Llegue a mi hotel demasiada cansada; habían sido demasiadas emociones; tire mi bolsa al piso y arrastre mis pies hacía la cama, me tire en ella, ni si quiera tenía ganas de cambiarme, solo cerré los ojos esperando descansar pero alguien interrumpió mi sueño.
—Eres muy insoportable ¿sabes?—me gire y la encontré sentada en uno de los sofás.
—¿Por que eres tan amargada?
—¡Tengo sueño! viaje 14 horas para tu funeral pensando que no te vería jamás y llevas todo el día detrás de mi, si hubiera sabido que tendría una fantasma detrás de mi, hubiera mandando solo un arreglo de flores.
—Eres cruel.
—¿Qué es lo que quieres? jamás necesitaste mi ayuda viva, dudo que muerta ahora si.
—Te equivocas, por eso estoy aquí.
—A ver para que soy buena—la mire.
—Quiero que pases tiempo con Sam y mis hijos.
—¿Que? ¡No!
—¿Por que no?
—Porque no, ni si quiera conozco a tus hijos.
—Los conociste cuando tenían dos años, ahora tienen cinco—sonrío.
—Como sea, no, yo vuelvo a Corea en unos días.
—Por favor Atenea, solo quiero que conviva contigo, eres la única que no los conoce.
—Lo siento por trabajar—dijo sarcástica.
—Entiendo eso , aunque mi tía siempre se quejaba.
—Aun lo hace.
—Quédate unos días más, al menos para el cumpleaños de los gemelos. No quiero que Sam pase su cumpleaños triste.
—suspire— ¿Cuándo cumple años?
—14 de Febrero; solo unas semanas.
—pase mis manos por mi cara— Tal vez pueda trabajar desde lejos pero solo tres semanas, el 15 me voy—asintió.
—Me parece perfecto, así que te dejo descansar; por cierto mañana puedes ir a mi casa, estoy segura que Sam no podrá mandar a los niños a la escuela; no sabe peinar, prepara buenos desayunos pero en arreglar a mis hijos es pesimo.
—Pensé que su mamá o la tuya lo harían.
—Si, pero una mano extra, no le vendría mal.
—Lo pensaré.
—Esta bien; descansa Atenea.
—¿Tu también?—ella río mientras salía de la habitación— bien, necesitó dormir,
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