Sangre Y Muerte

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Encendí un candelabro que había en un pasillo y me acerqué lentamente hacia el lugar, habían unas tablas rotas en el suelo, estaba demasiado oscuro, bajé las escaleras con cuidado y entre pasillos que parecían no llegar a ningún lugar, hasta que… me congele en un instante, allá abajo olía a sangre y muerte, la poca luz me dejaba notar una cierta cantidad de calabozos, caminé un poco más, temblorosa, aparatos de tortura, cuerpos putrefactos en el techo, todo estaba lleno de sangre, lo que más me impacto fue ver el cuerpo de una mujer colgando, mientras su sangre caía en un balde, me asusté demasiado, retrocediendo casi chocando con otro cuerpo ya totalmente seco, una cosa era tener en cuenta que comían carne humana y otra muy diferente era ver como lo hacían, esto no se lo desearía ni a mi propia enemiga, un sonido, un quejido me hizo saltar del miedo, no estaba sola, lo que parecía un cadáver se movía lentamente desde el fondo, "¿qué mierda?  ¿Cómo es que está vivo?", recordé lo que hablaban en aquella comida, "No fue apta", palabras de Dimitrescu, era lo que hacían aquí abajo, me moví lentamente para no alertar a la cosa esa, en un lado del pasillo había una camilla, inyecciones usadas y notas, una lista de nombres de mujeres y estaba Ingrid ahí, de pronto quería vomitar, salí corriendo de ese lugar antes de que se den cuenta que estaba aquí. 

Mis náuseas no cesaron, estaba pálida, la mujer que hace unas horas era todo para mi, en verdad que era un monstruo, lo que hacía no tenía perdón, ingenua, tonta, es que esto era lo más evidente de todo, me cegue como idiota, pero no más. Regresé a la habitación con Ingrid, "Ahora me crees lo veo en tu mirada, cambiaste tu semblante", "Yo… yo no sé qué hacer", expresé, "T-tu eres del pueblo te reconozco, ¿cómo terminaste aquí?", pregunté aún confusa, "Me capturaron mientras caminaba en la noche, mi abuelo tenía razón, salir a esa hora no era buena idea y tú cómo es que estas aquí y no allá abajo?", "Mi familia… me vendió para que trabajara como sirvienta", pude notar su reacción de sorpresa sin saber qué decir, no más que un silencio incómodo, "Pero bueno, cosas de la vida", dije queriendo pasar del tema, "Tenemos que irnos ya, pronto sabrán que escapé de ahí, me van a encontrar", nerviosa buscó algo de su bolsillo rápidamente sacó una llave, "Pude robarme una llave allá arriba, debe ser la llave de la salida", la miré parecía la llave que usaba Alcina para cerrar puertas a su gusto, pensando la tenía que ayudar, no iba a permitir que terminara como las demás, tomé la llave, "Por el patio es la única salida que se me ocurre, puedes escalar el muro y correr hacia el bosque", "Tienes que ir conmigo por favor, no quiero estar sola en esto, tarde o temprano, terminarás igual", expresó con tristeza, sin embargo las palabras de Cassandra se vinieron a mi mente, "Eres una cosecha",  asentí y la tomé del brazo, decidida de lo que iba hacer. 

Conocía bien el lugar, el comedor principal teníamos que ir hasta allá, sabía que había una puerta que daba al patio, justo ahí, después de eso no tenía ni la remota idea de que haríamos, ¿tan siquiera había salida posible?, sin siquiera un plan esto era un suicidio, pero no teníamos mucho tiempo, ellas no siquiera descansan, esperar al otro día no era posible y hasta Ingrid lo sabía. Corrimos hacia el extremo del salón para encontrarnos con la puerta del comedor, extrañamente abierta, lo dejé pasar como golpe de suerte, "Te irás conmigo verdad?" preguntó de nuevo, al cual respondí con un "sí", le di la llave para que abriera, estando detrás de ella, la llave encajaba perfectamente, la sonrisa de felicidad se desvaneció en segundos cuando una  figura alta se asomaba, "Por fin nos conocemos", dijo tomando a Ingrid del cuello levantandola en el aire, me quedé inmóvil, sus garras salieron, quería gritar que no, pero fue tan rápida que sólo pude notar el cuerpo sin vida cayendo frente a mí. 

Con rabia e impotencia, mire al frente, para gritarle, "¡Eres un monstruo!", me tomó del cuello con furia, una equivocación como habían dicho las hermanas y era mi sentencia, estaba lista para morir de la misma forma por esa mujer, pero al abrir mis ojos, nuestras miradas se cruzaron, "Un monstruo si eso soy para ti, esta bien, eres una malagradecida niña, insolente", empujándome hacia la pared , gemí por el golpe que recibió mi espalda, pero tenía demasiada rabia que no me importaba mi final, "Me importa una mierda, lo que hiciste, no tiene perdón de nadie, prefiero morir aquí", dije agarrando su mano influyendo a que presionara con más fuerza, "Tonta, el monstruo te dejará ir porque no puedo dañarte", diciendo esto soltó el agarre para dejarme caer al suelo, mi corazón palpitaba velozmente, lo que había hecho y dicho era por puro impulso, ¿por qué no me mataba ahí?, ¿me iba a torturar?, preguntas sin respuesta alguna, no era tan tonta como para preguntar y ponerme en bandeja de plata, pero sus palabras fueron muy claras antes de salir, "Desde ahora dejarás el título que tenías y volverás a ser la sirvienta pero no mía, de mis hijas, ellas sabrán qué hacer contigo, me has traicionado no te quiero ver en ningún momento", sus palabras frías, hicieron que mi corazón se helara, sintiendo un dolor agudo en este, mis lágrimas amenazaron con salir, sólo pude mirar por último vez su rostro apagado mientras se desvanecía en la sombras. 

Lo había arruinado todo, comencé a llorar frenéticamente, acercándome al cuerpo de Ingrid, "Lo siento mucho, lo siento", las lágrimas caían sin poder controlarme, no pude salvarla, ni siquiera pude salvarme y ahora empezaba mi verdadera pesadilla, con la repulsión ganada de Alcina, ya no tendría protección alguna ante nada, me volvería un saco para torturas, totalmente desgastada regresé a la habitación, en unas pocas horas comenzaría mi infierno.

Mi Dama de Fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora