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Problemas

Sam me miraba esperando una respuesta; Erin estaba a lado de mi, diciéndome que no tenía que decirle nada

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Sam me miraba esperando una respuesta; Erin estaba a lado de mi, diciéndome que no tenía que decirle nada. Esto era cada vez más difícil ¿cómo le iba a explicar que veía a su esposa muerta?

—¿Entonces?

—No es nada Sam.

–¿Por qué hablas sola?

—Lo qué pasa que—mire a Erin— vas a pensar que estoy loca.

—Jamás lo pensaría.

—No le digas Atenea.

—Si le voy a decir.

—¿Que?—me miró confundido.

—Puedo ver a Erin, es un fantasma muy insoportable.

Sam me miró intentando asimilar lo que le estaba diciendo. Se levantó y empezó a caminar de un lado a otro.

—¿Que acabas de decir?

—Puedo ver a Erin, de hecho la veo desde el día de su funeral y no sé por qué.

—¿Ella está aquí?—dijo mirando a todos lados.

—¡Atenea!

—Si, ella está aquí.

Vi como se empezaba tensar, sus ojos estaban rojos como si quiera llorar.

—¿Por qué te fuiste?

—Sam—dije.

—¿¡Por qué te fuiste Erin?! Me dejaste con dos niños.

—Dile que nunca fue mi intención irme.

—Ella dice que jamás fue su intención irse.

Sam se rio y negó con la cabeza.

—Te necesitaba, los niños lo hacen.

–Sam, no es su culpa.

—Si en verdad está aquí. Quiero que me responda.

—No puede.

El solo me miró dolido; subió las escaleras y escuché como azotaba la puerta. Mire a Erin.

—¿Ves lo que ocasionas?

—¡Tu me presionaste!

—¡Yo no te dije que le dijeras!

Puse los ojos en blanco y la ignoré para subir con Sam; toque varias veces y no me abrió.

—Sam...—ninguna respuesta— Sam por favor.

Pasaron los minutos y abrió la puerta. Había estado llorando, me acerqué a él no sabía si quería que lo abrazara.

—¿Podrías abrazarme?

𝐘𝐮𝐚𝐧𝐟𝐞𝐧; 𝐒𝐚𝐦 𝐇𝐨𝐥𝐥𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora