La verdad de Theo II

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NARRA THEO

Esperé unos segundo sin dejar de mirar al pequeño, el extraño olor del lugar me hacía dudar un poco, era levemente agrio pero a la vez dulce, sentí la confusión invadir mi cuerpo. Suspiré bajo apartando la mirada hacia el suelo, creí que había perdido, que el menor iba a salir corriendo pero no fue así. Contrario a lo que pensaba, él decidió seguir con la conversación.

-¿Qué sucedió luego? -Indagó curioso el rubio acariciando suavemente mis manos.

-Al día siguiente desperté a kilómetros de mi casa, literalmente kilómetros. Estaba en medio de un campo, ni siquiera sabía bien en donde. Me levanté confundido y comencé a caminar hacia una dirección al azar hasta ver a lo lejos la carretera, instintivamente corrí hacia ella esperando que alguien se apiadara y me llevara nuevamente a la ciudad, pero para mi buena o mala suerte, los gemelos me encontraron. Me dejaron subirme a su auto llevándome nuevamente hacia donde se suponía que era la ciudad. Me quedé dormido en el trayecto del cansancio que sentía encima, cuando desperté estaba en una casa vieja y abandonada rodeado por esos idiotas, sin poder evitarlo comencé a gruñirles, ¡A gruñirles como un maldito perro!. Luego de intentar golpearlos varias veces, me pusieron delante de un espejo y pude verme... Yo era un monstruo... Mis ojos eran amarillos y tenía grandes colmillos, acerqué una de mis manos a mi rostro pero cuando noté que también tenía garras, no pude hacer otra cosa más que romper a llorar alejándome del espejo con temor, ese no era yo, no podía serlo. Ahí fue cuando los gemelos cambiaron delante mío, ellos también eran como yo pero sus ojos eran azules brillantes. En ese momento tuve que golpearme la cabeza directamente contra una pared para comprobar que estaba despierto, y sí, para mi mala suerte lo estaba... Pasó todo tan rápido que no podía creerlo. Ellos dijeron que iban a protegerme y a enseñarme como controlar todo aquello... Es claro que eso nunca pasó porque hui lo más rápido que pude de aquella ciudad, jurándole a mi padre si volvía a verlo lo mataría, cosa que no estuve muy lejos de hacer... Me transformé a penas pisé mi casa, en cuanto él estuvo en mi vista quise verlo muerto. No podía creer que le hubiera pagado a alguien para hacerme algo tan horrible, a mí, ¡A su maldito hijo! Pero se ve que hay personas que no quieren a hijos "imperfectos", como él solía decirme a diario. Mi madre y yo nos fuimos esa misma noche a casa de una vieja amiga suya, Julia Baccari, ella es una druida, sabía más que nadie sobre lo sobrenatural en Europa y por suerte tenía la mejor cura para lo que me pasaba. Me dio una especie de antídoto, claro que tendría grandes consecuencias en mí pero aún así quería arriesgarme, no podría verte si intentaba arrancarte la garganta con mis garras, ¿Cierto?. -bromeé sin gracia suspirando volviendo a verlo a los ojos, él parecía tranquilo, no notaba nada extraño y eso me asustaba aún más.- En fin... Ya casi no tengo el medicamento y no podré controlarme por mucho más tiempo ya que Jennifer se fue al poco tiempo que yo volví aquí y no consigo contactar con ella... -Murmuré triste.

-¿Jennifer? ¿No se llama Julia?. -Preguntó confundido el pequeño logrando que yo sonriera.

-Ella tiene dos nombres, antes se llamaba Julia, ahora se llama Jennifer Blake. Es algo extraño pero bueno, no lo comprendo bien y tampoco quiero averiguar de más. En fin, los gemelos vinieron hasta aquí para que yo aprenda a controlarme por parece que el medicamento me está dando, podría terminar por matarme. Mis "Ataques de pánico" en realidad suceden porque me esfuerzo por no convertirme en un maldito monstruo cuando me enojo mucho o mi pulso se acelera demasiado. Sé que suena algo extraño, pero por favor, Liam, tienes que creerme... 

Susurré con tristeza viendo a mi amor platónico. Una avalancha de sentimientos y pensamientos invadieron mi mente al punto de marearme por completo, sentía unas horribles náuseas hasta que de nuevo aquel aroma dulce y agrio se metió sin aviso previo por mis fosas nasales, seguido por otro aún más extraño, era un suave olor a uva pero dulce como miel, mi cuerpo se llenó de sorpresa. Oí un latido que no provenía de mi cuerpo, sino del de el chico junto a mí, con cada segundo que pasaba, el sonido de sus latidos se hacían más claros para mis oídos. Mi pequeña ensoñación terminó cuando el menor decidió hablar y romper aquella pequeña burbuja silenciosa que teníamos.

-No te hubiera creído si no estuviera viendo tus ojos ahora mismo... De hecho aún se me hace sorprendente pero... -Lo interrumpí con una mirada desconcertada y confundida en mi rostro.

-¿Mis ojos? ¿Qué tienen mis ojos?. -Indagué confuso.

-Están brillando, T... Literalmente brillando... En un color ocre muy hermoso de hecho... -Murmuró con una pequeña sonrisa consiguiendo que un suave sonrojo se instale en mi rostro.- Sabía que algo en ti había cambiado pero... Nunca imaginé algo como esto... 

-¿No piensas que estoy completamente desquiciado?. -Pregunté aún más confundido que antes, quizás pensaba que le estaba haciendo una broma o algo.- ¿Estás jugando conmigo? Porque si es así prefiero que simplemente me lo digas y ya. Eso haría todo más fácil. -gruñí con leve molestia en mi voz.

-No estoy jugando, idiota. Realmente te brillan los ojos. 

Aseguró sacando su teléfono y apuntando la pantalla apagada a mi rosto permitiéndome verme en el reflejo negro del aparato. El menor no mentía, mis ojos estaban brillando. Rápidamente subí mis manos hacia mi rostro cubriéndolo casi por completo, no quería que él viera el monstruo que yo era. Liam apoyó sus manos sobre las mías y comenzó a quitarlas con delicadeza de mi cara dejándola al descubierto mientras entrelazaba nuestros dedos con ternura. Instintivamente cerré los ojos intentando calmar mi acelerado corazón hasta que lo oí llamarme con esa voz tan dulce que él tenía, tan linda, tan suave... Música para mis oídos. Abrí los ojos mirándolo.

-Theo... Eres el chico más extraño que conozco pero... A pesar de todo, no puedo evitar sentirme atraído hacia tu belleza y rareza. No eres un monstruo, eres un hombre lobo... Y eres el chico que se robó mi corazón... -Susurró con ternura mirándome a los ojos.

-Pero Li... No quiero lastimarte... No podría perdonármelo... 

Murmuré con tristeza apartando la mirada hacia otro lado. El rubio tomó suavemente mi mentón con una de sus manos, mientras la otra aún se entrelazaba con mi mano derecha, me obligó a mirarlo, que difícil era ver esos hermosos orbes sin que me dieran ganas de besarlo otra vez, ese sabor tan dulce y lindo que conseguía hacerme sentir las maravillosas mariposas en el estómago y me embriagaba de una manera asombrosa que realmente me hacía feliz. No. Él me hacía feliz.

-T, escucha... Si luego de todo lo que pasó, de todo lo que te hice... Si luego de eso no me hiciste nada, no creo que lo hagas ahora... El día que sufriste de aquel supuesto ataque de pánico... Pudiste haberme asesinado, pero no lo hiciste, te controlaste para no hacerme daño. Sé que puedes con esto... Confío en ti, Raeken. 

Susurró con una pequeña sonrisa mientras se acercaba lentamente hacia mis labios, mi mayor deseo era besarlo, pero no era el momento, aún no sabía controlarme y ya no tenía mi "Medicación" como para hacerlo, con el pasar de los minutos se me dificultaba aún más mantenerme calmado cerca de Li. Muy a mi pesar tuve que alejarme de él con una sonrisa triste en mi rostro.

-No sé controlarme... Pero prometo que pronto lo haré. Mi entrenamiento comienza mañana, luego de eso, te juro que te daré el mejor beso que te han dado en tu vida. 

Aseguré con una amplia sonrisa, el chico junto a mí asintió acurrucándose en mi pecho permitiéndome rodearlo con mis brazos. Estar así con Liam era lo mejor que me había pasado, no podía creer que todo había resultado mejor de lo que esperaba, quizás si aprendía a controlarme podría estar con el menor y llevar una vida normal sin problema. Iba a esforzarme mucho más ahora que él lo sabía, daría mi vida por ese dulce niño de cara angelical que se había robado mi monstruoso corazón sin pedir permiso y que, al parecer, no planeaba devolverme nunca.

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Holaaa! Qué tal? Me gustaría hacerles una pequeña pregunta, ¿Prefieren que siga ésta novela y se haga muy larga o que la divida en dos novelas? Porque aún tengo muchísimas ideas pero no quisiera alargarla mucho, ¿Qué dicen? Me encantaría que me dejen su opinión en los comentarios. Los amo y les agradezco mucho que sigan ésta hermosa historia todos los días. <3

Hasta que te vuelva a ver ||THIAM||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora