Del Arte Nacemos

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Han pasado dos semanas desde mi llegada y todo ha estado "normal" si es a lo que podemos llamar normal, me adapté muy rápido después de mi torpeza del segundo día, no he vuelto a molestar a la señora, hago lo que me dicen y como de todas formas se trabajar no han tenido quejas de mi, las hermanas, sólo me daban órdenes, pero últimamente les gusta que les cuente cosas sobre el exterior, al parecer no pueden salir de aquí, también están en esta cárcel, las conversaciones son cortas, tampoco es que nos hemos vuelto amigas, de hecho me tratan como lo que soy una "criada", hablando de eso las demás sirvientas, las cuatro ninguna me sigue sin dirigir la palabra por miedo, me ven y se van por otro corredor, no sé, este castillo es gigante, una vez me perdí, pero me ayudó para explorar, encontré un sótano pero se ve muy tenebroso como para bajar ahí y como si de una película de terror se tratase es obvio que ahí abajo no hay unicornios rosas. Últimamente la señora ya no me vigila para ver si hago bien mi trabajo, al parecer no la decepcioné y eso llega a mi punto.

He estado explorando el castillo para buscar alguna salida rápida, con que ya no me esté vigilando, hace más fácil escaparme de mis tareas unos minutos, tengo que lograr tener un plan de escape, pero no lo logro concretar y la razón es que  ¿a dónde iría después? , no puedo volver al pueblo y sin dinero no puedo salir de aquí, así que con la gran pena tendría que robar algo valioso para vender y aquí hay muchas cosas de valor, pero me da miedo si se enteran que hace falta, pero quien no arriesga no gana. 

Me preparé como siempre, no había mucho que hacer, las hijas estaban satisfechas porque habían capturado a un hombre o bueno la señora les trajo un hombre, no quiero recordar la escena vista el día de ayer, se lo han llevado al sótano, sabía que no hacían nada bueno allá abajo, se oyeron gritos y después un silencio aterrador, no pregunto, ni siquiera pude ayudarlo, me siento como una mierda, quiero salir de aquí, son monstruos y tarde o temprano harán lo mismo conmigo, dejé de pensar y me puse a trabajar en la cocina. La mañana transcurrió tranquila, me encontraba fregando el piso cuando de pronto escuché los enormes pasos de Alcina, me levanté de golpe para mostrar respeto, de nuevo escuchar su voz, me hacía sentir extraña, se dirigió hacia mí, "Necesito una modelo para una pintura, Donna no puede y mis hijas me han dicho que quieren seguir jugando, mi última opción eres tú, así que sígueme", sin siquiera saber mi reacción siguió de largo, la seguí, hasta llegar a la habitación de arte, habían varias pinturas hermosas, era toda una artista después de todo, ¿tenía sensibilidad acaso?. 

Dimitrescu, preparó sus pinturas en silencio, se sentó en un banquillo al frente del lienzo, me miró, "No te quedes ahí, quítate la ropa y ponte ess toga blanca", obedecí al instante, me quite los pantalones y la blusa, estaba dispuesta a ponerme la toga hasta que me volvió hablar esta vez con un tono de burla "¿En serio?, necesito una espalda desnuda, haz un lado el sujetador, quítate lo", me quedé sin aliento, me quería casi desnuda o ¿estaba exagerando?, nunca antes me había desnudado para alguien, me moría de vergüenza, pero tuve que hacerlo, me quite el sujetador, me cubri con la toga, pero vamos esa mierda no cubría nada, "De espalda criada", sólo escuché eso y me puse en la posición que me señaló, espalda recta, cara de medio lado, mirada hacia arriba, manos juntas de lado, piernas extendidas al otro lado, era una pose muy sensual, no sabía cuánto tiempo iba a estar así pero al menos no era tan difícil. 

El tiempo pasaba y el silencio era muy incómodo, tenía ganas de rascarme la nariz pero no podía, así que empecé a moverme, ella se quejó, así que me disculpé, por un momento dejé de ver al techo y por el rabillo del ojo la logré ver, se veía hermosa no lo voy a negar, tenía una expresión de paz, le gusta mucho esto, se ve adorable, no pude evitar sonreír y esto provocó que su mirada se cruzará con la mía por unos segundos, me miraba y yo a ella, alzó una ceja y juro que hizo una media sonrisa, ¿hacía a mi?, rápidamente mire de nuevo al techo, para después escuchar como se levantaba, sus pasos más cerca, no entendía pero el corazón me venía a mil, escuché de nuevo, "Tu espalda está muy marcada", "Perdón señora" le dije, "¿Perdón? No es para disculparse, es maravilloso, cada trazo me está saliendo excelente", al decir esto sentí el contacto de su mano sobre mi espalda desnuda, un frío me recorrió por todo el cuerpo, nunca me había tocado, no sabía lo que se sentía la presión de sus dedos, pero me sentía tan frágil, mierda ¿qué me pasa?, de nuevo habló, "No te haré daño, relájate, por el momento has sido muy buena, buena niña", su voz ya no se oía amenazante, baje la cabeza y me relajé, me di la vuelta, al parecer ya había terminado por el momento, ya que no protestó. 

"Toma un descanso" acto seguido se volvió a sentar en su lugar, cruzó sus grandes piernas, el vestido que llevaba era negro y tenía abierto a un lado hasta el muslo, era elegante, aún para cuando estaba en su casa, me imagino que no puede ir muy lejos de este pueblo, me gustaría saber porqué es así y que exactamente son, pero sería inoportuno preguntar o no?...como si de leer mi mente se tratase, se dirigió a mí de nuevo, "¿Estas curiosa por saber que somos verdad?, la miré asustada, ¿sabían leer mentes también?, " Señora, yo...yo no estaba pensado mal se lo juro ", me miró desconcertada," No leo mentes pero es muy obvio que los humanos tengan esa curiosidad", "Cierto, lo siento, ammm, si bueno no quería ser ofensa con esas preguntas", "No me ofenderia, sólo somos una especie de experimentos tómalo así", sólo asentí, "experimentos" pensé, supongo que hay algo más que este castillo, hay un humano haciendo seres así ¿como si de Frankie Stein se tratase?. 

Una hora pasó y había terminado definitivamente, pude ver la pintura, a decir verdad me veía muy bien, mi ego alto me permite reconocerlo, Alcina me dijo que podía volver a vestirme y dejar la toga así que lo hice, pero cuando estaba a punto de ponerme el sujetador, sentí ambas manos tomándome de los hombros, después todo se nubló, sentí como su boca me mordía con rapidez el cuello, me presionaba con fuerza, mis piernas temblaban, estaba a punto de caer, pero me sostenía, deje de sentir, iba a morir ahí mismo y mis lágrimas amenazaban con caer, no podía morir así, pero unos segundos después me di cuenta que no dolía, sólo estaba bebiendo de mi cuello, su contacto hizo que todo mi cuerpo dejara de responder, de pronto sentía un calor intenso, sin embargo mi vista se nubló y caí, me había soltado, lo último que pude notar antes de mi desmayo, es que me alzaba, se alimentó de mi pero no me hizo daño….

Mi Dama de Fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora