16. Bittersweet

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Aquí tenéis un nuevo capítulo!

Siento la tardanza

Disfrutadlo!

-¿Se puede saber qué demonios ha pasado?

Joanne Jones no dejaba de deambular de una esquina a otra del despacho a medida que el agua de sus propias lágrimas regaban el suelo de madera a sus pies. A duras penas, la mujer estaba siendo capaz de respirar con normalidad, y esta angustia en la boca de su estómago empeoraba cada vez que la imagen de su esposo besando a esa chiquilla volvía a inundar su mente. Él le había dicho incontables veces que la amaba, y en la primera crisis, se había lanzado a los brazos de su antigua compañera de instituto echando su matrimonio por la borda.

-Tienes que estarte quieta, Jojo. -le sugirió Sunny desde el sofá. Su enorme barriga de embarazada no le permitía estar demasiado tiempo de pie. -¿Vas a decirme ya qué ha ocurrido?

-¡Se besaron! -exclamó. Y ella recordó que por su bebé no podía permitirse perder la calma. -Se estaban besando en mis narices.

-¿Quiénes?

-¡Maddox y esa chica! -respondió ella. Sunny abrió los ojos como platos al oír su respuesta, pero sacudió la cabeza como si no se creyera la noticia del todo. -Pillé a Sierra Jenkins y a Maddox besándose.

-Eso no es posible.

-Hunter también los vio, Sunny.

Joanne corrió a los brazos de su amiga para echarse a llorar como en los viejos tiempos.

-Ay, dios mío.

- Sunny. - ella buscó refugio en el hombro de Sunshine quien la recibió con ternura. - No sé que me pasa. Me duele aquí. - Joanne colocó una mano sobre su pecho en lo que tomaba asiento a su lado. - Tengo que tranquilizarme. Esto no le hace bien a mi bebé.

-Sí, tienes que tranquilizarte. - le pidió su amiga mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano. - En nuestro estado, deberíamos evitar las emociones fuertes. No nos hacen bien.

-¿Como quieres que esté tranquila? Si su padre es un perro engañador. -reveló y volvió a echarse a llorar desconsoladamente sobre su hombro. -Y mentiroso. ¿Dice que ama? Mis narices que me ama.

-Maddox no puede haber besado a esa cría, Jojo.

-Tiene su edad y casi la tuya, Sunny.

A Sunshine a veces se le olvidaba que ella también seguía siendo una cría.

A punto de dar a luz.

Pero una cría de todas formas.

-¿Qué está pasando aquí?

Su hermano entró en el despacho con el casco de su moto bajo el brazo, y ese ramo de tulipanes que solía regalarle cuando ella se encontraba en sus peores momentos.

-¿Qué te pasa, cariño?

Ella se levantó del sofá a toda prisa para correr a los brazos de su protector.

-Hermanito.

-¿Qué te ha hecho ese idiota de Maddox, preciosa? - le preguntó. - ¿A ti y a mi sobrina? Lo machacaré.

-Tu hermana vio a Sierra y a Maddox besándose. -reveló Sunshine sin pelos en la lengua.

-¿Qué?

La mujer se estaba preparando para ver a su hermano cruzando esa puerta dispuesto a ir en busca de Maddox Cassady, pero éste depositó las flores en el jarrón de cristal que adornaba su escritorio, y después tomó asiento en el sofá junto a la señora Brooks como si nada realmente importante hubiera ocurrido.

#2 Mía, al fin (Trilogía Jackson Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora