Que pesado siento el cuerpo...una debilidad abunda por todo mi ser, ¿En dónde estoy…?
¡Cierto! justo cuando posaba de modelo para la pintura de la señora me tomó por la espalda y me succionó la sangre del cuello, la última sensación que recuerdo es la de sus labios tocando mi piel, ya que sus colmillos eran totalmente indoloros. ¿Y dónde rayos estoy postrada? Siento una superficie firme y a la vez suave detrás de mi cabeza. Abrí los ojos y lo primero que vi fue el rostro de Lady Dimitrescu mirándome fijamente; eso quiere decir que estoy en sus regazos. “Oh vaya, al parecer al fin despertaste querida, ha llegado la noche incluso”, exclamó la mujer con una expresión aliviada, “¿Qué? ¿Tanto ha transcurrido? Estaba ayudando con su pintura y entonces..” dije asustada recordando nuevamente el terrorífico suceso que ocurrió. “Eso...por favor disculpa mi atrevimiento, es solo que no pude contenerme al ver tu espalda marcada dando a tu hermosa nuca, no pude tener suficiente con plasmarla en mi lienzo, quería tenerla y tomar de ella tu sangre, pude detenerme antes de que pasara a mayores, pero puedes estar tranquila jovencita, trataré de contenerme la próxima vez, ahora que me aseguré de que estás bien, puedes irte a dormir por hoy”, dijo Lady Dimitrescu haciéndome entender con un gesto que me podía retirar señalando la entrada.
Asentí y aún un poco mareada salí de su habitación solo diciendo “Q-que tenga linda noche” aún con voz entrecortada por todo el shock de lo que acababa de suceder y decir esa gran mujer.
Me siento, demasiado confundida, ahora estoy 100% segura de que tengo que buscar como escapar de este castillo a como dé lugar, hoy casi estuve a punto de morir, se nota a leguas que estas mujeres no tienen ni una pizca de control para dominar su sed de sangre. Aún así quedé algo confundida, ¿Por qué la señora Dimitrescu se contuvo y no me mató? Jóvenes criadas puede conseguir por montón si así ella lo desea y reemplazarme, además se notó que se preocupó por mí y no quería verme morir, ¿Qué me hace tan especial?, ¿Por qué yo de modelo para su pintura? diablos, tengo tantas preguntas en mi cabeza. Pero lo que más me intriga es saber qué clase de intenciones tendrá conmigo de ahora en adelante ya que aduló mi cuerpo como si hubiese despertado un interés no sé si para sus fines alimenticios o para su pintura quizás? O hasta podría ser...no, imposible.
En fin, creo que iré a la cama directamente, la señora me concedió el permiso para terminar mis labores por hoy, ya el día de mañana me preocuparé por cómo salir de este infierno de sitio.
Rumania, 7:00 am
Bueno, ya ordené la mesa y está lista para que la señora y sus hijas vengan a desayunar, hoy me siento mucho mejor luego de lo sucedido ayer, al parecer descansé perfectamente, no me levanta el ánimo del todo pero no voy a decaer; y justo en ese instante se escucharon grandes pasos de tacones bajando las escaleras y detrás de él una nube de enjambre de moscas, ahí vienen. Primero sus hijas adelantaron a su madre y tomaron asiento, como siempre Cassandra armando un alboroto, luego entró Lady Dimitrescu sentandose en su gran silla aterciopelada elegantemente, pasando completamente de mí; nerviosa esperando no atraer su mirada, empecé a colocar los cubiertos de cada una de ellas y cuando coloqué los utencilios de la señora pude divisar cierta mirada debajo de su gran sombrero negro hacia mis manos, en ese momento esas empezaron a temblar, cumplí mi tarea y rápidamente me dirigí a la cocina.
AHHH, ¿Qué me sucede? Estoy más nerviosa y asustada de lo normal, se me acelera el corazón, su presencia me hace temblar, no voy a poder fingir estar normal frente a ella, eso va a ser contraproducente en mi meta de tomar su confianza para que mi fuga sea exitosa. Las otras sirvientas me veían de forma extraña por mi cara pálida y sudor mientras llevaban la comida a las amas, “Oye tú, has algo y ayúdame a servirles el té a su señora e hijas” dijo una de ellas malhumorada y con cara de desprecio hacia mí; tomé la bandeja con la tetera y las tazas y caminé respirando muy hondo nuevamente dirigiéndome al comedor. Estaban ya degustando su desayuno a las cuatro y me llené de valor para ir a colocar y llenar sus tazas, una por una, Bela, Cassandra, Daniella y por último Lady Dimitrescu. Bien parece que logré controlarme un poco. ¿Gustan algo más? dije cortésmente y todas guardaron silencio como si no existiera ignorándome completamente.
Como no obtuve respuesta me decidí a volver a la cocina a ayudar a lavar los utensilios de cocina pero antes de cruzar la puerta una voz desconcertantemente firme exclamó “Alto ahí querida, quédate detrás de mí, aún no te he dado permiso de abandonar, además, justo acabo de terminar mi té, sírveme un poco más”, esa voz, esa maldita voz que hace vibrar mi cuerpo de pies a cabeza proveniente de la señora Dimitrescu, no entiendo como tiene el poder total sobre mí, haciendo volver todos esos temblores y nervios dije “C-como usted ordene señora” y me dirigí a llenar de nuevo su taza de té exitosamente, luego de eso como ordenó me quedé detrás suyo esperando órdenes. Era un ambiente demasiado intenso para mí, estas sanguinarias mujeres desayunando cómodamente frente a mí, sabiendo que pueden ser las perpetradoras de mi muerte...joder. Tragué saliva e inmediatamente las miradas de las tres hijas se dirigieron a mí ¿Por qué tan nerviosa aldeana? ¿Tienes miedo aún? exclamó Cassandra riéndose exageradamente. No sabía qué decir ni hacer, mi cabeza estaba totalmente colapsado, ese comentario y miradas fueron la gota que rebalsó el vaso y justo cuando ya iba a desplomarme de ansiedad Lady Dimitrescu dijo, “No la molesten hijas, o no tendrán festín este mes, se los advierto” con voz fría, parecía que hablaba en serio y las tres callaron. Yo por otro lado estaba muy sorprendida de cómo estaba actuando la señora el día de hoy, mayormente por esto último, en ese momento agregó “Muy bien jovencita, puedes llevarte mi té y el de mis hijas, estoy satisfecha”, asentí, tomé la taza de café y al levantarla y con intención de dirigirme a tomar la de las hijas me tropecé con la pata de la silla de la señora y derramé el té sobrante en el largo y hermoso vestido de esta misma. Inmediatamente me aparté y con la cabeza abajo me disculpé con todas mis fuerzas y voluntad. En mi cabeza solo estaba la palabra “Morirás”.
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Mi Dama de Fuego
Fiksi Penggemar¿Qué sucedería si un día te vuelves la sirvienta de una de los lords de un pequeño pueblo en Rumania? Y está fuera ni más ni menos que Lady Dimitrescu, la dueña del castillo y su "viñedo", si así le podemos decir a los horrible actos que comete, per...