Capítulo 7

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Un día más iniciaba, pero no era cualquier día. Shelby se encargó de recordarnos a nuestro pobre hermano y a mí que éste era un día especial. Hoy vería a Damián, después de tantas cartas y llamadas nocturnas, no podía esperar a que llegara la hora en que fuéramos a su casa.

     — ¡ES HOY! — Shelby gritaba por el pasillo.
    —Cierra la boca y déjanos dormir— Anunció Marlon desde su habitación. 
    —No puedo Marlon. Debes levantarte, no quiero llegar tarde. Rose tú también ¡ARRIBA! 

No sé si me agradaba ver a mi hermana tan feliz, hacía tiempo que no sonreía así, la última vez que reía y saltaba por la casa fue cuando el famoso capitán del equipo de Básquetbol le pidió salir. Su ilusión no duró mucho, él tuvo que mudarse y las relaciones a distancia suelen ser un total fracaso. Aunque era cierto que su felicidad era muy contagiosa, también resultaba agobiante, jamás para de hablar sobre Damián.

Salí de mi habitación para encontrarme con un Marlon medio dormido, no puedo negar que estaba prácticamente igual que él. Me rodeo con su brazo y dejó caer su peso sobre mí, no tardamos en llegar al suelo.
    — ¿Era tan necesario usarme como bastón?
    —Creo que sigo soñando ¿Eres real o un producto de mi imaginación? —dijo mientras pasaba su mano por mi rostro para confirmar que había despertado. 

Cuando llegamos al comedor Shelby terminaba de comer y nuestros platos ya estaban servidos. Nuestra hermana tenía una enorme sonrisa en el rostro. A pesar de que aún faltaban unas horas ella ya estaba arreglada, se había puesto una falda a la cintura de cuadros blanco y negro, una camisa negra, botas y un saco. Marlon y yo tratamos de ocultar nuestra diversión sin mucho éxito.

¿Qué tanto les divierte? — preguntó con una leve risa.
    —Eloisa ¿Podrías darme la hora?
    —Claro —volteo al reloj que le había regalado el día que nos hicimos amigas — 11:27 señor Marlon.   
    —Creo que Rose hablo contigo sobre las formalidades, basta con que me digas Marlon —Eloisa asintió y se retiró de la habitación — Shel, dijiste que debíamos llegar a la 1:00, ¿no crees que es muy pronto para vestirte y sacarnos de la cama? 
    —Marlon, si no los conociera lo habría dejado dormir, pero incluso Rose se arregla más rápido que tú. 
     —Solo una duda ¿Él no opaca tu creatividad? — cuestionó Marlon recordando el sin fin de veces que ella se había negado a salir con alguien.

Marlon bromeó unas cuantas veces más hasta que terminamos. Shelby, harta de nuestras bromas, se dirigió al estudio en busca de algún periódico o revista interesante.

Debíamos arreglarnos antes de que se volviera irritable, ella nunca fue buena con el autocontrol, por lo que no era buena idea alterarla más de lo que ya estaba.
Subiendo las escaleras recordé que tenía un tema pendiente con Marlon, esta vez era más fácil, no debía ser tan cuidadosa como la última ocasión. Entré justo detrás de él y me senté en la silla que tenía cerca de su escritorio.

    —No creo que deba recordarte que está habitación no es la tuya— habló con un tono burlón.
    —Lo sé hermano, pero es hora de que hables— era visible su confusión. Conocía esa cara, me daba gusto saber que, por ahora, no me ocultaba nada— que ha pasado entre tú y Apolo, quedamos en que me contarás hasta el más insignificante detalle.
    —Rose... Ahora no— eso no sonaba bien.
    —Ahora sí Marlon, necesito saberlo y prefiero escucharlo de ti que de mi gran mejor amigo. 
    —Bien, pero no te emociones, no hay motivos.
Se veía desanimado, no acababa de entender lo que pasaba, me gustaba pensar que era fácil leer a las personas, pero con Marlon no era así 
    —La buena noticia es que ahora sé lo que sentía— prosiguió Marlon— en cierta parte sí me atraía Apolo, pero no puedo negar que sigo amando a Paula, fueron dos años. Tal vez todo fue un engaño pero igual la amaba y que Apolo me besara me dejó confundido, pero ¿Cómo no te vas a confundir después de que tu mejor amigo te besa? En fin, cuando tomaste el binocular Apolo se acercó y me pidió que siguiéramos como amigos, sé que ambos pensábamos igual. Si tenemos alguna discusión todo puede acabar, tal vez te sientas obligada a escoger y ambos sabemos tu respuesta, aunque yo quería saber qué podría pasar, pude leer en su rostro que a él ya no le interesaba nada. Claro que no pudimos concluir nada porque te escondiste y estabas sonrojada, ahora que lo pienso ¿por qué?

Ramé: en esta vida y la que sigue [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora