Kiara James se define a sí misma como una persona feliz. A pesar de todo, continúa sonriendo a la vida luego de la muerte de su padre. Para nadie es un secreto que le tocó seguir adelante junto a su madre y hermano. Lo logro, encontró al amor de su...
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Damián observaba a Kiara mientras buscaba las palabras correctas para empezar a contar todo. Desde un principio supo que no sería fácil, e incluso estando en el avión intentaba repasar en su mente un guión de cómo empezar a relatar los hechos que lo llevaron a su estado actual, parecía haberlo tenido en su momento, pero una vez que la puerta fue abierta por la castaña, todo lo que había estructurado se había caído como naipes derribados por el viento.
Por su parte Kiara lo miraba directamente notando como estaba ido y ella más que nadie sabía que Damián estaba buscando la mejor forma para iniciar la conversación, que revelaría lo que le estuvo ocultando por mucho tiempo. Ella solo esperaba mientras retorcía sus manos en su regazo y mordía su labio inferior sintiendo el nerviosismo brotar por cada poro de su piel, sabía que cuando empezará hablar se enteraría de cosas de las que no estuvo enterada.
Por otro lado, Kyle esperaba paciente en su habitación, observando el teléfono intentado distraerse, pero sabía que no le sería muy posible, porque él también estaba implicado en esa mentira, y el solo pensar que su hermana podría llegar a odiarlo lo afectaba como lo hizo la muerte de su padre. Que si bien, fue él mismo el que impulsó a su familia a salir de la tristeza, ocultaba muy bien su duelo interno era muy fuerte y tuvo noche de insomnio en las que le costaba conciliar el sueño, por llorar casi toda la madrugada en la soledad de su cuarto, donde ni su madre ni su hermana podrían escucharlo.
-Bien, creo tener las palabras correctas para empezar -Damián corto el silencio que se había prolongado mucho. Kiara solo asintió esperando que el hombre frente a ella contará todo.
«Primera impresión.
Damián estaba en su oficina terminando unos planos que lo habían mantenido un poco estresado en lo que llevaba de semana, debía entregarlos en pocos días y por alguna razón sus ideas no fluían con claridad y terminaba haciendo rayones que luego terminaba borrando. Suponía que todo se debía a una llamada que ha estado esperando toda la semana, era importante concretar un acuerdo porque necesitaba a alguien que le ayudara a buscar buenas contratos para que la empresaria creciera más..
Si todo salía bien podría abrir una sucursal en Canadá y otra en Suiza.
Terminando por fin los últimos detalles del plano el teléfono de su oficina sonó y Damián no perdió el tiempo en contestar.
-Damián, ya la llamada está entrando, así que puedes aceptarla -escucho la voz de la mujer-. Suerte cariño.
-Gracias Carmelita ya acepto la llamada.
Colgó y rápidamente se dirigió a su computadora para aceptar la llamada, que una vez hecho, apareció una mujer que no pasaba de los 25 años, frente a él, con el cabello rubio, he impactantes ojos azules, no podía negar de que era bastante atractiva. Pero de igual forma nada se comparaba a su esposa.
