Prólogo.

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Abrí los ojos con mucha más motivación que otros días. Después de todo, por fin había finalizado mi entrenamiento y dejaría este lugar tan molesto para regresar a mi hogar: Eel. Hace ya cinco años que había dejado la Tierra para refugiarme en Eldarya... y había pasado de todo. Tenía experiencias hermosas y experiencias horribles, pero, a fin de cuentas, atesoraba ambas, pues eran parte de mi historia en este mundo. Había conocido personas muy importantes para mí, y me había encontrado con mi molesta madre que adoraba muy en el fondo.

Lamentablemente, una de mis peores experiencias había sido el tan conocido Sacrificio Rojo. Para regresar el balance a este mundo, habíamos forzado a la aprendiz de fénix de ese entonces a sacrificarse. Sí, ya no teníamos que ir a la Tierra por comida, nuestro clima se había regulado, y también los días y las noches, pero... ¿a qué precio? Había prácticamente asesinado a una persona, mientras que Leiftan, a pesar de las promesas de Miiko, seguía adentro del Cristal sin dar señales de querer salir pronto.

Muchas cosas habían cambiado, también. La única líder que seguía en su puesto era Miiko, ya que los líderes anteriores habían dejado sus puestos por distintas circunstancias. En Sombra, Nevra se había convertido en la mano derecha de Miiko desde hace poco menos de un año, por lo que tuvo que dejar su puesto y heredárselo a Chrome, aunque Karenn era prácticamente quien le decía a Chrome que hacer. Eweleïn había tomado el mando de Absenta muy a regañadientes tras la partida de Ezarel hace dos años, y Valkyon le había regresado el mando a su estúpido hermano al asegurarse de que ya no tenía intenciones de villano.

Los fenghuangs no la estaban pasando tan mal a pesar de lo sucedido con Huang Hua, pues ahora Feng Zifu era el encargado del templo, y la nueva candidata a fénix era la hermana de Huang Hua: Huang Chu. Karuto seguía siendo nuestro cocinero, por lo que podía seguir con mis visitas secretas a la cocina. Mery y Twylda habían regresado a su antiguo hogar, y Cameria se había ido a un rumbo desconocido por todos. A pesar de que me dolía que Ez ya no estuviera en la Guardia, seguía manteniendo contacto con él, pues estaba viviendo en la ciudad cercana a Eel.

¿Y yo? Antes de ofrecérselo a Chrome, el vampiro me había preguntado si no quería aceptar el trono de la guardia Sombra. Como era de esperarse, lo había rechazado, pues sabía mejor que nadie que el liderazgo no era lo mío, sino hacer planes en solitario con objetivos de moral difusa. Por lo mismo, me había convertido, junto con Lance, en la principal informante de la Guardia, ya que a pesar de que se me dificultaba el trabajo en equipo, trabajaba terriblemente bien con el dragón. Por lo peligroso de mi puesto había optado por entrenar aún más mis poderes en Reessia, razón de mi situación actual.

También, habían ocurrido muchas uniones esperadas e inesperadas. Ewe y Ezarel salieron durante un tiempo, pero no funcionó. Jamón y Colaïa se habían casado, por lo que se habían ido a vivir junto con Alajéa y su esposo Sonze a Balenvia. Para la sorpresa de todos, Kero e Ykhar se habían casado, y llevaban ya tres años lejos de Eel. Chrome y Karenn estaban a nada de festejar su cuarto aniversario de novios...


—¿Aerye?— escuché la voz del único amigo terrestre que tenía. —¿Puedo pasar?—

—Adelante, Arion.—


Otra cosa que había sucedido en estos meses es que me había reencontrado con Arion. No habíamos tenido tiempo de hablar ni mucho menos, ya que él también había estado completamente ocupado con los entrenamientos. Al verlo de nuevo, lo abracé, y cerró la puerta detrás de él. Los años no habían pasado en balde a través de mi exnovio: no tenía canas, pero se había dejado la barba, cosa que lo hacía ver como veinte años mayor. Se había convertido en una persona muy responsable y trabajadora, cosas que, aunque me alegraban, nunca creí ver en mi vida.

Re;Start [Eldarya] (Re;Birth #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora