Armas y Seducción (Trilogía Antara 1)

Capítulo 28

El insomnio de esa noche provocó terribles ojeras debajo de mis cansados ojos. En la mañana al bajar a desayunar tropecé con Rajul, éste me miró preocupado al ver mi agotamiento y luego de titubear varias veces por fin habló.

— ¿Estás bien? Te ves cansada

—Estoy bien, pasé una mala noche pero estoy bien

— ¿Puedo hacer algo por ti? Hoy tengo el día libre

—Quiero comenzar a planear el ataque en contra de Joseph —dije sin más

—Bien, primero comamos algo y luego nos vamos al gimnasio del jardín a platicar sobre esto, es mejor si nadie se entera por ahora, no sabemos quiénes realmente están de nuestro lado —asentí y nos dirigimos al comedor

Una vez que estuvimos en el gimnasio le mostré aquel diario que había encontrado en mi cama la noche anterior. La carta aún yacía sobre la primera página del mismo.

—Puede que aquí encontremos algo sobre él que podamos usar en su contra

— ¿De dónde lo sacaste? —preguntó mientras lo observaba detenidamente

—Alguien lo dejó en mi cuarto anoche junto con esa carta que escribió antes de que naciera —señalé el sobre que vagaba suelto entre la cubierta y la primera página

— ¿Y si es una trampa?

— ¿Y si no lo es? Quizás alguien quiere ayudarme contra él

—Touché

—Comencemos a leerlo y a ver que encontramos

Tras varias horas leyendo descubrimos varias cosas sobre su vida, pero nada que pudiéramos utilizar. No nos rendimos, seguimos leyendo hasta la tarde sin parar. Llegando al final del diario encontramos lo que tanto habíamos estado buscando.

Merve era su discípula, él era quien realmente la había criado y no la familia de nuestra madre. En ese momento pude entender por qué quería matarme, su odio había sido inculcado por nuestro querido abuelo desde que era un retoño.

—Entonces, si Merve es tan importante para él, creo que debemos comenzar por ahí —dije ideando un plan en mi cabeza

— ¿Qué tienes en mente?

—Secuestrar a Merve, si es tan importante vendrá a buscarla y ahí es cuando atacaremos

— ¿Y si no viene? O peor, viene con todo su ejército y nos asesina cómo tanto ha querido

—Lo sé, pero debemos arriesgarnos

—Está bien, esta noche lo hablamos con Andrew y organizamos el primer movimiento

—Perfecto —miré la hora en el reloj de la pared, 20:45— Iré a ducharme, ¿puedes pedir a Amal que prepare la cena un poco antes? Estoy exhausta, necesito dormir

—Ahora mismo voy a la cocina Princesa

Salimos de aquel lugar y fui rumbo a mi cuarto. Una vez allí quité mi ropa y deslicé una toalla alrededor de mi pecho, dispuesta a tomar un baño relajante, coloqué música en mi celular y preparé la bañera.

Ya tenía un plan, ahora podía descansar un poco, estaba demasiado estresada por todos los sucesos que había tenido que enfrentar en esos meses. Cada vez se me hacía más difícil recordar los escasos momentos de tranquilidad que había tenido antes de que todas estas personas aparecieran en mi vida, cuando era completamente ajena a lo que pasaba a mi alrededor.

Tan pronto como llegó Andrew y me envió un mensaje de texto para avisarme, bajé casi corriendo de mi cuarto. Estaba hablando por teléfono sonriente y pasmado como un adolescente enamorado.

— ¿Por qué la sonrisa? —le dije apenas colgó la llamada

—Son buenas noticias para Rajul y para mí, Lisa, nuestra madre ha sido liberada y vendrá a la ciudad muy pronto

— ¡Me alegro mucho! espero poder conocerla

—Claro que sí, te la presentaré

—Vamos al comedor, hay algo de lo que debemos platicar los tres— le hice gesto para que me siga

Luego de contarle nuestro plan para atrapar a Joseph, comenzamos a idear la forma de atraer a Merve. Rajul sabía que ella se sentía atraída hacia él, pero era casi imposible que cayera en esa idea sin sospechar.

Entonces fue ahí cuando se nos ocurrió una idea loca, pero la que probablemente diera buenos resultados. Ella caería en la trampa y podríamos vengarnos de Joseph y sus hombres.

Inmediatamente que la cena terminó, subí a mi habitación y me preparé para dormir. Estaba tranquila y a la espera del día siguiente. Puse mi pijama sobre mi cuerpo y me adentré a la cama. Luego de leer algunas páginas del diario de mi padre me quedé plenamente dormida.

A la mañana siguiente el sol brillaba a través de la ventana y las habituales voces resonaban en la cocina. Tomé mi celular y visualicé la hora, eran apenas las nueve de la mañana, aún me quedaban algunas horas para reunirme con los muchachos en el jardín para dar el primer movimiento, por lo que me vestí con unos jeans, camiseta holgada y unos tenis blancos, y bajé a desayunar.

Todo pasaba con calma, como si el tiempo fuera más lento o como si fuese hacia atrás en vez de avanzar. El ansia me estaba matando por lo que llamé a Rajul y le pedí si podíamos adelantar nuestro encuentro, él aceptó y en una hora por fin estábamos en nuestra reunión.

Entre los tres teníamos que convencer a Merve de verse con Rajul. El plan era fingir que él había escapado de la mansión y planeaba traicionarme. Sabíamos el riesgo que corríamos si ella se daba cuenta del engaño, así que tuvimos que decirle que había asesinado a Andrew y por eso Rajul quería vengarse.

Durante la llamada, ella se notó convencida, creyó absolutamente todo lo que Rajul le dijo, quedaron de acuerdo en encontrarse esa misma noche en el bosque fuera de la ciudad. Todo parecía marchar bien hasta ese momento pero mi temor de que algo pudiera salir mal no se iba.

Aún debíamos reclutar algunos hombres para ayudarnos a capturarla por si las cosas se ponían feas. Fuimos a la horrible casa donde antes había estado y reunimos a cinco hombres que los muchachos señalaron como los más confiables.

Pronto estábamos de regreso en la casa para almorzar y reunir armas para la noche. Debíamos estar listos para cualquier contratiempo que surgiera en el camino. Chalecos antibalas, pistolas, balas, más armas, dagas, etc.

Mientras preparábamos todo y los reclutas llegaban, caía la tarde en el horizonte. La hora estaba cerca, pronto ejecutaríamos la primera parte del plan. Los nervios se notaban en cada uno de nosotros exceptuando a Rajul que parecía muy seguro de sí mismo y eso me preocupaba mucho más.

Cuando anocheció subimos en los vehículos y nos dirigimos al bosque. Luego de treinta minutos en la carretera llegamos a la entrada que conducía al medio de la oscura y tenebrosa arboleda. Estacionamos los autos lo más alejado y escondidos del punto donde Rajul y Merve se encontrarían minutos más tarde. Rajul estacionó su motocicleta mucho más cerca de donde se vería con mi hermana para que no sospechara, quién iba a creerle que estaba a pie a cientos de kilómetros de la ciudad.

Cada uno de nosotros nos escondimos detrás de la vegetación y esperamos calmadamente el momento en el que ella llegara. Los minutos pasaban y aún no se hacía presente. Pronto llegó un mensaje al teléfono de Rajul, él lo leyó y nos miró espantado. El sonido de un disparo resonó por todo el bosque y él cayó al suelo.