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El calor de un cuerpo ajeno lo rodeaba haciéndole olvidar la sensación de frio de aquel desconocido departamento, aquella noche había sentido como el tacto de Morfeo el dios del sueño se había apiadado de su alma permitiéndole descansar por primera vez en muchos meses si no es que años y todo esto gracias a una mezcla entre cansancio, sexo y libertad, porque eso era lo que le hacía sentir Harry libertad con él era libre podría ser el mismo sin prejuicio alguno sin ataduras sin máscaras sin importar el qué dirán las demás personas, tal vez con su mujer no existieran los prejuicios pero simplemente no era él con Eleanor Louis un personaje con Eleanor Louis sólo era lo que los demás esperan que fuera y no lo que realmente era en pocas palabras con Eleanor sólo era una farsa pero cuando estaba con Harry la claqueta bajaba y la escena terminaba poniéndole fin a toda aquella actuación.

Pero al despertar su calor había desaparecido y había dejado consigo una cama vacía, por un segundo pensó que se encontraba en su propia casa, esa sensación de abrir los ojos y encontrarte recostado en soledad era algo a lo que estaba acostumbrado, pero no estaba ahí, aun se encontraba en el departamento de su jefe pero en esa habitación de quedaba ni rastro de lo que había sido él, la ropa del piso había sido levantada e incluso el perfume se su pelo había desaparecido de su almohada, no había anda que sorprenderse al final eso era una simple aventura pero  había que aceptar que en el fondo esperaba amanecer con esos rebeldes rizos en su cara.

La puerta de la habitación se abrió dándole paso a un olor de mantequilla tostada que inundo el cuarto en cuestión de segundos

-          Buenos días, Lou – dijo el rizado dejando una bandeja con hotcakes sobre la cama – creo que te debía una cena – rio

-          Buenos días, Harry, no tenías que hacerlo

-          Pero lo hice así que espero como mínimo un beso de agradecimiento

-          Emm no lose déjame pensar, por cierto, donde dormiste?

-          ¿A qué te refieres con que a donde dormí? Emm aquí? En mi cuarto con un abogado que parecía mas tieso que un muerto tal vez

-          HARRYYYYY

-          Perdón, pero es la verdad, dios mío te privaste ni siquiera roncabas realmente pensé que te había matado, pero por que la pregunta

-          Emm pues como no estabas aquí pe-pensé que habías dormido en otro lado – dijo avergonzado

-          Moria de hambre así que me levante a hacer el desayuno – tomo su mentón entre sus manos para hacerlo levantar la mirada - te ves lindo durmiendo y no quería molestarte, pero ya mucho alago luego tu ego aumenta mejor prueba mi obra maestra

No iba a negarse que el desayuno había sido simplemente perfecto, los panqueques estaban esponjosos, con sus orillas tostadas y un increíble sabor a vainilla con mantequilla que se derretía en su boca, le costaba creer que ese hombre rizado ahogado en dinero lo había hacho.

Se encontraban recostados en la cama en absoluto silencio el abogado postrado en el pecho del vicepresidente mientras este acariciaba su pelo, las llenas de los dedos del hombre de ojos azules recorrían los tatuajes que adornaban el pecho del otro, el desayuno había terminado hace tiempo    y sus cuerpos desnudos habían pasado a ser arropados por las sabanas.

-          Mierda, sigo pegajoso – el abogado pasaba sus manos por su rostro sintiendo los rezagos de miel que habían quedado sobre el disgustado

-          Ni me lo digas a mí, creo que deberíamos tomar un baño

-          ¿De deberíamos? ¿Juntos? ¿T-tu y yo? – tartamudeo el de ojos azueles

JuiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora