"No se que paso"
Kiara James
Kyle: Te actualizo que estoy en tu casa de España con mi cuñado, hay una especie de evento por el cierro de un trato y se necesitaba de mi presencia, por ser su socio.
Kyle: El punto es que ha pasado de todo, ni yo me lo creo , aún sigo sin procesarlo. Pero te contaré luego ya me tengo que ir a alistar.
Kyle: Cuando tenga oportunidad te enviaré una foto, y te quedarás sin palabras, créeme, yo sé porque te lo digo.
Sí, eso fueron los mensajes que me querido hermano me dejó hace unas horas atrás, y mi mente no hay podido dejar de curiosear en lo que sea que haya pasado en España, lo cual me tiene con una gran intrigada, pero sé que más tarde que temprano me terminaré enterando por boca, o texto, de Kyle. Así que trato de no sobre pensar mucho en eso.
Sere paciente y esperare a que me envíe lo que sea que a pasado. Con respecto a esa tensión que se creó entre ambos y aquella pelea que tuvimos hace uno día en el pasado, quedó en el pasado como si no hubiese ocurrido en lo absoluto, y quizás le habrá contado a Damián, pero supongo logro calmarlo y no desesperarlo, lo cual supone un gran alivio. Porque realmente no quería ni tenía ganas de discutir con alguien más el mismo tema.
El tío Rodrigo ya no me deja pisar el hospital a menos de que sea para alguna consulta, así que a partir del día de hoy consto de mucho tiempo libre. Y Jane como la buena amiga que es, me ha estado links de varios vídeos para aprender a tejer ropa para bebé, según ella es un buen entretenimiento además de que le haría pequeños abrigos a mis bebés.
Quizás y me empiece a ver algunos cuanto.
Aunque sé que ya el día de hoy no será ese inicio de tarea, pues Antoine ha invitado a salir en plan amigos, y pues acepte.
Al principio no quería hacerlo, estaba reacia hacerlo porque conocía su atracción hacia a mi , y no quería que todo fuera más, sin embargo logro convencerme de que sería solo y únicamente una salida de amigos y nada más que eso, pero entonces recordé que ahora ya no haría nada y decidí al menos salir el lunes día de mis ahora largas vacaciones. Igual se que es una mala idea y que a partir de ahora debería de empezar a marcar un límite.
Se supone que pasará por mi a las 7:00 pm, y faltan dos hora para eso.
Tengo tiempo de sobra, ya he tomado una ducha y solo espero para vestirme. Y tener paciente a que pasen por mi. Le dije a Antoine que me buscara en una plaza que hay cerca de aquí. Muy pocas personas saben dónde resido -solamente Jane, Santiago y el tío Rodrigo-, y para mí estaba bien de que se siga manteniendo así. Quizás sea una especie de amigo, pero no tengo la confianza suficiente para decirle exactamente el lugar donde estoy viviendo actualmente.
Antes de que estuviera hospitalizada, junto a Kyle había ido a comprar ropa nueva, mi vientre esta considerablemente grande y ya no calzaba en mi prendas, así que me tocó optar por ropa ancha, para que se me sea más cómodo y no sentir que mi barriga se asfixia por tener ropa apretada.
Mi madre a estado en contacto conmigo más seguido, hablamos de bastante cosas, y de alguna forma ella siempre termina llevando la conversación a cierto personaje de ojos grises quien reside en España. Es obvio que no podría ocultarle toda la verdad a Karen, así que en un tarde en la que Kyle y Maximiliano habían salido a comprar la cena, mi madre y yo tuvimos una larga plática de todo lo sucedido. No descarte ni un detalle, ni siquiera la versión en la que era ignorante de todo lo que stana pasando Damián con la amenaza de Mónica.
Ella escucho atenta todo, y luego estuvo un largo rato en silencio procesando todo, para luego decirme que quizás debería considerar la idea de perdonar a Damián, y darle una oportunidad. Que a pesar del dolor que pudo haber causado toda la situación, debería pensar también en todo lo que cargo Damián en sus hombros.
Y una pequeña parte de mi sabe que tiene razón, y que debería quizás ponerme en sus zapatos, pero está la otra, la que me repite en la cabeza constantemente que no debería hacerlo, que siga como lo he estado haciendo los últimos 4 meses, y que empiece una nueva vida. Y justo ahora estoy tan confundida con respecto a que hacer.
Maximiliano a sido otro que me ha escrito constantemente para saber mi estado de embarazo, y mandarme alguna que otra imagen de niños junto a sus abuelos, en donde luego coloca que ambos son cómplices en travesuras. Se que le entusiasma mucho la idea de ser abuelo, porque sí, sus hija aún no tienen hijos, y no creo que los tengas en estos momentos en los que están tan centradas en sus universidades.
Lo cual mantiene un Maximilian muy atento y aprendiendo en videos como ser un buen abuelo, porque tanto el como mamá me lo han confesado, el hombre se la pasa viendo vídeos de bebés.
Mi pequeño ángel lo visite hoy en la escuela cuando pase por el a recogerlo para llevarlo con su madre que lo esperaba en casa mientras descansaba de un largo turno de trabajo en hospital. En el camino me contó que ya no le prestaba atención a sus compañeros, porque estaba un mil porciento seguro de que sus padres lo aman de aquí a la luna de regreso. Con esas mismas palabras dichas.
Mientras sigo esperando a que la hora del encuentro llegue, estoy comiendo cosas que no creo que sería capaz de hacer, pero que se me antojaron de repente, como lo estoy haciendo ahora, que engulló lo un sándwich con mantequilla de maní -lo cuál es irónico porque no me gusta el maní- con pepinillos y mostaza que me sabe a gloria en cada bocado que lo doy.
Me levanto del mueble una vez he acabado y voy directo a la cocina a recoger el desastre que deje y robando con una cuchara algo más de la mantequilla de maní de Kyle y para luego comerla y cerrar el tarro.
Subo con un poco de dificulta las escaleras apoyándome de las paredes hasta llegar a mi habitación y lograr ponerme unas sandalias, porque mis pies de hinchan con los zapatos.
Una vez terminada esa tarea bajo nuevamente para tomar las llaves junto a mi billetera, para salir de casa y caminar con tranquilidad y disfrutando del pequeño pasea hasta la plaza.
***
—¿Muy tarde? —me pregunta una vez que estoy sentada en su auto.
—No, más bien yo llegué temprano, no te preocupes —le respondo muestras con mis manos aliso mi vestido floreado.
—Excelente, entonces te llevar a un café por aquí cerca, es un sitio muy bonito con un ambiente muy cálido —una vez el auto se encuentra en marcha de un rápido vistazo a mi dirección en donde me guiña un ojo acompañado de una pequeña sonrisa, para luego regresar la vista al frente.
No decimos nada más, el se centra en conducir y yo en observa por la venta las lindas calles de París. Recuesto la cabeza en el vidrio y cierro por un momento los ojos. Mis manos sobre mis muslos se retuercen, de forma inconsciente quizás es por el pequeño nerviosismo que me embargo una vez el auto inicio marcha.
Trato de distraer mi mente de lo que sea que me puso en esta situación nerviosa, busco pensar en cosas que no tengan sentido para alimentos olvidar un poco. Y cuando creo que por fin estoy a punto de lograrlo el auto se detiene y yo abro los ojos para observar el café y realmente le doy la razón al decir que es un lugar muy bonito.
Es pequeño, pero agradable a la vista desde el panorama que da desde afuera. Parece tener una estructura barraca lo cual la hace rescatar un poco de las edificaciones más modernas que hay a su alrededor, los colores que juegan entre un naranja casi rojizo lo hace ver muy cálido, y su fachada no es la más amplia, sin embargo capta la atención muy rápido, por las columnas que sobre salen un poco de la paredes.
He visto demasiado diseños de edificios, y sin duda este no es el más innovador desde el punto de vista de un arquitecto -cosa que aprendí de Damián- más sin embargo tiene un encanto que te invita a entrar y conocer el interior del local.
—Entremos —pronuncia cuando llega a mi lado.
Yo asiento y comienzo a caminar unos atrás de él, Antoine me abre la puerta del local y me hace pasar para luego hacerlo él.
—Vaya, es un lugar bastante bonito y cálido, aunque quizás le haga falta algunas cosas, quizás expandir eliminar algunas mesas, y colocar un largo mesón con sillas altas, en una de las laterales, le daría un toque más relajado y no sería un poco incómodo el paso —observo a mi alrededor mientras caminamos a la mesa en la que Antoine indica que nos sentemos.
—Sabes de díselo de interiores por lo que veo —indica un la vez se someta enfrente de mi.
—No soy un experta en la materia, per he aprendido alguna cosa —me encojo un poco de hombro restándole importancia y no quiero contar más.
El que Damián sea el dueño de una constructora y tenga que evaluar muchos diseños me ha dejado algunas nociones con respecto a lo que es la arquitectura y el diseño de interiores.
»Sin embargo te doy la razón en decir que es un lugar muy bonito y cálido, transmite buena energía.
—Sabia que te podría llegar a gustar.
—Sin duda lo visitáis algunas veces.
En ese momento llega el camarero un chico bastante joven, probablemente curse la preparatoria, se acerca a nosotros anotando nuestro pedido.
Por mi parte optó por batido de fresa junto a un trozo de pastel relleno de crema de coco y cubierta con crema de maracuyá.
Antoine pide solo un expreso junto a un muffin de nueces.
—¿Piensas quedarte mucho tiempo en París? —dice una vez ya el camarero se ha marchado.
—No lo sé, es probable aunque no descarto la idea volver a mudarme, dependerá de lo que decida una vez mis hijos hayan nacido.
—Claro, ahora tus decisiones tienen que ir en base a los bebés.
—Exactamente, ya valore la situación y que me conviene más.
—¿Cómo estas haciendo con el trabajo?
—Por ahora tengo licencia por maternidad, así que no estoy trabajando.
Tomo el mechón de cabello que sobre sale y lo coloco tras mi oreja.
—¿Te haces una idea de cómo crees que serán tus hijos? —vuelve a preguntar.
—¿Estas muy preguntón no? —inquiero enarcando una deja y una pequeña expresión divertida.
El rasca la parte trasera su cabeza soltando una pequeña carcajada.
—¿Tanto se nota?
—Mucho —le digo sonriendo— y respondiendo, creo que tendrán el cabello castaño, quizás tenga los ojos grises, y no se porque pienso que tendrán las mejillas algo regordetas y sonrosadas. Sin duda serían una preciosidad de bebés.
—El padre tiene los ojos grises ¿Cierto?
—Sip
El asiente y se mantiene en silencio unos minutos con la vista fijada en la mesa, y luego dirige su atención a mi nuevamente.
—¿Qué hay del padre de los niños? ¿Se hará cargo?
Sospeso un pongo la pregunta y me renuevo en un poco en la silla.
—Lo conozco y se que no me dejaría sala en esto, así que estoy segura de que me ayudara una vez nazcan, así no estemos juntos.
Es la única respuesta que logró dar, que si bien es una verdad a medias, sé que Damián no me dejaría sola en esto y hasta estoy segura de que sería capaz de venirse a vivir a París solo para estar al pendiente de los niños.
El trata de hablar nuevamente, pero es interrumpido cuando el chico que nos atendió trae nuestra orden y luego de dejarla se retira después de darnos un pequeño sonrisa.
Me centro en comer y Antoine también, siendo presos nuevamente del silencio, y solo siendo capaces de escuchar la televisión que está en una de las paredes.
Centro mi vista en ella, cuando oigo a un reportero hablar de el asesinato de un político, y en la que la escena del crimen fue límpida de una forma perfecta en la que no hay una prueba de que incrimine a alguien. No me pasa desapercibido al escuchar decir que ya es el tercer caso en lo que va de año que pasa exactamente lo mismo. Es como si la escena del crimen nunca existió y el cuerpo es lo único existente de lo que ha pasado.
Un escalofrío me recorre por el cuerpo al oír aquella noticia y decido por dejar de ver la televisión y observar a Antoine que al parecer no escucho nada de lo recién dicho en la televisión, y solo se centra en engullir su comida.
Opto por hacer lo mismo y terminar de comer mi pedazo de pastel y beber mi batido de fresas.
La charla se extiende un poco más después de varios minutos, hasta que llega la hierba de irnos.
Iba a sacar mi billetera para pagar mi parte y Antoine se negó a que lo hiciera, y realmente no quería empezar una discusión al respecto de quién pagaba o no, así que solo lo deje a que se acercara a cajera y pagará por ambos. Yo por mi parte le hice señas al joven que nos atendió y le di propina el cual me alegro y me agradeció para después retirar a seguir atendiendo las mesas que tenían pendiente.
Salgo junto al hombre de ojos grises a mi lado, sin mencionar una palabra más, y nos acercamos a su auto. Abro la puerta del lado del copiloto para acceder y rápidamente, o al menos la velocidad que yo considero rápida por mi abultado vientre, termino por entrar al auto buscando una posición cómoda.
Reclinó un poco el asiento una vez que Antoine aborda y pone en marcha el vehículo. Nuevamente el camino se sume en un completo silencio, y aunque es algo incómodo, no digo nada, y prefiero a que siga de esta manera.
Lo más probable de que estemos algo tensos e incómodos al lado de otro puede ser por el rechazo de hace unos meses atrás. Si no es lo mismo hablar en hospital y preguntar por su salud, a salir de ese espacio y convivir en una especie de salida más casual y con preguntas más personales. Espero que en verdad no llegue a confundir las cosas y que no espere nada de mi parte. En su momento le dejé las cosas claras y realmente espero de que se siga manteniendo así.
Creo que es un poco ridículo seguir hablando, es bastante e incómodo.
—¿Dónde te dejo? —me pregunta después de varios minutos en silencio sacándome de mi cabeza.
—Oh, en la misma aplaza está bien, quiero caminar un rato, y pensar algunas cosas, me hiciste pensar en la posibilidad de mudarme —miento, realmente se que me voy a mudar después de que los gemelos tenga cierto tiempo de nacidos, no pretendo quedarme en París, mi plan es devolverme a Londres.
—Te hice dudar ¿Cierto? —inquiere—. Ojala y así sea en otro ámbito—. Pronuncia en un susurro que supongo era solo para él, pero logré escucharlo.
—¿Que dijiste? —me hago la desentendida.
—Que si te hice dudar con respecto a mudarte.
—Si, es algo que no había pensado hasta ahora.
El hace una mueca de un intento de sonrisa y continua maneja hasta que, finalmente, me deja en la plaza.
Estoy por abrir la puerta del carro cuando siento como me sostiene de la muñeca con delicadeza y me hace voltear de golpe por ese repentino acto, ya que si otra mano la coló en mi muslo.
No entendía que me pasaba, tenía un extraño nudo en mi estómago y unas sensación extraña en la garganta, sabía que no eran simplemente ganas de vomitar. Incluso podría decir que se trataban de los nervios porque mi corazón latía como un caballo desbocado.
¿Por qué me pasaba esto?
Pues Antoine tenía su mano unos sentimientos más arriba de mi rodilla, y su rostro cada vez se acercaba más al mío, con la clara intensión de besarme, y yo simplemente me había quedado paralizada en mi lugar sin saber cómo reaccionar.
Mi respiración había pasado de estar agitada ha que mis pulmones no soltaran el aire contenido. No sabía cómo reaccionar, me había tomado totalmente por sorpresa. Pero realmente necesitaba salir de esto antes de que as cosas se pongan más incómodas y tensas.
¿Cómo se supone que termine en esta situación?
Era solo una salida, nada más que eso, no pensé que lo fuera a tomar de esta manera.
Cuando sus labios están a pocos milímetros de tocar los míos, me separo rápidamente de él cuando la imagen de Kyle, si mi hermano, llega a mi mente, diciendo.
«Alejate de la peste, eres papa casada»
Extraño no lo niego, pero si hace que me separé rápidamente de Antoine dejándolo pasmado ante mi brusco movimiento y aprovecho para salir del carro rápidamente.
—Hey Kiara lo sien… —no lo dejo terminar.
—No me sigas, y lo mejor es que dejemos de hablar por un tiempo.
Y sin más, tranco la puerta ahora después empezar a caminar rápidamente la plaza y volteando de vez en cuando a ver si ha hecho lo que ele dije de no seguirme, pero entonces noto como después de varios segundo el carro emprende marcha perdiéndose por las calles.
Suelto un suspiro pesado y ahora a si me encaminó a la casa, agotada de todo y también tensa, porque no espere que algo así pasará, aunque quizás y solo quizás debí suponerlo, al menos un poco.
Siento mi teléfono vibrar varias veces, pero no le prestó atención, sigo caminando lo más rápido que puedo hasta a casa. Y una vez logro llegar y recomponer lo aguarda que me encontraba por la rapidez con la que camine, busco un vaso de agua para después sentarme en el sillón a procesar lo que ha pasado en esta última hora.
Definitivamente no debo seguir frecuentando a Antoine.
Termino de beber lo último que queda de mi vaso y tomo mi teléfono para revisarlo. Me percato de que son mensajes de mi hermano y lo abro.
Kyle: Espero estés sentada en mueble, porque definitivamente te irás de culo cuando veas esto.
Entonces hay una foto debajo de este mensaje, y le doy en descargar. Espero un poco y cuando la foto por fin ha terminado su descarga la abro y ahogo un jadeo.
En ella aparece un hombre bastante alto y corpulento vestido de una forma elegante, el cual le sonríe con gesto cariño y con una mano en la cadera a una señora que conozco perfectamente. Es un muerto tiene puesto un vestido verde que hace resaltar el color gris de sus ojos, la misma tonalidad de gris que la de su hijo Damián.
Le doy la razón a Kyle al decir al decir que me que me quedaría sin palabras, y también agradezco que estoy sentada, porque definitivamente me hubiese caído de culo.
ESTÁS LEYENDO
Solamente Tú
RomanceKiara James se define a sí misma como una persona feliz. A pesar de todo, continúa sonriendo a la vida luego de la muerte de su padre. Para nadie es un secreto que le tocó seguir adelante junto a su madre y hermano. Lo logro, encontró al amor de su...