¿Novios?

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NARRA THEO

Para mi  mala suerte, el entrenamiento había demorado más tiempo del que creí, pasaron de ser las seis de la tarde a las siete de la mañana del día siguiente, no podía creer que todo aquello había demorado tanto. Al llegar a la casa de los Dunbar pude sentir algo extraño, un olor repugnante a miedo y preocupación, ¿Qué había pasado? Entré con cuidado y vi a toda la familia sentada allí, que al verme se levantaron y corrieron hacia mí, julia me envolvió en sus brazos mientras que Will abrazaba a su hijo con lo que parecía ser alegría.

-Theo... Por Dios... No sabes lo preocupados que estábamos por ti... ¿Dónde diablos estabas?. -Preguntó Julia con sonora molesta en su voz la cual se incrementó al verme cubierto de tierra y varios raspones que yo sabía que no tardarían en sanar.

-Yo... -Volteé a ver a Liam el cual me miraba de forma severa, sabía que significaba aquello.- Me encontré con unos chicos de mi vieja escuela de Madrid, no quedamos en los mejores términos así que me devolvieron el favor... -Murmuré fingiendo un poco de dolor en el cuerpo, el cuál realmente no tenía, sólo me sentía un poco cansado y con unas intensas ganas de dormir.

-Oh, cariño... ¿Estás bien? ¿Quieres comer algo? ¿Necesitas ir al hospital? Ay que tonta, ¡Claro que lo  necesitas!. -No me gustaba tener que mentirles, pero era lo mejor, para protegerlos a ellos y a mí.

-De hecho creo que sólo necesito una ducha e irme a dormir. Estoy cansado de tanto correr... -Murmuré con una pequeña sonrisa logrando que ambos adultos se calmaran un poco.

-Está bien, campeón. Liam, ¿Puedes cuidar de Theo hasta que volvamos del trabajo?. -Preguntó el hombre con una pequeña sonrisa hacia su hijo.

-Claro papá, yo lo cuido... 

Contestó el pequeño viéndome con esa sonrisa tan hermosa que me hacía sentir leves cosquillas en el estómago. Los padres de mi chico se fueron a sus respectivos trabajos en cuanto yo subí a ducharme, necesitaba quitarme todo la suciedad de encima, aunque más que eso, quería alejar todo tipo de nerviosismo de mi cuerpo para poder hablar con Liam. Cerré la canilla y noté que había olvidado traerme ropa, así que simplemente amarré la toalla a mi cintura para después asomar la cabeza por la puerta corroborando que el pequeño no se encontraba allí. Salí con rapidez y entré a mi cuarto cerrando la puerta entre suspiros de alivio, pero no podía ser tan fácil, nada era fácil cuando se trataba de Liam Dunbar.

-¿Por qué huyes de mí?. -Indagó el rubio que se encontraba sentado en mi cama.- Y no digas que no lo haces porque realmente no te creo.

-Li... escucha, te diré lo que quieras pero, ¿Podrías salir del cuarto? Quiero cambiarme. 

Rogué con leve incomodidad. No es porque no quisiera estar con Li de esa manera, pero no quería estar con él ahora de esa manera, quería que aquello fuera especial pero me era muy difícil controlarme con él tan cerca, su olor estaba comenzando a marearme.

-No, primero hablaremos y luego me voy. -Contestó con severidad en su voz, por alguna razón lo notaba muy hostil conmigo.

-Bien... Como tú digas, pequeño... -Murmuré bajo y me senté con delicadeza al borde de mi cama para verlo mejor.- ¿De qué quieres hablar?.

-¿Por qué desde que volvimos de la fiesta me estás ignorando? ¿Por qué desapareciste sin decirme nada? ¿Sabes lo preocupado que estaba por ti, idiota?. 

Sí, definitivamente estaba molesto conmigo, su entrecejo arrugado, sus hermosos ojos azules clavados en los míos, sus delgados brazos estaban cruzados por encima de su pecho... Quitando el aroma amargo en el ambiente. Aunque, para mi suerte, su enojo estaba mezclado con preocupación, si podría hacerlo sonreír, saldría bien parado de la discusión.

-Escucha, Li, no lo hice a propósito, tenía que aprender a controlarme... Vengo de estar las últimas doce horas corriendo por el bosque con dos engendros que parecen ratas asquerosas buscando comida, tuve que trepar a un árbol, más de una vez por si te lo preguntas, aprendí a luchar, fue un maldito dos contra uno, creo que mientras huía de ellos o los enfrentaba no podía enviarte un mensaje o llamarte. No podía decirles "Oigan chicos, esperen un momento, debo llamar a mi novio o me intentará asesinar él mismo cuando vuelva". Hice todo esto por ti, creí que ibas a estar un poco agradecido al menos... -Bufé con molestia fingida para luego sonreír levemente.- Vamos lindura... No seas malo conmigo... Hice todo esto para poder estar contigo y sabes que no te haría daño...

Suspiró bajo y rodó los ojos, parecía molesto pero las reacciones químicas que me enviaba su cuerpo sólo me aseguraban que mi plan estaba funcionando. Esperé paciente hasta por fin ver una sonrisa pintar su rostro, no había nada mejor en todo el universo que verlo sonreír. 

-No soy tu novio. -Murmuró sonriente mientras sus abultadas mejillas comenzaban a teñirse de un suave color carmín.

-¿Por qué no?. -Indagué levantándome de la cama mientras me acercaba un poco a él.

-Porque aún no me lo has pedido. -Sonreí ampliamente y lo tomé suavemente de la mano, era tan suave y cálida que me hacía estremecer.

-Oh... Bueno... -Me arrodillé con cuidado de no perder mi toalla en el camino y lo miré directamente a los ojos mientras acariciaba su mano.- Liam Dunbar... eres el chico más tonto y extraño que he conocido en toda mi vida...

-¿En serio? ¿Y así quieres que sea tu novio?. -Preguntó riendo, amaba esa risa tan contagiosa que tenía.

-Déjame terminar niño. -Gruñí bajo con una sonrisa, tomé aire y seguí.- Pero también eres el chico más hermoso que conocí, eres el único que pase lo que pase no puedo quitar de mi cabeza. todo de ti me gusta, desde tus berrinches hasta esa sonrisa tan preciosa que tienes. Sé que soy extraño, más que tú, sé que no soy el mejor partido que puedes encontrar pero... Li... ¿Me harías el honor de ser mi novio?...

-Eres tan cursi... -Murmuró con una sonrisa mientras se arrodillaba para quedar a mi altura, soltó mi mano y puso las suyas al rededor de mi rostro.- Me encantaría ser tu novio, Raeken... Sé que será difícil pero aún así me encantaría poder serlo... Te amo, T... 

No pude contestarle con palabras, las palabras no bastaban para mostrarle todo lo que sentía por él así que tuve que demostrárselo. Pasé mis brazos al rededor de la cintura del menor con ternura mientras unía nuestros labios en un cálido y esperado beso, sus labios encajaban a la perfección con los míos, íbamos al mismo ritmo, la sintonía perfecta. Él era mi otra mitad, si es que las almas gemelas realmente existían, sabía que Li era la mía. Amaba a éste chico tonto y nada ni nadie podría separarnos nunca... O eso creía...

Hasta que te vuelva a ver ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora