Capítulo 14

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Damián Kellermman

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Damián Kellermman


«Si el plan que he trazado con Kyle sale bien, podría recuperar a Kiara en cuestión de tiempo».

«Esperar. Ser paciente. Esperar»

Estoy empezando a hartarme de repetir constantemente estas palabras en mi cabeza, pero no quiero callar las esperanzas y terminar dándome cuenta de que las posibilidades de que fracase varían en torno a un 98%.
En mi interior rogaba que el plan que trace con Kyle funcionará, al menos necesitaba respuestas y tener una idea más clara para salir a buscar a Kiara en todos los rincones de París si es posible. Ya solo es cuestión de tiempo de que si todo llega a salir bien, poder al menos arreglar toda la mierda a mi alrededor.

Sí, sería un buen alivio para mi vida.
Cada noche tenía la fantasía en la que trazaba con mis dedos la barriga de Kiara si estuviera a mi lado, hablarle cuál padre tonto y ansioso en la espera de mis pequeños, era esos los pensamientos que me hacían no perder la esperanza de ver a mis hijos crecer.

De solo pensarlo por una mínima fracción de segundo una sonrisa ilusionada se planta en mi rostro y mi corazón empezaba acelerar sus latidos con solo imaginar a dos pequeños con pañales cargados de una bomba atómica corriendo por toda la casa porque no quieren ser cambiados, es hermoso, oloroso, pero hermoso.

Siento que estoy cumpliendo parte de la promesa que le hice a mi madre antes de que muriera, formar mi propia familia.

Es uno de los recuerdos nítidos que tengo de adolescente que ahora solo quedan como algo tangible, pero que siempre tendré presente. Mi madre fue de aquellas mujeres que a pesar de trabajar todos los días estaba para mí cuando la necesitaba, siempre fuimos ella y yo, nunca supe algo de su familia porque cuando le preguntaba por curiosidad, prefería evadir el tema, lo cual no se lo reproche. Y sí hablamos de la persona que contribuyo a mi creación, es un ser que en verdad no quiero en mi vida, porque si no lo necesite antes ¿Para que hacerlo ahora? con mi madre bastaba y sobraba.

La nostalgia no tarda en llegar cuando imagino como sería la reacción de mi madre al enterarse que sería abuela, mis labios se elevan en una pequeña sonrisa ante mi imaginación, seguro quedaría con lo que sea que tuviera en la mano paralizada y con los ojos abiertos, para luego reaccionar y correr a mi a darme muchos besos en la mejilla.

Cómo extraño esa sensación.
Termino de anudar mi corbata, para salir de la habitación y dirigirme a al cocina a preparar el desayuno. Cuando terminó todo tomo una hoja y un lápiz, en dónde le especifico a Carmela que el desayuno está listo guardado en el microondas.

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