenía un punto bastante cierto, por lo que no pude evitar darle la razón.

—En sí no es mi mundo porque no nací ahí, pero tienes razón. En años terrestres, escapé de ahí en el 2016, por lo que desde ese año hasta el 2021 pudieron pasar muchas cosas.— como ya era costumbre, cuando hablaba en términos demasiado terrestres, recibí una mirada llena de confusión por parte de Lance.

—¿Y eso en años eldaryanos es...?— hice mis cálculos mentales lo más rápido que pude, pues aún me costaba acostumbrarme a tan pequeñas cifras para los años.

—Escapé en el año 485 después del Gran Exilio, si lo quieres ver así.—


En Eldarya, al ser un mundo paralelo a la Tierra, contaba con la misma duración de los días y años. Para asignar un número al año, se suelen utilizar dos métodos: el más común, lamentablemente, es su versión del antes y después de Cristo, sólo que, en vez de usar a Cristo como referencia, usan al Gran Exilio. Por sus largos años de vida en la Tierra, algunas comunidades de Eldarya usan la misma numeración que en la Tierra, y me encantaría que esto se acostumbrara en todos lados.

Hoy, como parte de las miles de promesas de Lance, iba a conocer al famoso humano que había llegado a las tierras de Eel hace no mucho. Lo que sabía de él, aparte de su raza, era que tenía la misma edad que Chrome, lo cual era un tanto curioso. El dragón estaba a un año de entrar a los treinta, mientras que el tal Mathieu apenas tenía veinte o un poco más. Era tierno, y me sorprendía que se llevara tan bien con una persona cuya edad era la misma que la del lobito al que traía rabiando en sus días de villano.

Nuestro punto de encuentro era en la playa. Debido a que estábamos en el corazón del otoño, ir a la playa no era una actividad muy común entre los habitantes de Eel, por lo que podíamos estar ahí y platicar sin interrupciones de curiosos, cosa que agradecía. Sabía que era un secreto a voces que nadie podía entender mi amistad tan cercana con el dragón, y que en el fondo, mucha gente aún no lo perdonaba por sus crímenes. No me daba vergüenza ser su amiga, pero preferíamos evitar a los curiosos que creían que sólo hablábamos de planes malvados cuando realmente nuestras últimas diez o más pláticas eran de mí quejándome de mi ahora exnovio.

El humano nos estaba esperando al borde del mar, al lado de la roca enorme que había en la playa. Saludó a Lance eufóricamente desde lejos, e hice lo posible por ahogar una carcajada. Era casi como un perrito feliz de ver a su dueño después de que este saliera a trabajar. Aun así, por más risa que me diera, me alegraba bastante que alguien más se atreviera a ser amigo del dragón, ya que, aunque no quisiera admitirlo en voz alta, le hacía falta más compañía además de su hermano el aventurero en Mémoria y una esper gritona.


—Hey, Mathieu.— el dragón lo saludó con tranquilidad. —Esta es la chica que te decía que vivió en la Tierra durante casi 20 años.— me presentó como si no nos habláramos con frecuencia, y suspiré.

—¿E-Eres Aerye?— noté como se sonrojó durante un momento. —Yo... no creí que fueras así de guapa.— tal vez era por su edad, pero su cumplido lo sentí igual de serio que cuando Mery me decía que era la esper más bonita que había visto.

Re;Start [Eldarya] (Re;Birth #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora