Capítulo XXXVII: Nuestro Motivo.

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Todo se había movido con rapidez desde esa declaración. Como era de esperarse, la gran mayoría no me creía: ¿por qué Miiko designaría como líder de la Guardia a alguien como yo? Me costaba acatar reglas, casi me había obligado a punta de amenazas para que fuera parte de la guardia Brillante... si te ponías a analizar a todos los miembros de esa guardia, realmente yo era la peor candidata.

Sí, era la jefa de la división de investigación, pero había aceptado porque era ciertamente independiente de las órdenes de la Guardia en general.

Obviamente, al final no hubo otra opción más que creerme, sobre todo porque el Cristal parecía reaccionar ante mi presencia. Podía ver el terror en la mirada de todos, pues, a excepción de mis padres, mis amigos y conocidos sabían que estaba embarazada, pero nadie se atrevió a mencionarlo en la asamblea por obvias razones. Por más que me doliera admitirlo, mi condición podía suponer una vulnerabilidad para la Guardia, por lo que, si podíamos ocultarlo lo más posible...


—Jefa.— el elfo entró a la sala del Cristal tras la junta, lo cual me extrañó.

—¿Qué pasa, Ez? Y no me llames así...— insistí, pero sabía que ahora no me podría librar de ese título.

—Pues serás mi jefa de ahora en adelante, así que tendré que llamarte así por mucho que te siga considerando una mocosa insufrible.— incluso si le quería decir algo cuando me llamó mocosa, no pude evitar confundirme ante sus palabras.

—Espera... ¿me estás diciendo que vas a regresar a la Guardia o...?— recibí un suspiro como respuesta.

—Verte así de desesperada e inexperta no sólo me conmovió a mí, sino a varios que dejaron este lugar, así que espera visitas pronto.— confesó, sentándose a mi lado. —Nevra me contó lo de tu embarazo, también... no podía dejarte así. Ni a ti, ni a él.— verlo así se me hacía extraño, pero no podía quejarme. Le di un pequeño abrazo como agradecimiento, y correspondió.

—Gracias, Ez... espero dejar de ser la jefa pronto.—


Habían pasado dos días desde la asamblea, y el ambiente en la Guardia estaba sumergido entre la confusión y una leve esperanza. Mis compañeros en la división de investigación se habían encargado de intentar convencer a todos que mi cara de pocos amigos no le hacía justicia a mi capacidad como líder, y que debían confiar en mí por el bien de la Guardia.

Pese a que yo era la jefa de la Guardia en este momento, expresé que no era un puesto que planeaba conservar para siempre, por lo que se comenzaría a entrenar a algún candidato potencial para que tomara el puesto mientras que yo gobernaba. Para mi fortuna, parecía ser que Kero estaba interesado, lo cual era beneficioso en más de un sentido. El híbrido tenía muy buena reputación dentro de Eel y en distintos pueblos, había sido parte de la Guardia durante varios años y conocía a la gran mayoría, por lo que era el candidato ideal.

Yo había aceptado tomar el puesto de líder durante máximo cinco meses, pues según mis cálculos y los de Eweleïn, era el tiempo que me restaba para dar a luz. Una vez que mi hijo o hija naciera, no tenía pensado continuar ni siquiera como recluta en Eel, al igual que Nevra. Incluso con este giro desafortunado, nuestra mentalidad no había cambiado.

Mis padres seguían por aquí, pero tanto Nevra como yo habíamos hecho un esfuerzo olímpico por evitarlos. Mi madre se daría cuenta casi al instante de mi embarazo, y no era algo que quería contarles sola... necesitaba que el vampiro estuviera conmigo, por si querían obligarme a guardarme en Reessia o algo por el estilo. Por lo mismo, tras evaluar que era inútil seguir con esto, los dos habíamos planeado decirles hoy.

Re;Start [Eldarya] (Re;Birth #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora