Takashi Mitsuya.

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Parte final y súper larga, mini fic se armó de esto JAJA hagan sus teorías ¿De dónde creen que viene la obsesión que Akane tiene con su físico? Si algún comentario adivina se lo haré saber.

Los tacones de tonalidad rojiza chocaban contra la fría cerámica del piso con total seguridad. Su falda apegada al cuerpo que tanto se había encargado de ejercitar para mantener a su gusto junto a la blusa negra a juego que denotaba la elegancia que había adquirido con los años.

Aquella fachada de colores brillantes la abrazó junto al olor a plastilina y dulce, vió en su reloj de muñeca la hora para verificar que había llegado a tiempo, sonrió aliviada al ver que sí. Tomó con fuerza el cuero de su cartera para entrar al auditorio del lugar.

Las luces apagadas le indicaron que el show aún no comenzaba, los asientos estaban en su mayoría ya ocupados. Buscó con la mirada alguna silla libre y se apresuró a llegar a una de las pocas que encontró, justo en el centro y a una altura conveniente para ver el escenario en todo su esplendor.

Texteó un par de mensajes rápidamente avisando que ya estaba en el lugar y guardo de inmediato su teléfono al sentir el primer reflector encenderse.

Llevaba esperando eso desde el momento en que vió por primera vez aquellos ojitos, nada iba a lograr distraerla.

Excepto cuando vio aquella cabellera tan familiar llegar un par de filas delante suyo. Literalmente se le paró el corazón.

—Corazón, ya estoy aquí.

—Kei.—Farulló en un susurro para dejarse abrazar por el pelinegro y recibir un casto beso en sus labios.—¿Cómo lograste sacarte a Kazu y Fuyu de encima?.

—Bueno...—Baji rascó su nuca avergonzado para indicar la entrada del lugar.

Ahí estaba la pareja, con un cártel y cámaras al borde del llanto.

Negó divertida, los chicos eran lo máximo. Desde el primer instante lo fueron.

La voz de la maestra de Yui resonó en el lugar, todos los niños estaban formados con sus pequeños gorritos y botargas para para recibir sus diplomas.

—Es mucho para mí, mírala.—Sollozó de emoción al ver a la pequeña pelinegra con su trajecito color rosa y una sonrisa resaltando sus mejillas regordetas.

—Mi bebé.—Chilló el ojiambar al ver a su hija.—¿En qué momento pasó tanto tiempo?, Parece que recién ayer estábamos meciendola por toda la casa para que dejara de llorar y ahora se está graduando de Kinder.

Finalmente, después de un par de mocosos sin importancia -como los llamó Keisuke- al fin, era el turno de su princesa.

Los gritos de los otros dos al igual que cientos de flashes de cámaras los acompañaron en aquel momento que tenía tanta carga emocional par ambos. Baji lloraba de felicidad mientras que Akane también lo hacía pero consolandolo a la vez.

La pequeña Yui Baji Kinosuke bajó del escenario para correr en dirección a sus padres con la cartola en la mano. Ambos la recibieron con muchos abrazos, besos, felicitaciones y sus tíos incluso le habían llevado flores y chocolates.

Takashi vió aquello con el rabillo del ojo, con la culpa acumulándose en su pecho.

Hakkai a su lado le dió un apretón en el hombro como señal de apoyo, Yuzuha no mencionó ni hizo nada, en los años que habían pasado se encargó de soltar todo lo que tenía que soltar con respecto a lo que el pelimorado había hecho. Al menos le alegraba ver así a la que fue su mejor amiga en su momento, sonriente y con alguien que la adoraba.

𝘖𝘯𝘦-𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 𝘛𝘰𝘬𝘺𝘰𝘳𝘦𝘷¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora