Capítulo 7

164 11 40
                                    

"Volver a sonreír"

"Volver a sonreír"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kiara James


Hoy empiezo a trabajar en el hospital y mentiría si dijera que no estoy algo nerviosa.

Mi mente me ha jugado una mala pasada en donde me despierto a las siete de la mañana solo para esperar a que se hagan las diez porque a esa hora da inicio mi horario. Aunque no todo son nervios, Kyle esta mañana me ha enviado una foto de un pequeño lobo de color marrón de precioso ojos azules que ha comprado uno de sus amigos, Tom creo que es su nombre.

Es una hermosura, sin embargo, hay algo dentro de la imagen que me inquieta un poco, pero no quise darle demasiada importancia puesto que no necesito ponerme más paranoica de lo que ya estoy.

Acabo de desayunar y salgo del hotel que pronto dejará de ser mi "casa" ya que Kyle sí que transfirió el dinero para el departamento, entonces, lo más probable es que hoy le pida ayuda al tío Rodrigo para encontrar algo que esté lo suficientemente cerca del hospital.

Caminar el tramo hacia mi lugar de trabajo no es una travesía tan larga como la de ayer. Quiero suponer que eso se debe a que diversas preguntas con suficiente lógica me atacaron justo en medio de mi andar. Preguntarme cosas como: ¿qué haré cuando mi bebé nazca? ¿Seré buena madre? ¿Qué haré cuando crezca y empiece a preguntar por su papá? Cuando quiera saber, ¿por qué no estamos juntos? ¿Qué fue lo que pasó? Honestamente no me siento preparada para responder a algo como eso, a lo mejor jamás me sentiré preparada para responder algo como eso y me frustra a niveles exorbitantes. Porque, ni siquiera he podido contarle a mi mamá o, a cualquier otra persona ya que es algo que lastima como si no hubiese un mañana. No creo no poder derrumbarme en cuanto revele el motivo por el cual estoy tan apartada de mi hogar.

Sé que mamá diría algo del tipo: debiste venir a la que siempre fue tu casa.

Sé que Kyle me hubiese dicho: puedes quedarte conmigo el tiempo que quieras.

Y así podría continuar, pero quería—quiero—estar sola. Por suerte no me encontré siendo dependiente de Damián porque tengo mi dinero y esto se percibe como una buena oportunidad para crecer y demostrar que mi hijo no necesitará de un padre, que yo podré sola sin importar qué.

No obstante, una parte de mi cabeza me murmura que lo que pienso es tonto. Que claro que mi hijo necesitará un padre en algún momento de su vida. Que no puedo permitirme formar parte de todas esas madres que impiden a sus bebés conocer una parte vital de sus inocentes vidas. No podría ni siquiera considerar engañarlo porque no es justo.

El dolor, rencor, rabia y decepción son cosas que no perdurarán. Que en cualquier instante desaparecerán aunque la idea suene poco probable. Pero lo harán y entonces tendré que enfrentarlo a él y decirle que sí que tiene los mismos derechos que yo con nuestro bebé.

Pero basta, no quiero solo martirizarme con cosas como éstas cuando es mi primer día de trabajo.

Al llegar al hospital paso directamente a la recepción.

Solamente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora