CAPITULO 3

581 25 0
                                    


-Ahora que ¿hmm? -musite hasta acorralarlo en la esquina de la pared sin dejar de apuntarlo -¿es tu hermana? -pregunte, pero de la boca de aquel ojiazul con sombrero de sheriff no salió ni una palabra.

Nuestras miradas conectaron durante segundos podría decir que incluso minutos, hasta que el sonido de un llanto se hizo notable en el silencio de la habitación.

La pequeña estaba llorando desconsoladamente, probablemente por una pesadilla o un mal sueño.

Le quite el ante brazo del cuello y baje el arma, para que él pudiera calmar a la bebe.

Fue hasta la bebe y la alzo de su cuna. 

-Tranquila Judith, estoy aquí -susurraba aquel chico mientras que la mecía entre sus brazos para calmarla, pero esta no lo hacia asi que me acerque un poco hasta donde estaba el, guardándo me el arma en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.

-¿Puedo? -le pregunté en sentido de si podía cogerla e intentarlo yo.

Su mirada era de desconfianza total. 

Él asintió un poco dudoso y me la paso a la pequeña con cuidado.

-Ey enana, deja de llorar ya ¿no? -el chico simplemente me miraba con precaución algo serio.

Fue ahí cuando me acordé de cuando mi hermano era pequeño y su chupete estaba sucio mi madre le ponía en la boca el nudillo haciendo efecto de chupete, aunque mi mano estuviera un poco sucia no era para tanto así que intente hacer la misma acción que veía siempre en casa cuando yo era una cría.

-¿Qué piensas ha......? -no terminó, al ver que mi método era efectivo se acercó un poco más.

-Mi madre, lo hacía con mi hermano cuando no teníamos su chupete.......supongo que por eso lloraba, es pequeña aún le estarán creciendo los dientes y esto le ayuda al dolor -le dije a aquel chico sin despegar la mirada de la pequeña que tenía sobre mi regazo.

El sheriff se limitó a mirar y enseguida la puse otra vez en la cuna cuando ya estaba dormida. Me aproxime a la puerta sin decir nada para marcharme y no tener que darle explicaciones de quien era y porque estaba en aquella casa, pero mi plan no salió tal y como lo esperaba.

-¿Dónde vas, niña? -me pregunto con un poco de desagrado.

-Allana, me llamo Allana.....-no me di la vuelta para mírale y bajé las escaleras para salir de la casa, encontrándome así con mi padre y poder irme así a la base. 

Notaba que aquel chico me seguía al bajar las escaleras pero me pare en seco cuando ya iba a salir por la puerta. 

-No te convienen que te vean conmigo, puedo llegar a hacerte mucho daño vaquero -le dije dando me la vuelta para conseguir hacer contacto visual con el otra vez. 

-¿Quién eres? -no dejo de mirarme. 

-Ya te lo he dicho, me llamo... -me interrumpió. 

-Se que no eres de esta comunidad, lo que no entiendo es que hacías en esta casa con mi hermana en tus brazos, ni si quiera te hoy entrar -espeto 

-Lo se, suelo ser muy sigilosa. 

Note como su mirada me inspeccionaba de arriba a abajo, sinceramente ese chico me causaba mucha curiosidad y quizá si no se enterara de que era hija de Negan podríamos ser amigos. 

Silencio, solo era un silencio incomodo entre nosotros. 

-¿Tú eres? -le pregunte al darme cuenta de que aun no sabia su nombre. 

-¿Porque tendría que decírtelo? 

Asi que desconfiado ¿no? 

-¿Porque no tendrías que decírmelo? 

Pensó un momento en si decirme o no su nombre hasta que al final lo dijo 

-Carl, me llamo Carl Grimes.

Mierda... no no no, ese apellido era el líder de esta comunidad, ¿acaso eran padre e hijo?

-Espera... tu padre es el famoso ¿Rick Grimes? -suponía que sí pero aun así le pregunte para estar al cien por cien segura.

-Si, porque esa pregunta, ¿lo conoces? -el chico me empezó a mirar con más desconfianza aun y una pizca de confusión. 

-Interesante, con que tú eres el hijo del líder -le sonreí -es bueno saberlo. 

Qué extraño que los hijos de los dos enemigos estuvieran hablando tan tranquilamente, aunque el aun no sabia quién era yo. 

Me pare a observar bien sus facciones, Carl de por si era muy atractivo, ojos azules los cuales se tornaban a un gris azulado bueno mas bien uno nada mas, tenia una venda que no me permitía ver el otro ojo, su nariz era pequeña y respingona, si te fijabas bien muy de cerca se podían ver algunas pecas en su nariz y mejillas. 

-Debo irme, mi padre.... -pare en seguida al notar que lo había nombrado y ahora todo se iría a la mierda. 

-Tu padre?? Esta aquí?? -bajo los escalones hasta quedar enfrente mío, alejado varios metros. 

Decidí no decir nada mas y girar el pomo para salir de aquella casa y volver a los coches para ir a la base

-Cuida de la pequeña.... 

Sali por esa puerta sin importarme que él estuviera viéndome ya que sentía su mirada detrás de mi nuca sin que la despegara ni un solo segundo. Mi padre estaba apoyado en uno de los coches con sus brazos cruzados, al parecer estaba charlando con uno de los nuestros. 

Mire para atrás para ver si Carl seguía ahí, efectivamente estaba en los escalones del porche viendo cada movimiento que hacia, joder ahora ya sabia todo.

-Hija donde demonios te habías metido -me pregunto mi padre algo enfadado. 

-Perdón, me entretuve viendo unas flores que había detrás de la arboleda del fondo -sonreí angelicalmente. 

-Mi paciencia se estaba agotando, la próxima vez que tardes te dejare aquí y aprenderás la lección.

Oh no no no ni de coña aqui me trataran aun peor capaces son de atarme a un árbol o matarme en el mismo instante que ponga un pie dentro. 

Entre al coche como todos hicieron yo me puse en la parte de atrás y cogi el mp3 que estaba conectado a unos auriculares para escuchar música, me los encontré en una expedición que hicimos y decidí llevármelos ya que en la base había electricidad y podría cargarlos ahí. 

Mire por la ventanilla y vi que Carl seguía ahí parado, sus puños estaban apretados y su cara de enfado era notoria, lo que no entendía era él porque de ese repentino enfado supongo que ya se lo preguntaría cuando viniera a Alexandria por segunda vez. 

Aparte la mirada de el y me centre en escuchar la música que tenia puesta y dejarme llevar sobre la melodía que estos me proporcionaban 


TWD:Te odio  {Carl Grimes} #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora