#estasenamarado?

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Un día después, un e-mail llega a mi bandeja de entrada. Es de Victoria. Lo abro para encontrar un boleto de avión hacia Santa Fe.

—¿Qué es esto?— llamo para preguntarle.

—Eres mi cita, ¿recuerdas?

—Creo que nunca acepté serlo. De hecho, estoy segura que no lo hice.

—No seas una cobarde, Amelia. Tienes que pelear por lo que quieres. ¿Nadie te ha dicho eso?

Nadie lo había hecho, y no se sentía bien pelear por algo que alguien más ya había reclamado. Pienso en maneras de librarme de ello toda la semana, pero al final empacó una pequeña maleta y pretendo que hago esto por Victoria.

Todo lo que llevo es un traje semi-formal beige; de hecho, la minoría de mi ropa es beige, café y blanca.

Aterrizamos en Santa Fe a la mitad de la tarde, y nuestro taxi nos lleva a través de las calles antiguas de la ciudad, y mis ojos están amplios. Se ve como cualquier otro lugar. La mayor parte de América se ve como América, pero Santa Fe se ve como Santa Fe. Lo amo y estoy asustada de ello.

Le pregunto a Victoria sobre la prima de Kyuhyun que va a casarse, y me dice que su nombre es Rachel y se va a casar con un chico llamado Dirt.

—Es un artista. Hace cerámica de tierra sagrada.

—¿Es por eso que se hace llamar Dirt?— pregunto.

—Su nombre ya era Dirt; sólo fue a una búsqueda de sí mismo, y entonces incorporó su nombre a su arte.

Quiero reír, pero me doy cuenta que es la parte contadora de mí la que quiere reírse del trayecto de Dirt. Como alguien que es tan poco artístico y lo intenta demasiado, respetaré la visión creativa de Dirt. Tal vez aprenderé de él.

Nos registramos en un moderno hotel, con sus suelos irregulares de hormigón y muebles desvencijados. Victoria me dice que de hecho es realmente caro quedarse aquí porque es toda una experiencia auténtica.

—Era una mansión española en 1800. ¡Estás durmiendo en la misma habitación donde se quedaron los conquistadores!— dice emocionada.

Miro a mi rededor a las paredes parchadas, y al pie sangrante que obtuve por el piso roto y me siento afortunada de vivir en el siglo 21.

—Refréscate— dice Victoria. —Podemos visitar la ciudad.

Estoy fresca. Pero me cambio y pongo una bandita en mi dedo lastimado.

—Ajá— dice Victoria cuando salgo de mi habitación —No vamos a ir a un grupo de "Mi mamá y yo"

Busca en su maleta y saca... ¿una camisa negra y un pantalón blanco?, como la ropa de la región.

—Este no es tu estilo para nada— me rio —No puedo creer que compraste eso.

—Tienes razón. Lo compré para ti. Es tu estilo— me lo tiende.

—Victoria, nunca en mi vida he usado algo como esto. No es mi estilo.

—No porque no lo hayas usado no significa que no es tu estilo. Algunas personas son demasiado reservadas y se atoran en sus costumbres para realmente saber qué es lo que les queda.

Está bien. No tengo nada que perder, así que me pongo la camisa.

—Caray— dice Victoria —Te ves tan fea. Tal vez debas quitártela.

Le hago una cara. No soy estúpida. Aprendo rápido.

Vamos a un bar elegante. Bebemos vino elegante. Bailamos música de los ochentas.

A la Mierda con el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora