Capítulo 3

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— ¡¿Y qué?! —Noté su preocupación ante mi silencio— ¡María!

—Una rosa roja con una nota —no podía creer lo que estaba pasando— ¿tú viste a alguien?

— ¡¿Qué?! No, estaba dormido —su nerviosismo y duda se notaba a leguas— ¿te ha hecho algo?

—No, pero la nota es muy extraña, no sé cómo logró entrar a mi casa —Andrew era mi mejor amigo desde niños, incluso habíamos ido juntos a la universidad, conocíamos todo el uno del otro— me estaba observando ¿dormir? —dije con un tono pensativo

— ¿Qué clase psicópata ha estado allí? ¿Quieres que vaya?, podemos hacer una maratón de pelis —dijo mientras yo le sonreía al teléfono

—Tranquilo, si quieres puedes volver a dormir, no te preocupes

— ¡Qué dices!, estaría encantado de pasar la noche contigo

—Está bien, ¿traes palomitas? —mis antojos nocturnos siempre eran palomitas dulces

—Claro cariño, dame unos minutos y estoy allí —dijo colgando la llamada

Aproveché el tiempo para limpiar y ordenar la cocina en lo que llegaba. Aunque me gustaba cocinar, mi fuerte no era el orden y la limpieza para ser exactas. Con él siempre me sentía realmente segura. Creía que su metro noventa y cinco, su trabajado y escultural cuerpo le daba un aspecto de guardaespaldas increíble.

Cualquiera caería embobada en sus brazos, un jóven de cabello castaño claro y ojos azules, también era muy buen chico, dulce, atento y muy gracioso, y a veces un poco torpe. Era ese tipo de persona con la que puedes divertirte el sábado por la noche, pero también puedes pasar toda la semana fantásticamente.

De pronto sonó el timbre. Al abrir la puerta, para mi sorpresa, no había nadie, busqué con la vista algún rastro de quien había sido, pero no fue hasta que miré el suelo que vi otra hermosa rosa, esta vez sin nota.

Intenté buscar en la oscuridad al sujeto que había dejado eso, pero no veía nada. Repentinamente, escuché un ruido al costado de la casa. Al salir, me encontré un par de penetrantes ojos azules detrás de un arbusto.

— ¡¿Quién rayo eres?! —mi voz estaba temblorosa

— ¿María? —Andrew me llamaba desde el jardín delantero

Volteé a verle y le hice señas de que guardara silencio, pero al darme la vuelta nuevamente esos ojos azules habían desaparecido y mi frustración llegaba al límite esa noche. Estaba muy cansada, era la segunda noche que no podía dormir bien y con el chistoso que trataba de asustarme mi humor no estaba en sus mejores momentos.

— ¡Mierda! —dije por lo bajo entrando de nuevo a la casa

—Y bien, ¿Qué peli quieres ver? —preguntó con el mando de la televisión en su mano mientras yo preparaba los vasos con refresco y las palomitas en un bol

—Pon algo de comedia, por favor, que para terror tengo lo que ha sucedido —le sonreí, pero mi preocupación no desaparecía

Al cabo de unas horas y varias pelis caímos dormidos en el sofá, como era de esperarse. Ya era sábado por suerte y solo trabajaba hasta las dos de la tarde, luego podría descansar todo el fin de semana. Al menos esperaba poder hacerlo luego de lo que había pasado.

— ¿Quedamos para almorzar? —preguntó Andrew antes de salir hacia su casa que estaba frente a la mía

—Claro, pasa por mí a las dos —me dio un beso en la mejilla y se marchó

—Claro, pasa por mí a las dos —me dio un beso en la mejilla y se marchó

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Armas y Seducción (Trilogía Antara 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora