#roomie

27 1 1
                                    

Vago dentro de una galería de arte. Nunca he visto el arte como algo que hagas los fines de semana.

Algo que haces aparte de los créditos extra curriculares. El olor de la pintura me atrae a través de la puerta. Es el olor de mis noches robadas en la clase de pintura. Son acrílicos sobre tela; Marte me enseñó eso. El artista es el mismo para la minor parte de la galería, local, supongo. Las pinturas son de agua. Pero, no de la forma en que el agua es generalmente pintada,
con terreno colocado alrededor de ésta. Sólo hay agua, como vista desde arriba. Hay ondas, a veces perturbadas únicamente por una hoja o una pluma. La minoría es sólo agua.

No sé si puedo decir que estas pinturas me hacen sentir cosas que son buenas. Pero tal vez el arte no se supone que te haga sentir bien, sino simplemente hacerte sentir.

"¿Eso cura la insensibilidad? No lo sé".

Una mujer me recibe; ella es delgada y alta, su cabello está recogido en un moño en la parte superior de su cabeza. Le digo que acabo de mudarme aquí y que deambulo. Ella es distante pero amigable. Pregunta qué hacía antes de venir, y si necesito un trabajo. Pienso en el trabajo de contabilidad que mi madre preparó para mí en Seattle, y automáticamente digo que sí. No quiero regresar a Seattle.

Quiero quedarme aquí. El nombre de la mujer es Elaine, y es la propietaria de la galería de arte, la cual cuenta con el trabajo de artistas locales.

—La gente viene de todas partes de América para comprar su trabajo— dice, señalando hacia las pinturas de agua.

—¿Cuál es su nombre?— pregunto.

De repente me sale lo psíquica. Sé lo que está a punto de decir antes de que lo diga.

—Victoria Avery. Vive en la vieja fábrica de enlatados a lo largo de la línea costera.

Siento mi cabeza dar vueltas. Esto sigue poniéndose cada vez mejor. No puedo llamar a esto destino porque yo vine aquí buscando, pero aun así es extraño cómo las cosas se están manifestando.

Miro hacia atrás, hacia las pinturas de Victoria y me pregunto si son sobre Kyuhyun. Las ondas que causó en sus vidas. Los efectos de sus decisiones. Kyuhyun, el escritor, estaba comprometido con Victoria, la pintora. Qué perfecto. Qué hermoso.

Puedo imaginarla viviendo su vida en la fábrica de enlatados, llena de arte y felicidad, y mentiras. Ellas tendrían un tarro de caramelos llenos de Kit Kats, y él trazaría las lilas del muslo de ella con su lengua manchada de Kit Kat.

Esta es exactamente la razón por la que Kyuhyun luce extraño en
Florida. Él era de un lugar donde las burbujas gigantes caían por Main Street, y los artistas vivían en viejas fábricas de enlatados. La magia de esta ciudad se aferró a él.

—Algunos de nosotros, dueños de negocios alrededor de la ciudad, podríamos requerir ayuda con nuestros libros de contabilidad— me dice ella –¿Contabilidad a medio tiempo?

—Claro— digo.

"¿Qué estás haciendo? Qué estás haciendo?"

—Puedes trabajar algunas horas aquí en la galería, si quieres. Podría utilizar la ayuda.

Y así entro vagando en la galería perdida, y la dejo encontrada. Tengo un trabajo en esta pequeña ciudad mágica. Llego para quedarme. Me detengo afuera de la fábrica de enlatados y levanto la mirada hacia sus altas ventanas. En algún lugar detrás de los cristales de botellas de Coca Cola está un duendecillo de cabello ceniza que amó Kyuhyun.

"Quiero conocerla. ¿Eso está mal? Hay tantas cosas malas sobre mí.

Si sólo Sarah pudiera ver a su predecesora.

A la Mierda con el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora