Nunca en mi vida había sentido tanta ansiedad como hoy. Había ido a misiones en lugares desconocidos, con objetivos peligrosos que sólo se podían conseguir arriesgándome demasiado. Había atrapado a Leiftan. Hice misiones completamente ilícitas con Lance cuando aún era enemigo de la Guardia. Robé documentos clasificados. Jugué a la agente encubierta en más de una ocasión. Podía enumerar miles de situaciones peligrosas en mi vida, desde las más banales, como sentirme ansiosa por mi primera cerveza, hasta realizar esta misión.
El contexto de nuestra misión podría sonar sencillo: ir a Frankfurt, un lugar que conocía a la perfección. Buscar la supuesta base de los Templarios, recabar la información que necesitamos e idear un plan para atacar o defendernos, dependiendo de nuestras posibilidades. De igual manera, teníamos que hacer un reporte de que tan factible era para nosotros vivir en la Tierra una vez más, tanto en el aspecto físico como en poder adaptarnos a las costumbres humanas.
Técnicamente, no era misión difícil. No era la primera vez que me infiltraba en un sitio peligroso, y recabar información me era tan cotidiano como respirar, pero... algo no se sentía bien. Sabía que, por más volátil que fuera mi precognición, nunca debía ignorar mis corazonadas, y sabía que este era uno de esos momentos.
Estaba vestida con mi ropa humana, que era técnicamente igual a la que estaba usando cuando llegué a Eldarya. En mi maleta llevaba unos pocos cambios de ropa, artículos esenciales y una nota sobre el pedido de mi madre. Cada paso que daba hacia nuestro punto de encuentro me resultaba más pesado que el anterior, pero hacía lo posible por mantenerme tranquila, sobre todo porque tenía que despedirme del dragón de hielo que parecía cada vez más difícil de encontrar.
Como lo suponía, se encontraba debajo del cerezo, pensativo. Podía notar que su mirada estaba perdida en la nada, suspirando entre cada pensamiento. Lo conocía mejor que nadie: sí, estaba mucho más tranquilo porque su hermano seguía vivo, incluso si seguía aplicándole la ley que le hacía honor por asustarlo. Pero también sabía que le guardaba rencor a la raza humana, y aunque existan excepciones, los sentimientos tan profundos como su odio no eran fáciles de superar.
Con cuidado, comencé a acercarme a él, pues no quería asustarlo con mi presencia tan repentina. Me tomé unos segundos para contemplarlo, sobre todo guardando esa memoria de él con ropa humana. El estilo le había quedado bastante bien, pero su tonta coleta seguía sobrándole. Por más que le dijera que se veía mucho mejor con el cabello para atrás, como antes, tenía esa necesidad de usar esa coleta de dos centímetros que lo hacían parecerse a Pucca.
Hice lo posible por no reír ante esa pelea que habíamos tenido porque yo no comprendía su estilo. Pensar en todo lo que habíamos pasado juntos, y que, si no fuera porque había tomado la decisión de no acabar conmigo cuando descubrí a Leiftan, las cosas habrían sido totalmente diferentes. Fuimos enemigos, pero bastaron unas cuantas conversaciones para hacernos tan cercanos como éramos en este momento.
—¿Ahora eres tú quien está sumergida en sus pensamientos?— irónicamente, fue el dragón quien me sacó de mi trance.
—Sabes que técnicamente podría irme sin decirle adiós a todos los del cuartel, pero no me podías faltar tú.— me senté a su lado, la ansiedad que sentía hace unos momentos disipándose un poco.
—No te va a pasar nada, Aerye. Es un lugar que conoces mejor que nadie, y tu misión no implica ningún riesgo físico. Me preocuparía más por Mathieu, en todo caso.— fingí un puchero ante la mención del humano, cruzándome de brazos.
—Pues sí, ya me cambiaste por él.— el jefe de Obsidiana puso los ojos en blanco, tragándose una carcajada.
—Tú sigues siendo la incubadora de mi huevo.— solté una carcajada al escucharlo, pues si no fuera porque lo conocía, eso se habría escuchado terriblemente mal. —¿Podrías dejar de darle un doble sentido a todo?— por más que quisiera sonar irritado, podía notar como una sonrisa se asomaba.
ESTÁS LEYENDO
Re;Start [Eldarya] (Re;Birth #3)
Fanfiction「¿Por qué llegamos hasta este punto?」 ◊Han pasado 4 años desde el Sacrificio Rojo. Eldarya parece estar tranquilo por fin, hasta que ciertos acontecimientos alarman a la Guardia de Eel. Humanos en Eldarya, conflictos de corazón y el descubrimiento d...