Una Pesadilla

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Rumania 10:00am

Desperté algo exaltada, pero suspiré al mirar que todavía seguía en su habitación, recordando los momentos de la noche, una sonrisa satisfactoria se mostró, me quise sentar pero el dolor de las heridas se hacía presente, "sólo sentir la tela rozando, hace que me duele más", dije en voz alta, estaba hablando sola, hice el esfuerzo de levantarme totalmente y ya afuera de la cama, busqué mi vestido, ah no ahora que lo recuerdo antes darme palmadas, lo había destrozado con sus manos, estaba desnuda y sin nada que ponerme, salir de la habitación así, hasta mi recámara no era una opción claramente, pero quizás podía fijarme si había alguien en el pasillo, abrí la puerta lentamente, asomando mi cabeza, no había rastro de Alcina, maldije por un momento, sin darme cuenta  unos ojos de muñeca se mantenían mirándome desde el extremo del pasillo, era la maldita muñeca de Donna, su aspecto tenebroso me hizo recordar las palabras de mi señora, era mejor no acercarse, así que me dedique a volver a cerrar la puerta, pero una mano impidió que se cerrará por completo, era la mano de Angie, me asusté de inmediato, tropecé intentando retroceder cayendo al suelo, había entrado a la habitación intenté gritar pero me tapó la boca, esperaba la ayuda de alguien o ¿qué mierda iba hacerme?. 

"Vamos anda a jugar conmigo, pero no como juegas con Lady Dimitrescu" rio con esa voz chillona, de mi boca no salía ni una palabra, sólo veía flotar a la muñeca rodeandome, de pronto todo se volvió oscuro, no veía absolutamente nada, ¿cómo era posible si hace un instante era de día?, sólo escuché más risas y un frío siniestro recorrió mi espalda aún desnuda y sin saber que hacer, me levanté como pude, mirando un rastro de luz, sólo pude pensar que esto era de lo que decía Alcina, las alucinaciones, en un instante todo se puso de color rojizo, lúgubre, las paredes temblaban y pensaba que todo se iba a venir abajo, ¿un terremoto? no podía quedarme ahí, salí de la habitación sin pensar en mi estado, todo afuera era igual, no había nadie, había un camino de de sangre e incluso el olor era nauseabundo, quería llorar, mis lágrimas amenazaron con salir pero en ese momento lo mejor era correr por mi vida, ya que desde el extremo del pasillo se encontraba un monstruo horrible, lloraba como un bebé, ¿qué mierda era eso?, lo que fuera no era nada amigable y se acercaba a mi ahora con mucha más velocidad, corrí bajando las escaleras casi lanzandome de ellas, su aspecto era como un feto gigante viscoso, lleno de sangre, no había escapatoria de esa cosa, también había logrado bajar, corrí por el salón principal, me ocultandome  en el comedor, debajo de la gran mesa, de nuevo quería sollozar, pero me encontraría, tape mi boca fuertemente, la puerta se había abierto y esa cosa entró, si me quedaba ahí me en cerraría, necesitaba un plan, sin pensarlo mucho logré salir del comedor cuando estaba dando la vuelta por la mesa, de nuevo corrí por los pasillos, a este punto ya no sabía dónde estaba, entre a una habitación oscuro, visualice un piano, sonaba como si alguien lo estuviera tocando pero el lugar estaba vacío, el ruido y las risas se intensificaron, todo estaba negro otra vez, hasta que sentí una mano tomándome, grite de terror, cerrando mis ojos preparada para morir, pero pude escuchar una voz gritando con urgencia y otras riendo, abrí de los ojos y todo estaba claro de nuevo, ahí estaba Alcina arrodillada frente a mi con su expresión verdaderamente preocupada, mire alrededor y estaban sus hijas, dos sirvientas y Donna, volví a mirarme para darme cuenta de mi cuerpo desnudo, rápidamente me tape, muerta de vergüenza,  mi señora había ordenado a las sirvientas traer algo para taparme, de pronto tenía una tela blanca, la usé, quería llorar sin poder retener mis lágrimas, era lo peor que pude haber pasado desde que llegué ahí, un poco más calmada traté de concentrarme de nuevo a mi entorno. 

"Donna ¿qué clase de mierda has hecho?" escuché a mi señora decir enojada, estaba esperando una respuesta, con sus manos en su cintura haciendo un puchero de enojo, la otra mujer estaba en silencio, hasta que pudo responder, "Lo siento… yo… Angie… a veces no puedo controlarlo", Angie se acercó Alcina, "Era un juego realmente no le iba hacer daño", ¿un juego? ¿Qué dice esta loca?, pensé, casi muero de un infarto, pase la mayor vergüenza, me levanté furiosa queriendo destrozar esa maldita muñeca pero su agarre era fuerte, atrayendome hacia ella, como toda una protectora. Alcina se dirigió hacia la muñeca, "No te destruyo porque eres lo que más quiere mi hermana, maldito engendro", no quería verlas pelear por mi, así que intente calmar la situación, "Está bien mi señora, no fue para tanto, además Donna no tiene la culpa" sonreí queriendo fingir tranquilidad, "así que si me disculpas iré a vestirme", quería salir corriendo de ahí la verdad, "Madre, tranquila, no le han hecho daño a tu comida", dijo Bela, queriendo defender a Donna, "No es asunto tuyo querida hija, en todo caso que no vuelva a ocurrir mientras estés en mi castillo", Donna asintió tímidamente y las 3 hermanas volvieron a sentarse, Cassandra era la que tocaba el piano y Daniela le estaba instruyendo, era un momento familiar y yo lo arruine, corriendo hacia ahí, no tenía nada que hacer más, así que me di vuelta para regresar a mi recámara, no quería saber nada más...

Tomé un baño y me puse de nuevo otro vestido holgado, para evitar usar algo apretado que me hiciera estar incómoda , a decir verdad no quería salir de la habitación, tenía miedo todavía, las imágenes que pasaban por mi mente eran traumáticas, unos golpes llamaban a la puerta, ¿ahora qué? Me pregunté, camine hacía ahí, era Daniela, las hermanas nunca pasaban por aquí, me impresione a decir verdad, su mensaje fue claro "Mi madre me mandó a traerte, dice que la acompañes al jardín, esto es vergonzoso, ¿por qué ahora soy tu mensajera? Ash", expresó con rabia, no sabía para qué me quería pero mandar a su hija fue algo chistoso de su parte, ya que no les agrado en lo más mínimo. Acaté la orden y la seguí, sin saber lo que me esperaba.

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