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- Vamos, no seas aguafiestas.

Era viernes por la tarde, todos comenzaban a retirarse del trabajo para llegar a sus hogares y dar comienzo a su fin de semana.

Su amigo, como ya era costumbre, estaba a las 4 en punto en su oficina; con unos pantalones de vestir negros los cuales eran sujetos por un cinturón de marca, una camisa fajada blanca, la cual estaba desabotonada casi a la mitad haciendo notar su varonil pecho, unos zapatos perfectamente boleados y en su muñeca un caro reloj, el cual hacía conjunto con sus innecesarios lentes de sol.

- Niall, todas las semanas hacemos lo mismo: me sacas de la oficina, vamos al club de golf y una vez que te encuentras un par de lindas chicas, nos vamos a algún antro nuevo que tus "contactos" te han recomendado, nos ponemos hasta el culo de alcohol y terminamos en alguna habitación de hotel con Dios sabe quién!

- Ya es tradición, Harry. Por qué parar ahora?

- Sino morimos a causa de un coma etílico, lo haremos de sida.

- Me disculparás, pero yo si uso condón, Styles. Te hacen falta unas muy buenas clases de educación sexual integral.

El rizado giró los ojos y volvió a concentrar su mirada en su computadora.

- Vamos hombre, dime que no tienes unas muy buenas anécdotas de nuestros fines de semana. Además, Liam ya nos está esperando en el club, no podemos fallarle.

- Niall, por un fin que falte, no se va a acabar el mund...- Toda la atención de Harry se concentró en la silueta del hombre que se encontraba al otro lado del pasillo, dándole la espalda a la oficina del jefe, causando que éste se olvidara de que su mejor amigo, que encontraba sentado frente suyo.

El hombre llevaba unos ajustados pantalones azules, los cuales hacían resaltar su escultural trasero y un saco a juego que apretaba en el punto preciso de su cintura, causando que se remarcaran sus curvas naturales.

- Tengo mucho trabajo. - dijo el vicepresidente, volviendo a la realidad mientras agitaba su cabeza para sacar todos los pensamientos que tuvo en tan pocos segundos.

La mirada del chico rubio se dirigió hacia donde se encontraba la de su mejor amigo. Se había perdido tan solo unos instantes atrás, para encontrarse con la imagen del abogado, recargado sobre el escritorio de algún otro empleado firmando papeles.

- Ya veo que es lo que hace que tengas mucho trabajo, Styles. Dime, cuántas veces te has acostado con él? ¿La chupa bien?

- Qué? ¿De qué hablas? No, nada de eso. De dónde sacas esas ideas? - dijo nervioso

- A mí nadie me dice que no, Styles. Y lo sabes, si es necesario congelar el infierno para que todos los malditos fines de semana salgamos tomar algunos tragos, lo haré. - Su amigo lo observaba perplejo esperando su siguiente movimiento. - TOMLINSON VEN AQUÍ!

El abogado giró su cabeza sorprendido ante el llamado del menor de los Horan. Se puso en marcha acatando la instrucción.

- Se me es requerido?

- Más que requerido, licenciado Tomlinson. - Harry seguía sin separar la mirada de su amigo estaba nervioso, pero no identificaba la causa. - Aquí el señor Styles, tiene una invitación que hacerle.

Harry se atragantó con su propia saliva al escuchar esa oración ser despedida de la boca de rubio. No tenía ni la más mínima idea de que era lo que tenía que decir o de cómo actuar ante tan repentina situación.

- Uhm...emm...ah... si no me equivoco, a lo que se refiere Niall, es que como todos los fines de semana quiere estar cerca de la muerte a causa de todo el alcohol que meterá en su sistema y quería invitarlo. Claro, si no tiene nada que hacer.

- Agradezco la invitación, pero no sé si a mi mujer le agrade la idea. Me parece que teníamos un compromiso.

- Cómo se llama su mujer, licenciado? Si me lo permite saber.

- Eleanor Calder, señor Horan.

- Dios lo ampare, pero no se preocupe. - Dijo el hombre rubio mientras tomaba el teléfono de escritorio y marcaba un número. – Verónica, llama a la señora Calder y dile que se presente en la oficina del señor Styles lo antes posible. - Y sin más, colgó.

Se escucharon unos golpes en la puerta de la oficina, ante los cuales Niall otorgó permiso para pasar.

- Elena, me alegro de verte.

- Eleanor. Te lo he dicho mil veces, Horan. Qué quieres, Styles?

- Vaya, parece que alguien amaneció del lado equivocado de la cama. No es necesaria tanta hostilidad, Elena.

El licenciado, que se encontraba quieto observando toda esa escena sin saber cómo reaccionar.

- Al grano, que quieres Styles?

- Nada de eso, Harry no te habló. Te he citado yo para sacarle permiso a tu marido de ir con nosotros al bar esta noche. Prometo entrégalo mañana temprano sano y salvo.

- Señor Styles, señor Horan; una vez más agradezco su invitación, sin embargo, si mi memoria no me falla, hoy es el cumpleaños de Max de manejo de redes y tanto mi esposa como yo, hemos sido invitados a la celebración.

- Cariño, no te preocupes. Sal a disfrutar con ellos, de verdad, lo digo de todo corazón. Le diré a Max que lo lamentas mucho, pero tuviste algún percance. Celebra tu primera semana aquí. - Dijo Eleanor antes de que cualquier otra persona pudiera hablar.

- Estás segura, cariño?

- Por supuesto. - Se acercó hacia él, depositando un beso en su mejilla. - Diviértete amor, nos vemos mañana. - Y sin más, procedió a retirarse.

Tanto el vicepresidente como el abogado, estaban sorprendidos ante lo que sus ojos acababan de presenciar. Eleanor Calder. La misma Eleanor Calder, que había llamado "culo suelto" a Harry tan solo unas semanas atrás y había abofeteado a Louis en frente de toda la oficina. Hace menos de 3 días había accedido sin presión alguna a que su esposo saliera a tomar con dos de las personas que más odiaba en el planeta e incluso parecía contenta de haber tomado esa decisión.

- Bueno, parece que tenemos un plan. Nos vemos en el club de golf a las 6 de la tarde, licenciado Tomlinson. De ahí, los llevaré a unos de los mejores antros de la ciudad. - Dijo el rubio.

-  Me parece bien. - Comentó el abogado, aún sin procesar todo lo que había sucedido -  Cree que pueda llevar a un amigo?

- Cuantos tú quieras llevar. Entre más, mejor. Pero recuerda no fallarnos, ahora si puedes retirarte.

- Muchas gracias, permiso. - dio media vuelta y salió.

- Eres un maldito, Horan.

- Yo siempre obtengo lo que quiero, Styles.

El rubio se puso de pie y procedió a apagar el computador de su amigo, tomar su portafolio, llaves y un saco, para así obligarlo a salir de esas cuatro paredes junto a el

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