Souta Kawata.

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LoverUzumaki♡.

Hana portaba su uniforme con todo el orgullo del mundo. La falda plizada que reemplazaba el pantalón de cargo de los chicos en las reuniones se ceñía a su cintura dando vueltas en la cabeza de varios de los miembros de Toman.

Uno de ellos era Souta, quien la veía como si de un hermoso espejismo se tratara.

Aunque la chica sólo tenía ojos para una paersona; Mikey. El capitán se había robado el corazón de la Takane desde la primera vez que lo vió y sin intención alguna, pues para mala -o tal vez buena- suerte, él rubio sólo lograba verla como una amiga.

Y eso se lo hizo saber aquella misma noche en la parte de atrás del templo, intentando ser cuidadoso con sus palabras, pero lastimandola inevitablemente en el proceso; rechazó sus sentimientos para después irse, huyendo del llanto de la chica.

En cambio en peliturquesa la buscaba preocupado, pues realmente era extraño que ella desapareciera luego de una reunión de la nada.

—¿Hana-san?.

—Souta-kun.—El escucharla hablar de esa forma quebrada le rompió el corazón. Se acercó a ella sin saber que hacer pero sobre todo queriendo calmarla.

—¿Qué ocurrió?.—Intentó suavizar sus facciones para no verse más intimidante y que ella se sintiera peor. Los sollozos seguían escapando de su boca.—¿Hana-chan?.

—Él me rechazó, en serio no tenía oportunidad alguna, ¿eh?.—Rió sin gracia con las lágrimas aún cayendo de sus ojos.

Angry sólo pensó en que lo quería matar.

¿Como alguien podría rechazar a esa chica?, ¿Acaso el líder estaba ciego?. Maldición, la molestia lo invadió por completo.

Aunque se quedó pasmado al sentír como esta se alegaba a su pecho y lloraba apretando su camisa. Pasó lentamente sus manos hasta llegar a abrazarla, como cuando su hermano lo consolaba cuando era pequeño.

—Ya, todo va a estar bien.—Aseguró mientras dejaba caricias en su espalda.

Él se iba a asegurar de ello.

[...]

Los meses pasaron como hojas que lleva el viento otoñal. Souta, quien todo ese tiempo se había puesto la misión de conquistar a la chica en un intento de que ella olvidé al rubio estaba ahí junto a ella, en la pequeña colina que daba vista a una parte de la ciudad.

—Hana-chan.-Llamó.

—¿Sí, Souta-kun?.

Estaba más que nervioso por decirlo pero se armó de valor y las palabras salieron.

—Estoy enamorado de tí.

El ambiente pareció congelarse un momento, y no de la forma romántica. Ella lo veía estupefacta y pensando que podía responder para no quebrar su corazón de la misma forma que hicieron consigo.

—Lo siento mucho.—Se disculpó, pues reconocía que el chico a su lado era adorable, realmente le gustaría poder enamorarse de él.—Aún tengo sentimientos por Mikey-kun, no podría salir contigo sin ser cien por cien sincera. En serio lo siento.

Él asintió, si bien el rechazo dolía Y en el fondo tenía unas horribles ganas de llorar, agradecía su sinceridad y valoraba el hecho de que no fuera deshonesta con sus propios sentimientos, eso probablemente los hubiera lastimado a ambos.

—¿Entonces no tengo ninguna posibilidad?.

—Nunca dije eso.—Se apresuró a contestar ella.—Sólo déjame olvidarlo, luego de eso estoy segura de que voy a caer a tus pies.

[...]

Y vaya que se lo tomó literal.

Pues darle tiempo al tiempo había servido, también el aceptar que Manjiro simplemente no era para ella y finalmente poder darse la oportunidad de entregarle su corazón al peliturquesa.

—Tan preciosa.—Murmuró este mientras sentía el roce de sus sexos por sobre la ropa.

Habían aprovechado el hecho de que Smiley tenía que ir a dejar su moto a reparación para tener un rato juntos, originalmente se suponía que era una tarde de películas pero el que Hana se subiera sobre sus piernas había causado que a lo que menos atención le prestaran fuera la televisión.

Sus manos reposaron en las caderas de la fémina mientras esta las tenía al rededor de su cuello. Guiaba un vaivén lento disfrutando del momento y de lo placentero que era aquel contacto sobre su erección.

—Souta-kun.—Ronroneó en su oído cuando las manos del chico subieron hasta su cintura, rozando con la piel cálida de su abdomen descubierto por el top que había elegido.

Sus labios jugaron con dulzura pero a la vez se devoraban con ansias, sus lenguas se encontraron enrredandose entre sí provocando que el calor subiera aún más.

—Más rápido, preciosa.—Ordenó al separarse. Ella acató acelerando el movimiento de sus caderas  y Souta se dedicó a jugar con el borde de su camiseta, tentado de quitarla en cualquier momento.

Hana al notar esto sonrió de lado y ella misma se deshizo de la prenda, dejando al chico embobado por la vista de aquel sujetador negro que hacía contraste con su piel suave. Llevó su rostro hasta el monte de sus pechos dejando besos en el suave lugar y ella lo dejo hacer dedicándose a jugar con su cabello mientas sentía como los labios del chico bajaban cada vez más.

—Quitatelo.—Volvió a ordenar.

Verlo en aquella faceta dominante era tan...Mierda.

Como pudo desabrochó el broche de la prenda y quitó esta dejando al descubierto aquella parte tan íntima. Algo avergonzada intentó cubrirse pero de inmediato Souta tomó sus manos para alejarlas y de lleno se apegó a ellas.

—No sabes todos los chicos que quisieran estar aquí ahora.—Lo escuchó murmurar mientras llevaba sus dedos hasta ellos para estrujarlos con cuidado.

—Pero tú eres el único con el privilegio.—Respondió antes de soltar un jadeó por la mordida que este dejó entre ambos.

Ninguno se percató del sonido de la puerta ni de como las llaves caían hasta que escucharon la voz de Nahora tras ellos.

—¡¿Qué están haciendo?!, ¡Y en la sala!.

—¡Smiley!.—Souta se apresuró en cubrir los pechos de la chica con sus manos y está en un acto desesperado de lo mismo atrajo su rostro más a ellos dejándolo apresado en medio.—¡No veas!.

—Los espero afuera, cuando vuelva tendremos una conversación pendiente.—La apuntó para volver sus pasos y salir de la casa otra vez.

Al parecer iban a tener que esperar.

—¿Souta-kun?.—Cuestionó.

Este ni siquiera se molestó en responder, no quería salir de ese lugar tan cálido jamás.

—¡Souta-kun!.

—Perdón, perdón.

𝘖𝘯𝘦-𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 𝘛𝘰𝘬𝘺𝘰𝘳𝘦𝘷¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora