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Era Louis...

Las notificaciones continuaron con mensajes que dejaron atónitos los ojos del rizado: "No tiene idea de lo que provoca usted en mi.", "Véame desde otra perspectiva.", "Yo sé lo que quiere, porque yo también lo hago." No entraba en su cabeza que ese hombre tan adecuado y de modos correctos pudiera escribir ese tipo de obscenidades.

La puerta de su habitación de hotel sonó, eran alrededor de las 4 de la mañana y nadie en su sano juicio visitaría a un huésped durante ese horario, pero al abrir la puerta ahí se encontraba él, tal cual lo había dejado hace unas horas dormido en su propio cuarto. El hombre no pidió permiso, solo entró.

Harry entro en pánico, no sabía como lidiar con esa situación; Louis se encontraba frente suyo sentado en la esquina de su cama, desabrochando poco a poco su camisa hasta dejar en su totalidad descubierto su pecho "It is what it is", al fin tuvo el placer de leer por completo el tatuaje que adornaba su piel y mierda lo hacía lucir tan bien, pero sin darse cuenta, ya estaba llamando a la mujer de aquel licenciado.

-¿Bueno? – contestó la voz femenina la cual se escuchaba adormilada, a pesar de la diferencia de horario en Londres, ya eran las 10 de la mañana, sin embargo, era sábado y la gente solía dormir hasta tarde aprovechando su día de descanso. - H-Harry? ¿Pasó algo?

-Dile algo a tu hombre, creo que se perdió en mis mensajes. – dijo nervioso

-¿¿¿Qué??? ¿A qué te refieres? ¿Louis está bien?

-Ya te dije, dile algo a tu hombre que creo que quiere que seamos más que amigos. – Louis se levantó de la cama, acercándose cada vez más a Harry invadiendo su espacio personal.

-¿Harry? ¿Qué está pasando? - gritó la mujer al otro lado de la línea, pero antes de que el de ojos verdes pudiera decir algo, su teléfono se le fue arrebatado de las manos.

-¿Qué quieres que te diga? - fueron las únicas palabras que salieron de la boca del abogado antes de colgar la llamada y lanzar el teléfono fuera del alcance de ellos dos para después tomar por el cuello a Harry y romper toda distancia que existiera entre sus cuerpos.

Por fin, después de tanto imaginárselo, había podido saciar el deseo de probar el sabor de sus labios, que al principio habían quedado inmóviles, pero no tardaron mucho en moverse en sincronía a los suyos.

Se sentía tan bien que parecía irreal, era simplemente un beso como cualquier otro que hubiera dado a lo largo de su vida, pero había algo en este, que entre más se intensificaba, su cuerpo rogaba cada vez más. Quería terminar de una vez por todas con esa barrera, quería sentir su tacto sobre su piel desnuda, mejor dicho, lo necesitaba.

Rompió el beso de manera repentina pero sus intenciones eran distintas, normalmente hubiera salido huyendo, como lo había hecho en repetidas ocasiones en el pasado, pero esta vez no era así, sus manos desabrocharon el pantalón del hombre que se encontraba frente suyo apoyado contra la pared y su cuerpo fue bajando lentamente hasta llegar a la altura de su cadera.

Antes de que el rizado pudiera darse cuenta, Louis se encontraba de cuclillas frente a él, bajando su ropa interior para después comenzar a masajear su miembro desde la base, mierda esa escena se trataba de la más jodidamente sexy que sus ojos habían visto. Su mirada estaba llena de inocencia, pero al mismo tiempo de lujuria y la forma en la cual succionaba con sus labios rojos su pene, llevándolo hasta su garganta sin ningún reflejo de asco aparente lo estaban matando.

Empezó a mover su cadera, embistiendo bruscamente la boca del licenciado que no paraba de mirarlo desde abajo con esos brillosos ojos azules llenos de deseo.

Regresó a su boca para poder probar los restos de sí mismo que habían quedado en los labios del mayor.

-Hazlo, por favor. – dijo Louis sobre los labios de Harry

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