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El cansancio mañanero lo estaba consumiendo, su cuerpo era absorbido por la fatiga causada por la falta descanso apropiado a consecuencia de todo lo que había sucedido en las ultimas semanas, por su cabeza no se dejaban de reproducir las palabras de aquel hombre "50 años de estar sin amar" "si tú no eres libre ellas lo serán por ti" "le hice más daño quedándome a su lado" realmente era eso lo que quería para su vida?

No había realmente nada que lo atara a su mujer mas que el temor de aquel hombre cobarde que se encontraba en su interior, tal vez ella si lo amaba pero que mejor regalo para un ser querido que su felicidad, Louis jamás le podría dar a Eleanor aquel matrimonio de fantasía, con niños corriendo por toda la casa llenándola le alegría y el amor siendo desbordado por todos los poros de su cuerpo , la idea no le desagradaba en absoluto, siempre había querido forjar una familia y tener aquel lugar especial al cual llamar hogar sin embargo no con Eleanor.

Por otro lado, por más que la mujer se esmerase en ser aquel rayo de luz que alumbrara sus grises mañanas no estaba ni cerca de serlo, habían pasado grandes momentos juntos al igual que desgracias era algo imposible de negar, siempre había sido un gran soporte para el abogado cuando el mundo de este parecía venírsele encima, pero a medida que los años pasaban el encanto parecía marchitarse y la farsa se volvía más difícil de mantener.

Todos esos bobos sueños de romances ficticios siendo arrebatados por el mismo y todo por nada más y nada menos que miedo, el miedo al que dirán, el miedo al que pasara, el miedo a que las cosas no salieran como eran planeadas o tal vez el miedo a la soledad aun que que podría ser peor de todas formas todas las mañanas despertaba en una cama al lado de la mujer que ante los ojos de todos se trataba del amor de su vida, pero para él se trataba de el "amor" que lo destruía.

Harry no era su príncipe de brillante armadura que lo salvaría de la desdicha y mucho menos el hombre con el que pasaría del resto de sus días, pero si el que lo había hecho abrir los ojos, el que le había hecho mirar al futuro para combatir el presente y no cometer los mismos errores del pasado y aun que Harry se tratara de únicamente sexo y deseo la marca que había dejado en él iba más allá de eso.

Hundido en sus pensamientos logro parquear su automóvil para comenzar su día laboral, bajo del vehículo siento azotado por el frio clima londinense mientras se dirigía hacia el interior del edifico donde se encontraba su oficina, dentro los alaridos matutinos comenzaban, gente corriendo, teléfonos sonando, las suelas de los zapatos siendo azotadas por el reluciente suelo de mármol y algún que otro grito.

El ascensor llego a la plata baja donde estaba siendo esperado por el licenciado tomlinson, sus puertas se abrieron dándole paso mientras seleccionaba el botón del décimo piso quera donde su despacho estaba ubicado.

- Espera espera – una mano alcanzo a colocarse en medio de las dos puertas del elevador impidiendo que estas cerraran.

El silencio se apodero del espacio haciendo que la respiración agitada de aquel hombre que había entrado corriendo se convirtiera en lo único audible dentro de esas cuatro paredes de acero.

- Buenos días, Lou - el rizado soltó para romper el hielo que se había construido durante esos incomodos segundos

- Buenos días, señor Styles – su semblante era frio e inexpresivo, no encontraba razón por la cual actuar así con el hombre sin embargo no se sentía el derecho de hablarle de otra manera, seguía siendo su jefe y eso no cambiaria

- Parece que regresamos a las formalidades eh

- Nunca las abandonamos señor, usted es mi jefe y merece respeto- una vez mas quedaron en total silencio

JuiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora