La despedida

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Luego de ese beso no hubo otro como cualquiera pensaría, seguían siendo amigos, ambos niños inocentes que disfrutaban de la compañía del otro. Ya habían pasado dos meses desde aquel beso, para los chicos nada había cambiado, Theo seguía siendo cariñoso y sobreprotector con el menor, mientras que Liam seguía siendo juguetón y algo miedoso como era desde hacia mucho. Esa noche lo cambiaría todo, esa cena sería la que cambiaría las vidas de ambos chicos. Los padres de Theo, junto con él, habían ido a cenar a casa de los Dunbar. La noche había sido como todas, los niños reían y jugaban mientras los padres hablaban de trivialidades, hasta que el momento en que todo lo cambiaría por fin había llegado. El padre del mayor de los niños se levantó de la mesa llamando la atención de todos en la mesa, se aclaró la garganta y comenzó a hablar.

-Bueno, quizás ésto sea algo muy repentino pero me ofrecieron un ascenso. -Los mayores lo aplaudieron con alegría hasta que él siguió hablando.- Debemos mudarnos a Madrid, España, a una ciudad un poco lejos de aquí, bueno, muy lejos... Son muchas horas de viaje y debes ir en avión... Ya acepté el empleo y... Nos iremos en dos días... -Sentenció el Sr. Raeken dejando a todos sin palabras.

La Sra. Raeken se veía muy molesta ya que su esposo no le había consultado nada sobre el trabajo, Theo, en cambio, estaba muy triste y molesto con su padre. El niño se levantó y salió corriendo del lugar dejando a todos algo asustados, hasta que su pequeño mejor amigo se levantó y les dijo que esperarán allí mientras iba por él. Liam fue corriendo detrás de su amigo, una vez que lo alcanzó, ya casi en la puerta de la casa de los Raeken, lo abrazo con fuerza.

-Theo... Tranquilo... -Intentó calmar a su amigo de forma inútil.

-Dejame, Liam. Me iré en dos días, estaré muy lejos de ti, ya no seremos amigos y cuando vuelva a verte, si es que eso pasa, ya no me recordarás. -Soltó el mayor rompiendo en llanto, aún sin corresponder al abrazo de su amigo.

-No voy a dejarte, no dejaremos de ser amigos, vamos a volver a vernos... Lo sé. Y cuando vuelvas, prometo abrazarte y nunca olvidarte... -El rubio hizo una pequeña pausa separándose de se amigo para luego mirarlo a los ojos. Se quitó una pulsera que tenía con un pequeño dije de una "L" y se lo extendió a su amigo.- Hasta que te vuelva a ver quiero que lo tengas. El día que volvamos a vernos, tú me enseñarás la pulsera y yo el collar, así sabremos quienes somos. No importan los años que pasen, prometo nunca olvidar a mi mejor amigo. -Concretó el pequeño con una sonrisa.

Theo aceptó la propuesta poniéndose la pulsera en la muñeca izquierda para luego abrazar a su amigo. Se quedaron así un largo tiempo, al menos hasta que el menor comenzó a sentir frío. El mayor entró a su casa seguido de su amigo, una vez en el cuarto, el ojigris le dió al rubio una chaqueta muy grande para los cuerpos de ellos, era de jean pero con la capucha y las mangas de joggin gris, era cómoda y calentita.

-Ten, quiero que la tengas. A mí me queda muy grande, pero cuando tengas quizás dieciséis te quede bien. -Bromeó con una sonrisa.

-Prometo cuidarla muy bien y usarla siempre. Así nunca te olvidaré. -Sentenció el pequeño.

Ambos durmieron juntos esa noche, y la siguiente. Aprovecharon todo el tiempo que les quedaba juntos, imaginando que todo seguía normal, aunque sabían que en algún momento llegaría la hora de despedirse.
Theo estaba parado junto al auto de sus padres abrazado al menor, no querían soltarse aunque ya era hora de despedirse.

-Li, prometo que si cuando cumplo dieciocho sigo fuera, volveré aquí para buscarte. Prometo encontrarte y no volver a separarme de ti nunca... -Pronunció aquellas palabras el castaño con lágrimas brotando de sus ojos como si su vida dependiera de ello.

-Prometo siempre esperar a que vuelvas y tener un lugar para ti en mi casa. Nunca voy a olvidarte Theodore... -Murmuró el menor sollozando en el pecho ajeno.

-Theo, hijo, es hora de irnos... -Dijo el padre del nombrado subiendo al auto junto con su esposa que estaba llorando abrazada a su amiga minutos atrás.

-Te amo, Li... -Susurró el mayor en el oído del pequeño.

-Yo también te amo, T... -Contestó el niño en el mismo tono para luego separarse de su amigo.

El castaño subió al auto y despidió a su amigo con la mano desde dentro. El auto comenzó a andar mientras ambos niños lloraban, Liam abrazado a su madre y Theo abrazado a su mochila. Ese sería el último día que ambos chicos se verían en mucho tiempo, pero el destino volvería a unirlos más adelante.

Hasta que te vuelva a ver ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora