2. Abierta al amor

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Aquí les dejo un nuevo capítulo 🌼

- ¿Maddox?

- Jojo. - pronunció él. - Jojo.

- Menos mal que has despertado. - expresó Jojo algo más aliviada. El pánico que sintió al ver a Maddox inconsciente por su culpa no se comparaba a ningún sentimiento que hubiese experimentado con anterioridad.- ¿Te encuentras mejor? - ella le secó el sudor de la frente con una toalla que había humedecido en el grifo, y acunó su mejilla en la mano con ternura. - Creo que debería examinarte un médico.

- No hace falta. - respondió en voz baja. - Siento haberte preocupado.

Los ojos de Maddox lucharon por adaptarse a las luces del techo que daban de lleno contra su rostro, y que lo hacían ver más pálido de lo habitual, lo que sólo incrementó esta desmoralizadora angustia en su pecho que no tenía planes de cesar. Sus labios también lucían resecos, y Joanne tuvo que obligarse a no insuflarles personalmente algo de vida. De color. Aunque, al mismo tiempo, no pudiera dejar de preguntarse qué hubiera ocurrido si Maddox no hubiera perdido el maldito conocimiento, y si de haber llegado hasta el final, ella no hubiera terminado arrepintiéndose de tal decisión. Porque, en aquel momento, se sentía tan presa del deseo, de la atracción que podía percibirse como perfume en el aire, que no hubiese permitido que las dudas arruinasen este momento.

- Bebe un poco, por favor. - ella abrió la lata de coca cola y se la acercó a la boca. - Algo de azúcar te sentará bien.

- Gracias. - respondió. Y Maddox ingirió el contenido de la lata para segundos después volver a colocarla vacía sobre la mesilla. - Lo siento. Yo... - él la miró, y esa palidez desapareció para dar paso a un ligero rubor en sus mejillas. - Soy patético. - se recriminó a sí mismo. - He perdido la maldita oportunidad de mi vida. Y ha sido todo culpa mía.

- ¿De qué estás hablando?

- Lo he arruinado todo.

Joanne deseó aliviar su cargo conciencia, y atraparlo entre sus brazos fuertemente como consuelo, pero sabía que cualquier gesto de compasión de su parte terminaría hiriendo ese dichoso orgullo masculino.

- No seas tan duro contigo mismo, cariño. - ella pasó los dedos entre los rizos de su cabello, y lo instó a volver a tumbarse. - Aunque es la primera vez que un hombre se desmaya cuando estaba a punto de hacerle una felación, entiendo que son cosas que pueden pasar. Tranquilo. - los lamentos de Maddox no tardaron en oírse, y eso le hizo darse cuenta de que había vuelto a avergonzarlo. - ¿He sido demasiado sincera otra vez?

- Soy patético. - repitió.

- ¿Cuándo fue la última vez que estuviste con una mujer?

¿Acababa de preguntarle lo que creía que acababa de preguntarle?

- No hay por qué hablar de otras mujeres. - respondió él a la defensiva.

- Creo que lo mejor será que reserve otra habitación para esta noche. - le comunicó ella poniéndose en pie, aunque todo lo que quisiera hacer era comprobar si había acabado estropeando su amistad. - No me gustaría llegar a casa y pillar al señor Moore con las manos en la masa. Seguro que me costaría volver a mirarlo a la cara. - Joanne soltó una risita nerviosa en su intento de relajar el ambiente, pero al no recibir respuesta alguna del hombre, terminó dándose por vencida. - Descansa, ¿vale?

- No te vayas.

La mano caliente de Maddox frenó en seco cualquier intento de ella por salir huyendo.

- Por favor. - insistió.

- Soy yo quien tiene la culpa de todo, Madd. - admitió a su pesar. - Me dejé llevar sin pensar en lo que supondría para nuestra amistad que nosotros hiciéramos el amor. Que yo... - ella tuvo la tentación de dar un paso al frente, de volver a sus brazos, pero se esforzó en contener ese deseo. - Lo siento mucho.

#2 Mía, al fin (Trilogía Jackson Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora