A la Mierda con el Amor

#quediablos?

(Leer cada capítulo con la música de fondo.)

— Se supone que debes estar conmigo—

¿Qué palabras son estas? Me asusta y al principio creo que estoy escuchando mal. Él está apoyado en la mesa, mientras que nuestras parejas están a unos metros de distancia, esperando en la fila para comprar nuestra comida.

—Tú y yo— dice —No, nosotros y ellos. —

Parpadeó hacia él antes de darme cuenta que está bromeando. Me río y vuelvo a mirar la revista que tengo en la mano.

En realidad no es una revista. Es un libro de matemáticas, porque soy así de genial.

—Amy. —

No miro de inmediato. Tengo miedo de hacerlo. Si levanto la mirada y veo que no es una broma, todo cambiará.

—Amy. — extiende un brazo y toca mi mano.

Salto, retrocediendo. Mi silla hace un chirrido horrible y Tom voltea a ver. No conozco realmente a este chico. Podría ser un drogadicto por todo lo que sé. Gira mi mano con la palma hacia arriba y lo dejo hacerlo. No sé porqué, pero lo hago.

—¿Estás ebrio? — siseo

—¿Qué carajo? No. — dice.

Aunque no parece tan seguro. Por primera vez me doy cuenta de la hermosa y cuidada piel que tiene. La piel alrededor de sus ojos se ve amarillenta. Está pasando por algo... ¿tal vez?

La vida está siendo una mierda.

— Si esto es una broma, me estás poniendo realmente incómoda. — le digo. — Sara está justo allí. ¿Qué demonios está mal contigo? —

—Solo tengo diez minutos, Amelia. — sus ojos se mueven al crayón azul, que está descansando en medio de nuestras manos.

—¿Diez minutos para qué? Estás sudando. — digo —¿Tomaste algo? ¿Estás usando drogas? ¿Qué tipos de drogas te hacen sudar así?—

¿Crack?

¿Heroína?

Quiero que Tom y Sara regresen. Quiero que todo vuelva a la normalidad. Me giro para ver donde están.

—Amelia

—Deja de decir mi nombre de esa manera. — mi voz se corta.

Empiezo a pararme, pero él agarra el crayón, luego mi mano.

—No tengo mucho tiempo. Déjame mostrarte.— Está sentado muy quieto, pero sus ojos me recuerdan a un animal acorralado, asustado y en pánico.

Nunca he visto esa mirada en su rostro, pero como Sarah ha estado saliendo con él durante unos meses, es un punto discutible. No conozco realmente a este chico. Podría ser un drogadicto por todo lo que sé. Gira mi mano con la palma hacia arriba y lo dejo hacerlo. No sé porqué, pero lo hago.

Coloca el crayón con mi palma y cierra mi puño a su alrededor.

—Tienes que decirlo en voz alta.— susurra —"Muéstrame, Kyu" Dilo Amelia, por favor. Tengo miedo de lo que va a pasar si no lo haces.

Porque se ve tan asustado, lo digo.

—Muéstrame, Kyu.— digo —¿Debería saber lo que es esto?

—Nadie debería— dice Kyuhyun. Y entonces todo se vuelve negro.

ღღღღღღღღღ

Kyuhyun está ahí cuando despierto. Mi cabeza duele, y mi lengua se pega al paladar de mi boca. Debo haberme desmayado. Eso nunca antes me había pasado. Me incorporo, pero en lugar de estar en el piso de la cafetería, estoy tendida en el sofá de alguien. Es un bonito sofá, del tipo que ves en el catálogo de mueblerías de marca. Cinco mil chorrocientos dólares de gamuza delicada. Rasco la superficie y luego, olfateo mi dedo. Gamuza.