Capítulo IX: Genkaku, parte I.

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Antes de bajar, Mathieu y yo nos habíamos puesto nuestro abrigo. El camino había sido silencioso y tenso, como todo en nuestro viaje. Nevra y Koori iban al frente, Leiftan iba detrás de ellos, y Lance iba en la retaguardia con el humano y conmigo. A ambos nos estaba costando un poco subir la montaña, ya que incluso si nuestro abrigo nos protegía bastante del clima terrible del lugar, no era suficiente. Incluso si le había dicho a Miiko que yo podía repeler las corrientes... era energía gastada y no serviría de nada, a fin de cuentas.

Los dos jefes de expedición comenzaron a acelerar el paso, pues el vampiro temía que Tenjin ya se encontrara ahí, esperándonos. Pude notar que la kitsune se ponía cada vez más tensa con cada paso que daba, y por más que quisiera desacelerar, teníamos que llegar lo antes posible. Si hacíamos enojar al rey de Genkaku... no sabíamos que podíamos esperar. Según Nevra, incluso con Lance era más que suficiente para vencer a una gran cantidad de kitsunes, pero ese no era nuestro objetivo final.

Cuando mis dos acompañantes se pusieron a platicar, decidí que tal vez era una buena oportunidad para acercarme al aengel. Después de todo, aunque tenía razón respecto a que prácticamente nos estaba haciendo un favor, me temía que se volviera peso muerto en nuestro viaje... ya nos habíamos topado con una situación de peligro, y no hizo nada. El viaje pintaba a ser bastante problemático, lo cual me preocupaba.


—Hey, Leif.— me acerqué a él, intentando llevar su mismo paso. Al ver esto, bajó un poco su velocidad.

—No pude decírtelo ayer, pero me sorprendí mucho al... bueno, sentir tu poder. ¿Has entrenado mucho?— desvié la mirada, un poco avergonzada. Técnicamente, lo único malo que había hecho el aengel era reprocharle algo a Lance cuando ni siquiera se estaba metiendo en el conflicto para insultarlo, por lo que me sentía un poco culpable.

—Pasé seis meses en Reessia entrenando como loca y con dolor de cabeza todos los días, así que me alegro de que mis esfuerzos tengan frutos.— hice lo posible por convertir mi agresión en un chiste, aunque sabía que Miiko me regañaría bastante al regresar a Eel. —Perdón si mi comentario es grosero, pero... me sorprendió que nos acompañaras. Cierta persona reprochó mucho el hecho de que no te unieras a la Guardia, pero sí a la misión...— ante mi comentario, simplemente arrugó la nariz.

—Nunca he entendido como puedes salir con él.— su respuesta me hizo recordar ese periodo de tiempo en el que teníamos algo parecido a un triángulo amoroso entre nosotros.

—Corrección; salías.— se frenó en seco por un instante, sorprendido y un poco incómodo.

—Ah, no lo sabía... perdón.— carraspeó. —Respecto a tu comentario, los humanos son una amenaza que me he temido por años, y quería ver con mis propios ojos a que nos enfrentamos.— aunque era una razón demasiado profesional, lo entendía.

—Me imagino la razón por la que no quieres usar tus poderes, pero... ¿realmente no los usarías? ¿Ni aunque estuviéramos al borde de la muerte?— recibí una mirada muy distinta a la que podría imaginarme del aengel; una llena de fastidio. —No es que te lo esté echando en cara ni nada, ¿de acuerdo? Como tú dijiste, vienes como auxiliar, así que, si quedaste en ayudarnos a conducir el barco, eso harás.—


Después de tan incómoda conversación, seguimos caminando. Si mal no estaba, Tenjin había requerido nuestra presencia a las 3 de la tarde, pues por la ubicación de Genkaku y por estar en invierno, oscurecía bastante temprano. Mis años en la Guardia me habían servido para poder orientarme con algo tan simple como la posición del sol, y por lo mismo, sabía que el tiempo se estaba agotando y no le veía fin a la maldita montaña.

Re;Start [Eldarya] (Re;Birth #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora