Capítulo 11

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''Mudanza'' 

''Mudanza'' 

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Kiara James

Hace unos días hablé con Kyle.

Y acepto que terminó de convencerme para que le contase a mi madre todo acerca de los bebés, y es cierto, no puedo solo ocultarle algo así por mucho tiempo sabiendo que siempre ha estado para mí. Así que me armé de valor y en un descanso que tuve en el hospital me comuniqué con ella por vídeo llamada y procedí a contarle lo sucedido.

Fue una travesía horrible.

Al principio no quiso creerme puesto que ella adora, y lo digo en todo el sentido de la palabra, a Damián. Pero al final comprendió. Lo único que le pedí fue que no le dijera nada a nadie de la familia, y en general. Conociendo a muchas personas dentro del círculo social que rodea a mi mamá seguro la voz no tardaría en correrse, y lo que menos quiero es que más personas se enteren de todo esto.

Con respecto a los bebés, eso fue algo mucho mejor. Pegó el grito al cielo apenas se enteró y se ofreció a venir, pero le dije que no era necesario pues ya Kyle lo haría. Y no tendríamos que alejarla a ella de su trabajo. La condición impuesta para convencerla se basó en que la llamaría unas semanas antes del parto, entonces ella vendría y se quedará hasta que nazcan, accedió a regañadientes, sin embargo, lo hizo.

Me estuvo comentando que la familia de mi papá—que no es nada pequeña—, hará un reencuentro dentro de tres años y que ya empezaron a organizar todo para el evento. Y conociéndolos estoy casi segura de que alquilarán una de esas grandes cabañas con piscina y muchas habitaciones para todas las personas que asistan. Si mi intuición no falla como mínimo estaríamos ahí una semana.

En otras noticias un poquito más peculiares...en la semana me he topado demasiadas veces con el mismo hombre con el que choqué hace poco, aparece muy seguido en el hospital y siempre me pedía ayuda hasta que la curiosidad me ganó y tuve que preguntarle cuál era la razón de sus constantes visitas.

Recuerdo que era mi hora de salida cuando por cuarta vez, de lo que iba de semana, el mismo hombre de ojos grises plomizos se acercó a mí para preguntarme algo diferente, de verdad no me gusta ser imprudente y mucho menos el que siempre me buscara a mí para preguntarme cosas diferentes todo el tiempo que no tenían mucha concordancia con la duda del día anterior, así que dejé que las palabras salieran de mi boca.


«—¿Por qué siempre que vienes me buscas a mí y no pides ayuda a otras enfermeras? —lo interrumpí de golpe, claro, tampoco estaba prestándole demasiada atención porque mis neuronas estaban ocupadas tratando de encontrar una respuesta a dicha incógnita.


Él hizo silencio de inmediato puesto que la pregunta lo había tomado con la guardia baja, hubo un minuto muy largo en donde solo me escrutó sin mover sus labios, luego respondió dejándome estupefacta:

—Desde el día que choqué contigo me atrajiste, ¿sabes? Por eso...siempre busco una excusa, sí barata, pero excusa al fin para poder verte y hablar contigo. Es tonto, ni siquiera sé tu nombre—admite rascándose la nuca—. Mi nombre es Antoine Lanusse y solo quería llamar tu atención.

—Yo...—me estaba abofeteando internamente. A mí y a mi estúpida curiosidad. No supe qué contestarle con exactitud, su confesión fue tan repentina que ni siquiera tuve oportunidad de asimilarlo del todo, fue directo, contundente y no hubo demasiados rodeos. Todo encajaba en mi cabeza de un momento a otro y fue cuando volví a recordar cómo demonios se formulaba palabra—. Me llamo Kiara James y disculpa si te desilusiono, pero no creo estar preparada para comenzar algo con alguien y no sé si lo estaré en algún momento. Lo único que podría ofrecerte es mi amistad si es que eso no te incomoda o molesta.


Su cara se descompuso por mis palabras. Me sentí mal por haberlo lastimado así, sin embargo, tenía que ser sincera conmigo misma y con él, no estaría bien haberlo ilusionado sin saber si yo estaba lo suficiente preparada. ¡Por Dios! Solo han pasado semanas desde lo de Damián yo...no puedo. No quería darle alas para volar, no quería ser quien después se las cortara tampoco por no poder entregarme enteramente, eso habría sido muy cruel y por eso decidí aclarar todo de una vez, antes de que se hiciese demasiado tarde.

—No está bien, no tengo problema con solo tener tu amistad, con eso bastará—dijo recomponiéndose con una sonrisa, di un asentimiento.

—Bueno, Antonie, me retiro. Debo terminar unos asuntos, un gusto haberte visto de nuevo.

Y después me fui del hospital porque debía preparar todo para mudarme.»

Solamente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora