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The Date

Mire Vicky   nerviosa; hoy era mi cita con Sam, Erin no había aparecido en todo el día y eso era extraño

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Mire Vicky nerviosa; hoy era mi cita con Sam, Erin no había aparecido en todo el día y eso era extraño.

—¿Estas lista? Harry me acaba de avisar que el pecoso viene para acá.

—Bien—me mire en el espejo.

—Te ves hermosa.

—¿Crees?

—No lo creo, lo estás.

Le sonreí y me acerqué abrazarla; a pesar de discutir todo el tiempo, era mi hermana.

—Estoy feliz que Sam salga contigo, Erin era nuestra prima y estoy segura que está feliz de verte con el.

—¿No crees que es muy rápido?

—Atenea; la vida es muy corta, Sam la ha pasado difícil y encontró algo en ti. Si pasó es por algo.

Suspire; tal vez y tenía razón. No estaba segura sobre qué iba a pasar entre él y yo pero le había prometido a Erin no irme hasta después del cumpleaños y lo iba a cumplir aunque me estuviera enamorando de Sam, tenía que cumplir mi promesa.

—Sam, ya llegó—dijo Lexy— ¡wow! Te ve hermosa.

—Gracias—sonreí.

—Bueno, tu príncipe te espera.

Reí; negué con la cabeza y empecé a caminar hacia las escaleras, suspire antes de bajar, estaba nerviosa. Era mi primera cita en mucho tiempo y está era una cita con el esposo de mi prima, eso me ponía más nervioso.

Baje las escaleras y ahí estaba a él; con unos jeans negros, una camisa y un saco negro. El me sonrió y yo hice lo mismo. Se acerco a mi quedando muy cerca de mi; me dio un beso en la mejilla, sentía mis mejillas arder.

—Te ves hermosa.

—Gracias, tu te ves muy guapo.

—¿Nos vamos?

—Vamonos.

El camino fue corto y silencioso, mientras Sam manejaba y cantaba, yo miraba los edificios por la ventana. Una de sus manos estaba en mi muslo, sonreí por inercia.

—Hemos llegado.

El auto de Sam se detuvo enfrente de un restaurante muy lujoso; miraba por la ventana lo hermoso que era hasta que lo vi acercarse a la puerta; la abrió y tomo mi mano para que pudiera bajar.

—Wow, Sam, esto es hermoso—lo mire.

—Lo mejor para ti.

Ambos caminamos hacía la entrada del lugar, donde nos esperaban, una mujer nos guió hasta nuestra mesa que estaba un poco alejada de los demás. La chica se alejo y ambos nos sentamos en nuestros respectivos lugares, no dejaba de mirar a Sam, se estaba esforzando todo que empiezo a creer que no podría dejarlo en dos semanas .

𝐘𝐮𝐚𝐧𝐟𝐞𝐧; 𝐒𝐚𝐦 𝐇𝐨𝐥𝐥𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora