- TJ, ¿qué demonios estás haciendo con la escopeta de papá?
Su hermano se giró hacia ella con la vieja escopeta de su progenitor colgada al hombro tras haber estado agazapado en la ventana como un auténtico depredador de la sabana. Le había costado días enteros que él la perdonara, que hiciera a un lado el error que cometió al haberle ocultado la verdadera naturaleza de su relación con Maddox, y, sobre todo, que volviera a casa junto a ella. Hasta hace un par de días, Tate había estado de refugiado emocional en casa de su supuesta novia, de la cuál, sólo sabía que había heredado una granja familiar a las afueras de Jackson Creek. Su hermano mantenía su relación en el más absoluto secreto, y después de lo ocurrido con Maddox, ella no se sentía con la suficiente legitimidad como para pedirle unas cuántas explicaciones.
Lo más probable es que ellos terminaran peleando otra vez, y ese era un riesgo que no iba a atreverse a cometer.
- ¿Esto no será por Maddox, verdad?
- Punto para ti, hermanita. - Tate cargó la escopeta mostrándole lo bien que seguía funcionando el arma, y volvió a echar un vistazo por la ventana. - Ya está aquí. - anunció. El pánico le atravesó las entrañas al verlo dirigirse a la puerta, lo que la obligó a bajar los escalones restantes a toda prisa. - Voy a recibirlo como Dios manda.
- ¿A punta de tiro?
Estaba claro que TJ había terminado de perder el juicio.
- No eres un maldito justiciero, TJ. - lo encaró ella. - Tampoco es que Maddox haya salido corriendo tras conocer la noticia de mi embarazo. De hecho, no sabes lo que me costó convencerlo. - el entrecejo de su hermano se arrugó al no comprender sus palabras. - Quiere que me vaya a vivir con él a su apartamento.
- Tú no saldrás de esta casa a no ser que sea vestida de blanco. - le advirtió. Y el sonido del timbre les hizo guardar silencio a ambos. - No volveré a cometer el mismo error dos veces. ¿Me has oído?
- Esto no se trata de ti, TJ.
- ¿Jojo?
La voz de Maddox volvió a enfriar la mirada de su hermano.
- ¿Estás ahí?
- ¿Y a qué viene eso de "salir vestida de blanco" de esta casa? - cuestionó ella. - ¿Quién te crees que somos? - TJ la ignoró con descaro, y volvió a intentar dirigirse a la puerta. Ella se interpuso en su camino. - Se racional por una vez, por el amor de Dios. Y olvídate de esa dichosa idea tuya de restaurar mi honor. ¡Es una gilipollez!
- No lo quiero en esta casa.
- Abrid la puerta. - les exigió Maddox desde el otro lado. - Os estoy oyendo.
- Es tu mejor amigo. - TJ negó con la cabeza en lo que ambos luchaban silenciosamente por apoderarse del arma. - También es como un hermano para ti. Así que, te suplico, que no lo pagues todo con él.
- Jojo, ¿qué está ocurriendo?
- Maddox dejó de ser algo mío desde el momento en que se atrevió a fantasear con mi hermana a mis espaldas. - soltó a la defensiva. - A ocultarme que sus escapadas de Jackson Creek eran por ti, y no por cualquier otra mujer. - le aclaró su hermano. Aún seguía furioso porque ella no le hubiera contado acerca de sus fortuitos encuentros en Vancouver. - Traicionó mi maldita confianza. ¡Como tú!
- ¡TJ, abre! - exclamó Maddox. - Podemos hablarlo, por favor.
- Sería injusto que no lo perdones a él también. - le reprochó ella.
- No tiene ni punto de comparación. - le hizo saber TJ. Y terminó entregándole la escopeta a regañadientes para dirigirse de vuelta al salón. - Haz lo que quieras.
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#2 Mía, al fin (Trilogía Jackson Creek)
RomanceSi yo la amo, ¿qué podría importarme lo que la gente piense de mí, o de este amor que ha intoxicado mis venas durante años? Y no es como si no hubiera intentado arrancármelo del pecho más veces de las que puedo recordar, a pesar de que, siempre ter...